Sobre gustos, colores... las únicas quejas razonables, son las que conciernen a la calidad del producto... no es tan complicado: compras una grapa y al ojearla en casa, te encuentras con la desagradable sorpresa de una página arrugada y mal impresa... te maldices por no ser más observador cuando coges los ejemplares en la tienda... pero no pasa nada, ya lo cambiarás a la semana que viene...
El problema preocupante aparece cuando, el flamante ejemplar de MLE por el que has pagado más de 40 pavos, cruje la primera vez que lo abres como si viniera del Sahara, las tintas negras son grises, tiene páginas manchadas, y no puedes cambiarlo, porque los ejemplares que hay en tienda están igual o peor que el que compraste...
Ese tipo de quejas son saludables para todos nosotros... si nos las tragáramos todas, al final bajarían más el listón de la calidad de los productos...