He leído Ken Parker Nº 11.
Me ha gustado mucho este tomo, en el que de nuevo el western se combina con el drama humano para ofrecer dos buenas historias donde predomina la caracterización de los personajes y lo elaborado de sus tramas. Además, tenemos una importante novedad, ya que el guionista Giancarlo Berardi es acompañado en sus labores por le también escritor Mauricio Mantero. Esto provoca un cambio sutil en el tratamiento de nuestro protagonista, que a pesar de tener un papel importante en ambos relatos, es durante gran parte de la trama un secundario, incluso está ausente durante muchas páginas. Esto es un recurso que ya se ha visto en más ocasiones al o largo de la serie, y que tan buenos frutos ha dado en beneficio del plantel de personajes desarrollados en las diferentes aventuras. Otra curiosidad es ver que, aunque se mantiene la esencia de Ken Parker, sus diálogos ingeniosos, cargados de humor irónico y sarcástico, se ven reducidos ostensiblemente, sin per der de vista su evolución a lo largo de la serie, así como su condición crítica ante el ser humano y sus injusticias.
Comenzamos con "Justicia divina", una historia que nos devuelve uno de los aspectos que más ha potenciado Berardi a lo largo de la serie: el suspense. En el pueblo de Lawton, Oklahoma, una joven aparece asesinada con signos de violación. En su mano esconde el botón que delata a su asesino. El pueblo organiza un grupo de linchamiento y pronto las pruebas indican que el culpable podría ser uno de los dos soldados que estaban de permiso la noche anterior, pertenecientes a Fort Sill. Así da comienzo una aventura en la que se potencia una investigación de los hechos, al más puro estilo de una novela de detectives, con un acusado aquejado de amnesia y una historia que se va conformando a su alrededor, cargada de dramatismo y de culpa. Como viene siendo habitual, tenemos una elaborada trama en la que se explora el sistema judicial del Salvaje Oeste, donde la venganza está a la orden del día, que no parece ser suficiente para el pueblo, principalmente para el padre de la víctima, que contrata a un cazarrecompensas para vengar la muerte de su hija. Una historia muy intensa, en la que sobrevuela siempre la duda razonable para el lector, que no conocerá la verdad hasta el tramo final de la historia. Curiosamente, después de haber tejido un intrincado e interesante guion, la resolución de la trama, centrada en el dramatismo y las injusticias sociales de épocas pasadas, a mí me ha dejado insatisfecho. Por un momento los autores juegan con el inevitable giro final que nos sorprenda, pero todo queda en nada decidiendo mejor culminar el relato por la vía emocional. Aunque no se puede calificar por ello de malo el resultado final y el conjunto del a historia, sí que me ha parecido un poco precipitado este desenlace, que sinceramente me lo esperaba de otra forma. No obstante, también es un recurso para mostrar a nuestro personaje como alguien humano y falible, que no tiene porque acertar siempre, lo cual sí me parece más interesante.
Al tablero de dibujo regresa Bruno Murraffa, uno de mis dibujantes preferidos en esta serie, principalmente por su capacidad para mostrar escenas cargadas de detalles, así como un estilo al que le viene muy bien el blanco y negro. También me ha llamado la atención que algunos personajes muestren similitudes con artistas de cine, me ha parecido ver a Charles Bronson, pero no estoy muy seguro, o incluso en un principio parecía que uno de los soldados implicados podría parecerse a Blueberry, aunque no son más que destellos de un artista que trabaja muy bien la ambientación, el sombreado y un detallado entintado. Quizá en anteriores trabajos estaba más alejado del western que en esta ocasión, donde la serie se aleja del género de aventuras para regresar a su esencia imbuida de misterio y con la investigación de un homicidio. Par mí, la mejor historia del tomo.
En la segunda parte de este volumen tenemos "El día que ardió Chattanooga", que cuenta con los lápices de Giancarlo Alessandrini, otro habitual de la serie. A pesar de tener un trazo menos detallado, también es un artista que realiza un buen trabajo, quizá mucho más próximo a Milazzo, pero con un estilo más detallado. La verdad es que el dibujo de esta serie, en líneas generales, es bastante bueno, más allá de que el formato le siente mejor a unos que a otros. También hay que decir que no es el punto fuerte, ya que creo que tanto las interesantes premisas de los guionistas como la capacidad de convertir a los personajes en creaciones tridimensionales, consiguiendo transmitir diferentes emociones al lector, son la clave del éxito de una serie que trasciende al western, tratando de explorara diferentes aspectos de la condición humana.
La historia gira en torno a un incendio provocado sobre esta ciudad, que esconde un meticuloso plan para atracar su banco, que guarda una importante suma de dinero. Sin embargo, no contaban con el desencadenante de ciertas circunstancias, que derivarán en un robo con rehenes. Parker se encuentra en Chattanooga en una misión del ejército, para comprar unos caballos, cuando se ve envuelto en la situación junto a unos soldados. A diferencia de otros relatos anteriores, donde el guionista nos mostraba una especie de Ocean Eleven al más puro estilo del Salvaje Oeste, en esta ocasión, tenemos una perspectiva muy diferente, ya que se centra en la comunidad antes, durante y después de los hechos que acontecen, los cuales marcan sus vidas de forma irremediable. Este pequeño poblado es retratado a la perfección, desde las típicas mujeres cotilleando sobre sus vecinos, los poderosos que solo se preocupan de sus intereses, los pobres granjeros que no pueden mantener su vida, mucho menos ofrecer una educación a sus hijos, o incluso el racismo, el machismo y la diferencia abismal entre las distintas clases de una sociedad de la época. Un retrato acertado e interesante de un micromundo que se viene abajo cuando se produce un desastre como un incendio, que pone en peligro a toda la comunidad. Ese es el momento en el que afloran los héroes, unen sus hombros ante la dificultad, la gran mayoría, no todos, claro, y sale a relucir nuestro gran protagonista: Ken Parker, mostrando su versatilidad y su atractiva personalidad, no solo por su audacia y valentía, sino también por su inteligencia.
La historia está bastante bien, sobre todo en ese aspecto humano, donde los personajes muestran estar cercanos a la realidad en todas sus facetas, pero de nuevo creo que la trama adolece de un desenlace un poco prematuro. Falla también un poco la narrativa cuando empieza la acción, siendo complicado distinguir a los "buenos" de los "malos" en ciertas escenas, lo que tampoco beneficia demasiado. Y esa forma de concluir todo en cuatro viñetas, dejando un poco la sensación de final abierto, que no es que sea un mal recurso, pero en esta serie a veces no termina de funcionar. es como si pusieran los créditos del final de una película antes de tiempo y te quedaras con la cara partida. Creo que esta asociación de guionistas debe pulir un poco en el futuro ese aspecto de sus trabajos. Más allá de esos pequeños detalles, la verdad es que la serie sigue a un nivel muy alto. Ya hemos alcanzado las 22 entregas originales y la verdad es que está siendo una de las sorpresas más agradables del último año y lo que llevamos de este. Además, en un formato económico, que es algo a tener muy en cuenta. Esperemos que no se resienta con el paso del tiempo, pero a estas alturas yo creo que se puede considerar que es una serie que merece cierto reconocimiento y que por lo menos yo no la conocía hasta ahora. Sin duda alguna, una lectura altamente recomendable y que no tiene nada que envidiarle a nuestra querida Blueberry, que no es poco.