Leído el integral #4. Guardaba una joyita en su interior,
"El señor de las montañas" en el que Van Hamme se saca la chorra y nos deja un guion con una narrativa perfecta, con viajes en el tiempo, ouroboros, paradojas temporales y cambios en el presente que afectan al futuro, todo contado de una forma tan milimétricamente equilibrada, que a pesar de la complejidad que podría conllevar para el lector,
es narrativamente perfecto y en ningún momento tienes que volver hojas atrás porque se te ha pasado algo. Que arquitectura tan compleja, hilvanada de manera tan (aparentemente) sencilla.
Se convierte en mi álbum favorito hasta ahora, junto con
"Los arqueros".