He leído
Sargento Furia: ¡En las fauces de la muerte!.
Anteriormente en este hilo.
Una vez concluida la lectura de este tomo, confirmo que esta serie supone una gratificante sorpresa y posiblemente una de las grandes revelaciones de esta línea. Es curioso, porque el número incluido en este volumen ofrece una lectura sumamente entretenida, pero también una bastante densa. Las cuatrocientas páginas largas cunden más que las seiscientas de otros tomos con contenidos similares. El propio Roy Thomas confiesa que su trabajo en esta serie tiene demasiado texto y que le sobra un alto porcentaje. Y es que hay momentos de pura adrenalina donde los personajes dan auténticos discursos, por no mencionar el parloteo constante que tienen en todas y cada una de las viñetas del tomo. Esto no es óbice para su disfrute, pero no deja de ser una lectura densa y con mucho contenido, a veces un poco excesivo, la verdad. No obstante, también es parte de su encanto, al igual que el elenco de protagonistas, que son una parte esencial del éxito de una serie tan extraña, done el concepto del superhéroes es llevado al género bélico. En definitiva, es una historia de guerra al más puro estilo Marvel, incluyendo sus globos de pensamiento pesimista y la verborrea incesante para desdramatizar muchas de las situaciones. Desde luego, no se puede negar que uno adquiere un amplio vocabulario en cuanto a insultos, que más que ofender nos pueden hacer reír bastante. Unos diálogos muy ingeniosos.
Cabe destacar que en estos números tenemos el momento en el que Roy Thomas toma el relevo de la serie en cuanto a los guiones, siendo la primera serie de Marvel que comenzó a escribir. El tomo incluye dos extensos artículos del autor en el que nos detalla algunos aspectos interesantes del proceso creativo, donde no solo tomó personajes y escenario propios del conflicto histórico, sino que añadió otro tipo de referencias culturales y literarias muy interesantes. No obstante, y el propio autor lo confirma, Thomas estaba un poco verde, lo cual no significa que lo hiciera mal, sino simplemente que mimetizo hasta el absurdo el estilo de Stan Lee, que por aquella época revisaba los diálogos y corregía cada palabra hasta que no tuvo tiempo material para hacerlo. De todas formas, Thomas es tan divertido como cargante con una cantidad de textos de apoyo larguísimos y unos diálogos más largos aún. De todas formas, sin ser algo malo per se, más bien una cualidad reseñable de la serie, veremos que Gary Friedrich, quien relevaría a Thomas, en el último número de la cabecera regular incluido en el tomo, sigue la misma línea.
Entre los temas a tratar hay un amplio abanico, como la ausencia de Dino, siendo sustituido por Eric Koening, para después pasar a formar un grupo de ocho soldados; lo que en un principio parecía un cambio de personajes que aportaban un poco lo mismo, manteniendo ente sus filas a alguien que domine el alemán, se convertiría en una apología al alemán que no es un nazi, una figura maltratada y manchada de por vida por el simple hecho de haber nacido en Alemania. Un tema que se introdujo debido a una carta en el correo de los lectores. Igualmente se trata el tema de los japoneses nacidos en Estados Unidos, que también sufren un estigma tras Pearl Harbor; la campaña de África, la resistencia francesa, los partisanos italianos, incluso pisarán tierras griegas en el mismo Coliseo romano. En fin, un ritmo trepidante a lo largo de toda la serie que se transmite en una combinación entre momentos históricos y ficción. Yo me lo he pasado francamente bien y espero que este tomo tenga su continuación, porque es una pena que una serie de esta calidad no haya estado al alcance del público en más ocasiones. Aunque es una verdadera lástima que no sea a través de un formato más económico, porque estoy seguro que llegaría a un mayor número de público.
En el apartado gráfico tenemos a Dick Ayers, que junto al entintador John Tartaglione formaran un equipo muy sólido, dejando estampas verdaderamente buenas. Tengo que reconocer que a mí Ayers en esta serie me gusta muchísimo. Es cierto que no tiene el talento de un Kirby o un Buscema, siguiendo más las pautas tradicionales de la narrativa, pero a pesar de tener cierta irregularidad, el nivel medio es muy bueno. Hay una evolución positiva enorme desde su entrada en la serie, sobre todo gracias a la regularidad que ofrece ser entintado por un mismo artista. Una lectura muy agradable, que permite ver en primera persona las primigenias aventuras del Sargento Furia y los Aulladores. WAH - HOOO!