El Drácula de Coppola tiene, efectivamente, una historia de amor que no tiene más sentido que conseguir que adolescentes góticas se pongan en la biografía de Instagram "he cruzado océanos de tiempo para encontrarte".
Tiene una actuación bastante floja excepto por Gary Oldman.
Tiene un derroche de efectos especiales sin ningún sentido (ni qué decir los de Van Helsing) que sólo sirven para crear un villano excesivamente poderoso, casi omnipotente, que luego queda ridículo cuando es derrotado.
Pero creo que lo peor de todo es Keanu Reeves quedándose en el castillo como si fuera totalmente gilipollas una y otra y otra vez, sin un momento de lucidez. Joder. En la novela ve pequeños indicios de reojo, a lo lejos, durante breves décimas de segundo de que algo raro está pasando con Drácula. Pero es que en la peli ésta no hay salvación posible, ni siquiera con la excusa de que te esté hipnotizando con sus poderes vampíricos o algo así, es que si no te das cuenta de que tienes un jodido vampiro delante eres gilipollas.