Es todo, V.
La actuación de Coronado es magistral. Bosqueja un gañán, acabado, decadente, impúdico, sin escrúpulos, asqueroso (cómo se bebe los cubatas, ojo a las escenazas de interpretación medida con el delirio alcohólico). Un tío que de verdad, de verdad ha tocado fondo. No una Jessica Jones de necesito medio rabo negro, jo tía. No el típico detective borrachín divorciado. Un tío que de verdad es ahora lo más bajo de la escala social. Un paria, un apestado.
La dirección de Urbizu... es que... es otro planeta. Junto a Aranoa o Rodríguez, son de lo mejor del cine español moderno. Técnicamente es impecable. El pulso, el ritmo. La fotografía que mata (¿te acuerdas del final, el plano en la silla?). La sobriedad en los encuadres. Todo está hecho con primor, al detalle, artísticamente perfecto. Las escenas de violencia, cojonudas. La del puti duele.
Y ese guion que no te trata como un idiota. Que no te lo mastica todo machaconamente como la mayoría del género de baja calidad. Ese guion que vas descubriendo junto al personajes de Santos Trinidad, según él avanza. Lo cojonudo de los diálogos, sin excesos, sin retraca, sin artificios ni imposturas.
Y Santos Trinidad. Joder, Santos Trinidad. Qué maravilla de personaje. Qué bien montado, qué bien hecho, qué todo. Conozco más de un escritor y dos que han basado algún personaje en él. Y es que es normal. Enamora, deja huella.
Una película para la que faltan adjetivos y palabras bonitas.
Una peli que trascenderá e irá ganando a cada década. Un auténtico clásico de nuestro tiempo.
Y es que no destaca solo en el cine español; es una película que mira de tú a tú a cualquier producción americana con diez veces más presupuesto.