He leído
Ken Parker Nº 8.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Berardi continúa con esta pequeña joya, regresando a los orígenes del género con dos magníficas historias plagadas de guiños al cine clásico de John Ford, destacando su construcción y desarrollo con los personajes. Tenemos de vuelta a Millazzo en el primer relato, mientras que el segundo corre a cargo de Bruno Marraffa, que a mí personalmente me gusta más con este estilo plagado de detalles, mucho más propio para esta edición en blanco y negro. Con cada entrega que leo, más me gusta esta serie y más contento estoy de haberme decidido a darle una oportunidad, porque me está haciendo disfrutar de lo lindo con un cómic tan próximo al género de aventuras como al western.
Comenzamos con
"Hombres, bestias y héroes", un álbum dedicado a narrar el último tramo de la relación entre Parker y Pat O'Shane, una amistad nacida fruto de la necesidad y que se ha convertido prácticamente en una relación próxima al del padre y una hija, que en este tomo tendrá su independencia, así como el logro de un sueño hecho realidad. Una de las principales características de esta serie es la humanidad de los protagonistas, algo que traspasa las viñetas y provoca cierta emotividad en la despedida. Además, esa hilaridad en los diálogos, con un humor irónico muy inteligente, añade una mayor tridimensionalidad a los personajes, siendo inevitable que el lector acabe encontrando un nexo emocional con ellos. De ese modo, la historia funciona en todos los aspectos posibles, desde el drama humano y la vida diaria de unos vaqueros que forjan sus lazos de amistad en el duro día a día hasta la acción y la emoción propias de las aventuras en el Salvaje Oeste, cuya agreste vida no está exenta de penalidades. Por lo tanto, desde la simplicidad de un argumento muy básico, surge una historia que te llega al alma.
La trama gira en torno a la culminación del sueño de Pat, que junto a Ken viajan a Doge City en busca de vaqueros que le permitan llevar un rebaño de vacas hasta Sioux Falls. El pase por una de las ciudades más típicas y tópicas de género estará marcado por guiños a figuras muy reconocibles del western fílmico. No he sido capaz de reconocer a todo el mundo, pero destaca entre otros la figura de Bill Wild Hickok en una mesa de póquer, o la efigie de un sosias de Dean Martin, incluso referencias a Billy el Niño. Aunque no estoy seguro del todo, me ha parecido que había alguna referencia velada a alguno de los vaqueros de Marvel y DC. No obstante, la más destacada de todas sucede a la salida del pueblo, donde se cruzan con cierto vaquero de acento francés que canta una conocida canción cuando se dirige hacia el horizonte. Creo además que es una referencia a la muerte de Goscinny, ya que se habla de un cementerio y de su cara de tristeza, que si no me falla la memoria sería a mediados de los setenta o así, encajando con la época de la serie. Un bonito detalle por parte de Berardi si realmente es así.
Como viene siendo habitual, otros de los aspectos más destacables es su calidad a nivel documentalista, ya que podemos vivir en primera persona como es la dura vida del vaquero, en este viaje en le que estarán presentes los indios, los cuatreros y las dificultades propias del traslado de grandes cantidades de ganado. Aventuras, drama, humor y todos los elementos propios del western se dan la mano en una historia que sin grandes artificios, pero con mucha solidez, consigue mantenerte atrapado hasta el final, para que nuestro protagonista empiece otra nueva etapa en su vida. Por cierto, destacar también como se respeta la continuidad, cuidando todos los detalles al respecto, cuando Ken recupera su viejo fusil. Sin duda, una gran historia.
Si en la anterior veíamos homenajes y guiños,
Butch el implacable es una historia que es un guiño en sí misma. Y es que Berardi realiza un auténtico homenaje a una de las películas del director John Ford, "La diligencia", realizando algunos pequeños cambios, pero la base de la cinta está prácticamente ahí. Incluso hay escenas que son calcadas a la película, como cuando Ken es recogido con su silla de montar. De hecho, el conductor diría que se parece mucho, o por lo menos yo lo recuerdo así. A pesar de las similitudes, también hay que decir que Berardi teje un argumento ligeramente diferente. Comienza con la presentación de Butch, un cazador de cabelleras, que tras ser raptado por los comanches muestra su odio visceral a los indios con esta profesión. Como no podía ser de otra forma, los autores introducen el debate sobre algunos aspectos de esta guerra india que afecta a todos los norteamericanos de la época. Ken ejerce el lado moralista del asunto, mientras que Butch es quizá la voz práctica de alguien que se adapta a un mundo duro y despiadado de la única forma que sabe. Esto sirve también para ponernos en contexto en una época en la que la vida de un hombre tenía un precio, a veces posiblemente demasiado bajo. Por otro lado, se nos ofrece el debate sobre la independencia de la mujer en un mundo de hombres, donde se muestra a una joven que defiende la educación y su carrera por encima del matrimonio y la vida familiar como marca la sociedad del momento. Feminismo, igualdad, racismo y una serie de elementos que más que una crítica social son elementos para exponer un debate y que el lector saque su propias conclusiones. Veremos una crueldad igual provocada tanto por indios como por el hombre blanco a lo largo de la historia, dejando claro que en un mundo así es muy complicado posicionarse al lado de alguien concreto, ya que todos aportan su grano de maldad. De ese modo, en medio de esa ambigüedad, tan real como la vida misma, tenemos un giro final sobre algunos de los protagonistas, que no son realmente lo que decían ser. Aunque esto no influye en los debates expuestos, sí que nos ofrece una nueva perspectiva del asunto. Y es que dentro de la moralidad, o el debate igualitario también se debe añadir la picaresca.
Tras la presentación del personaje que da nombre al álbum, la historia nos devuelve a Ken Parker, que es recogido por una diligencia tras perder su caballo. Así da comienzo un viaje al que se irán sumando nuevos protagonistas, en el que los comanches lo convierten en una diana cuando entra en escena Butch. Un historia muy buena, con un sabor clásico y con todos los elementos propios del género, que utiliza como motor la disparidad de visión sobre el "problema indio", mientras se cuelan incontables guiños a una de las más reconocibles y recordadas películas de uno de los grandes maestros del western. Solo faltaba ver por ahí a John Wayne durante el rescate de la caballería. En definitiva, otra magnífica entrega de una serie que no hace más que depararnos grandes momentos y que sin duda es uno de los grandes clásicos del cómic europeo, así como un claro referente, a la altura del Blueberry de Charlierd y Giraud, que no es poca cosa.