He leído
Enanos Nº 13: Fey del Templo.
Por fin he podido hincarle el diente a otra entrega de esta colección, y debo decir que ha sido un número francamente bueno, quizá de los mejores de la serie hasta el momento. Nicolas Jarry vuelve a demostrar que es un escritos con grandes dotes para desarrollar a los personajes, pero también que sabe imbuir cierta alma a sus historias, consiguiendo calar en los corazones de los lectores. El dibujo corre a cargo de Paolo Deplano, un artista italiano que ha destacado por su trabajo en "Maestros Inquisidores", otra obra de fantasía de Soleil, también escrita por Jarry, además de haber participado en anteriores entregas de Enanos. Gráficamente me ha parecido un trabajo muy sólido, tanto a nivel narrativo como en ese abigarrado trazo donde cada viñeta está plagada de detalles con cierta dosis de realismo. En los inicios de la colección comentaba que el dibujo parecía estar un peldaño por debajo de otras series de la saga, pero poco a poco va mejorando y aquí se ve una importante evolución positiva al respecto. Hay escenas que son una maravilla, y debo admitir que visualmente he disfrutado mucho de este cómic, que nos recuerda algunos aspectos importantes de la BD europea.
Aunque el dibujo es muy bueno, confieso que a mí me ha cautivado la historia. Jarry emplea de nuevo la primera persona para narrarnos las peripecias de Fey, que aunque quería ser ingeniera, por su condición de mujer acabó convirtiéndose en capitana de la legión de hierro, algo que si no recuerdo mal lo pudimos ver en un volumen anterior. La primera parte del tomo nos muestra a Fey como una férrea guerrera que se enfrenta a ogros para proteger a los elfos blancos. Sin embargo, su vida da un giro importante cuando recibe la carta de su madre en el lecho de muerte. De ese modo, recibe un permiso para volver a su hogar, el cual se encuentra inmerso en una lucha contra los orcos. Además, el norte y el sur de la región se encuentran divididos, lo que le imposibilita la obtención de ayuda y víveres para combatir a los culos verdes. Cuando llega Fey, su madre ha muerto, pero le ha dejado una carta en la que
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Además, encuentra unos planos para reconstruir un viejo puente que servía para unir el norte y el sur. A partir de ese momento, Fey, su padrastro y Torun, al que conocimos en el tomo 11, luchan por llevar a cabo el proyecto de construcción de un puente que todos creen que es imposible, pero que podría ser la salvación de su pueblo. Por su condición de mujer, Fey deberá luchar contra la oposición del consejo y las restricciones de su rey para llevar a cabo adelante un proyecto que supondrá una innovación de grandes proporciones, realizado contra viento y marea, que también contará con un papel fundamental de las mujeres enanas.
Es curioso como en los tiempos que corren se publican muchos cómics que pretenden promulgar la igualdad entre géneros, pero muy pocos consiguen algo mayor que un panfleto propagandístico. Jarry, por el contrario, desarrolla a una mujer fuerte que se opone a una sociedad machista anclada en el pasado y con miedo a evolucionar. Realiza una verdadera arquitectura argumental en la que pone de manifiesto que la figura de la mujer es igual a la del hombre en todos los sentidos. Fey es una mujer tozuda, inteligente y fuerte, que se ha forjado en el crisol de la vida más dura, simplemente por haber nacido mujer, la cual en esta sociedad parece estar destinada a cocinar y cuidar del hogar y de sus hijos, sin llegar a valorar otros aspectos. Sin embargo, Jarry va modelando un personaje que va contracorriente y que demuestra a todos que una mujer es tan capaz como un hombre de realizar grandes hazañas, o de desarrollar una profesión que solo parecía pensada para el sexo masculino. En mi opinión, una magnífica muestra de como se debe abordar el tema y de cómo se puede escribir una historia que transmita una idea de igualdad en un mundo tan necesitado de ella.
Otros aspectos interesantes de esta entrega es ver como Jarry sigue construyendo todo un universo de ficción alrededor de los distintos personajes que se nos han ido presentando. Tenemos el regreso de Torun, pero también hay importantes referencias a Aral y a Redwin, quizá el enano más recurrente en este mundo de fantasía. Además, me parece especialmente reseñable el desarrollo de la trama, que comienza mucha acción, pero que pronto da un importante giro, sin que por ello pierda nunca el interés. De hecho, durante las páginas en las que se va detallando el proyecto del puente, plagadas de conversaciones técnicas o de temas relativos a la construcción y sus materiales, me ha parecido sumamente interesante como se plantean las dudas para su posterior resolución. Asimismo, destacaría el nivel de investigación de Jarry, que parece haberse empapado bastante para dar una gran dosis de realismo a sus exposiciones en los diálogos. Aunque la historia tendrá más acción propia de la fantasía en el tramo final, incluso cierta dosis de epicidad cuando nuestra protagonista hacer historia entre su pueblo, me quedo con la emotividad que transmiten las escenas finales en las Fey descubrirá el amor verdadero con la más grande de sus "construcciones", el milagro de la vida. En definitiva, un gran episodio de esta serie que parece que sigue subiendo el nivel, apuntalando un universo de ficción que se vuelve cada vez más complejo e interesante y con el que yo estoy disfrutado mucho.