En cualquier caso, hay firmas que "denigran" la obra y son una falta de respeto al artista (que sí, que hay cosas peores, pero es una falta de respeto).
Es como si voy por la calle y me encuentro a Angelina Jolie. Solo llevo un boli y un tebeo (o un Angelus original que tengo, mira). Y claro, Angelina por la calle, no la voy a volver a ver seguro, así que le planto el tebeo (o el Angelina Jolines original, que puedo excusar con la coña y todo) para que me plante un firmazo en medio de la portada de Daniel Acuña, yo que sé.
Bueno, pues bien. Tengo la firmona, pero la tengo en un-pedazo-de-papel-que-llevaba-encima. Porque no he usado el tebeo como obra en sí para esa firma, sino como recipiente físico. Tanto me daba que fuera en un folleto del Carrefour. Igual que si en casa tengo que apuntar algo con urgencia y escribo el número de la habitación de hospital y la dirección encima de un Imposibles Vengadores. El valor que le doy al cómic, es el del papel.
Con esto, pasa lo mismo. En realidad me da igual que este chaval me firme un Visión, que un Funko, que un Masacre, que un Vengadores. No hay conexión con la obra, por lo tanto, no es una dedicatoria o un ejemplar firmado, sino el recipiente de un autógrafo, que valoro más que el material sobre el que está impreso.
Si encima, como es el caso, hay alevosía, premeditación e intencionalidad, en plan "ponedme los cómics por delante que os firmo lo que sea", pues la falta de respeto es todavía peor.
Ya digo que no creo que este chico, ni a los que firmó, ni los que defienden el acto, sumen nada al mundo del cómic ni lo valoren.
Al contrario. Solo restan y desprestigian, un medio que de por sí, ni tiene prestigio ni es valorado.
Pero que si encima se mean en él sus supuestos lectores, ya apaga, y a tomar un poquito por culo.