Es una ley de la ficción, una caracterización externa favorable a base de hundir a otros personajes:
¿Cómo hago que el lector sepa que mi nuevo villano mola más que ninguno? Haciendo que le dé una paliza al Joker, al que tiene muerto de miedo, y que le limpia los zapatos con la lengua. Ergo:
Mi personaje >>>>> Joker
Imagínate sí mola.
Claro, construir un personaje de cero, argumentar por qué es tan importante o cool, demostrar con actos o a base de su caracterización, es más difícil, queda mejor maltratar a cualquier otro para que el mío destaque (algo muy Bendis, por cierto).
No respeto ni nunca he respetado este tipo de actos.