He leído
Secret Wars Nº 1-9.
Con muchísimo retraso, debido principalmente a lo que me ha costado conseguir esta colección con las portadas de Alex Ross, por pura cabezonería de un servidor, por fin he podido leer esta miniserie, a la que la tenía especial ganas, y que en su día me pareció un evento muy atractivo tal y como lo vendían en los diferentes medios especializados. El otro motivo importante era ver como concluía Hickman su capítulo final de larga etapa en los Vengadores, que se había presentado con muchas pretensiones, las cuales había conseguido colmarlas en las dos cabeceras implicadas, pero quedaba la, por así decirlo, la traca final, donde el guionista debía dejarlo todo bien atado, con un final digno de la epopeya que se había molestado en construir. Antes de nada, y como soy consciente de que al final acabaré enrollándose por mucho que no sea mi intención inicial, debo dejar clara una cosa: me ha gustado. Aunque iré desarrollando un poco más mi opinión al respecto, lo que quiero que quede claro desde el principio es que Hickman me ha convencido y me ha hecho pasar un rato muy entretenido, totalmente intrigado con el desarrollo de la historia. Eso ya es un gran avance, porque desde hace un tiempo a esta parte huyo de los eventos/
crossovers como alma que lleva el diablo. Incluso me he limitado a leer la historia troncal, dejando para momentos posteriores algunos
tien-ins que leeré si están dentro de series que sigo y alguna cosa puntual, que espero ir comentando en este hilo. Y creo que he acertado, porque he podido disfrutar de la historia de un tirón, como se disfrutan los trabajos de Hickman si está inspirado, sin pausas en la lectura innecesarias, que solo sirven para romper el ritmo.
Hay varios aspectos que hay que tener muy claros con esta historia, algo que ya se venía oliendo en su etapa de los Vengadores. El primero de todos es que es un homenaje sentido a las Secret Wars de 1985, perfilándose casi como una versión actualizada mezclada con una versión imaginaria de Juego de Tronos, o un mundo similar con tintes propios de la Edad Media. A pesar de que no deja de ser el punto culminante de un extenso periplo con los Héroes más Poderosos de la Tierra, donde ya se pudo ver retazos de homenajes a Crisis en Tierras Infinitas, realmente estamos ante una combinación de los dos grandes eventos que marcaron tanto a DC como a Marvel durante la década de los ochenta. Esa es la premisa inicial. De hecho, a lo largo de la miniserie podemos ver multitud de guiños que el propio Julián nos explica, por si alguien no se había percatado de ellos, en los Spot Ons, llegando a calcar edificios y elementos emblemáticos de la maxiserie original. Además, los grandes protagonistas son, en cierto modo, los mismos de aquella historia, contando con el Hombre Molécula, los Todopoderosos y el Doctor Muerte en primera línea. Vamos, yo creo que más evidente no puede ser.
Otra de las características a tener en cuenta es que Hickman es un guionista de historias, pero su punto flaco son el desarrollo de los personajes. Esta miniserie es un buen ejemplo de ello. No hay apenas tratamiento de la coralidad. Hay multitud de personajes, pero la acción solo se centra en algunos muy concretos. En realidad, teniendo en cuenta que el resultado final funciona bien, no podríamos considerarlo un fallo per se. Pero si es uno de esos aspectos muy a tener en cuenta si te interesa una obra de Hickman. De aquí salen reforzados algunos personajes, pero una mínima parte teniendo en cuenta todos los que por aquí desfilan. De hecho, si lo acabamos sintetizando todo, al final todo se reduce a la última gran historia de los 4 Fantásticos, y a uno de los enfrentamientos más interesantes entre Reed Richards y Victor Von Muerte. Soy consciente que estoy estrechando mucho el cerco, pero prácticamente todo viene a reducirse a eso, a pesar de que todo ha desembocado de una larguísima etapa con los Vengadores. No me extraña que ante este giro argumental en el protagonismo pues haya quién no acabe del todo convencido. A mí, personalmente, como creo que se ha hecho tan bien y de una forma gradual, además de que hemos tenido la presencia de los Illuminati, no lo veo tan mal, pero si te paras a pensar fríamente el tema no deja de ser curioso. Y es que el papel de la Primera Familia es capital. No solo Reed, sino también Valeria, uno de los personajes que más y mejor ha sido tratado en los últimos años, que será otra pieza clave en la resolución de la trama.
No deberíamos olvidar tampoco como por una vez en una de las grandes editoriales han pensado en la historia antes que en el beneficio económico, evitando que Esad Ribic sea sustituido, manteniendo una coherencia gráfica de principio a fin. Creo que a veces los editores no son conscientes de lo importante que resulta esto para los lectores, ya que ese constante baile de dibujantes en muchas ocasiones repercute en la calidad incluso de los guiones. Ribic es un autor que me gusta, a pesar de que ha cambiado su estilo pictórico por uno más convencional, posiblemente para poder mantener el ritmo de las publicaciones norteamericanas, pero aún así, su trabajo está bastante bien, consiguiendo trasmitir la atmósfera necesaria para una historia que, en cierta forma, aúna superhéroes con fantasía heroica. Después, tenemos por fin una saga que da realmente lo que promete. Es decir, el Universo Marvel no volverá a ser el mismo, una frase hecha de la que han abusado durante la última década pero que ahora, por fin, cobra un nuevo sentido y es prácticamente una realidad. Además, no se abusa de la muerte de muchos personajes. Tampoco sé si realmente todos quedan muertos, ya que en la escena final vemos como
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De todas formas, lo que quería enfatizar es que todo está más o menos bien trazado, sin que lo que veamos parezca ser fruto del azar o de la simple explotación de la espectacularidad a lo blockbuster, sino más bien forma una parte coherente de la saga. Por supuesto, tenemos grandes batallas y momentos de
splash pages que buscan el impacto en el lector, pero yo no veo ahí nada gratuito, sino como una parte más de una historia del género que está bien concebida de principio a fin, algo especialmente raro en los tiempos que corren. Obviamente, queda la puerta abierta al Nuevo Universo Marvel que pretende explorar y explotar la editorial, pero es normal, al fin y al cabo es un universo de ficción que continúa, aunque sea en una nueva etapa, en principio esperanzadora al menos por parte de los creadores. Después, como suele ser habitual, el camino se demuestra andando...
En definitiva, hay que reconocer que Secret Wars es una historia muy bien planteada y desarrollada. Prácticamente tenemos un esquema base como es el primer número de presentación y que da inicio al final del mundo tal y como lo conocemos, seguido de un segundo de presentación del nuevo escenario conocido como Mundo Batalla, donde poco a poco ser irá desgranando que sucedió tras el evento, como se construyó esta nueva realidad, quienes son los implicados y como se acaba dividiendo en diferentes facciones. Curiosamente, aunque vemos a Muerte erigirse como un Dios, al igual que en la saga clásica, a mí en esta ocasión me ha parecido ver mucha más ambigüedad. El monarca de Latveria es de los pocos personajes que merecen un análisis profundo, ya que realmente me cuesta verlo como villano durante gran parte de la saga. De hecho, hay una conversación trascendental en la que afirma ser el único que ha intentado salvar al mundo y lo ha conseguido, mientras que su eterna némesis solo se ha podido salvar a sí mismo. Realmente él piensa que hace lo mejor para todos, igual que gobierna su país de esa forma tan extraña en el que parece haber sumisión, pero hay una gran parte de devoción. Quizá moldea el Mundo Batalla de una forma un poco extraña, dividido en territorios dominados por barones que le rinden pleitesía, pero al final todo se reduce a que es la vida que conoce y no sabe hacerlo de otra forma. De ahí ese reto final para ver quien es capaz de hacerlo mejor que él. No obstante, este complejo tratamiento que encaja muy bien con uno de los grandes villanos del Universo Marvel, tiene múltiples interpretaciones, sobre todo cuando él mismo muestra cierto miedo a desvelar la verdadera naturaleza de la creación del mundo, o la ocultación de toda la historia anterior a Mundo de Batalla. Ese oscurantismo es su perdición, entre otros factores propios de Juego de Tronos. Y es que poner a Mr. Siniestro en según qué puestos, es obvio que te puede traicionar. Y no hablemos de personajes como la Madelyne Pryor, en su encarnación de Reina Duende. Lo más normal del mundo es que la conspiración acabe llegando tarde o temprano.
Creo que poco más puedo añadir. Lo realmente importante es que es una lectura sumamente entretenida, se entiende bien de forma autónoma, tiene una cohesión gráfica y, sobre todo, es bastante interesante, sin que se cometan grandes atentados contra la esencia de los personajes, algo que no es precisamente un aspecto baladí, a tenor de como se las gastan algunos autores. Argumentalmente está muy bien trabajada, destacando especialmente la contemporización del desarrollo de la historia, las peleas típicas del género y que el argumento lleva a algún sitio. Incluso hay espacio para desvelar algunos aspecto pendientes sobre Cisne Negro y alguna cosa más, además de tener multitud de guiños a una maxiserie que en la actualidad se suele defenestrar demasiado alegremente, a pesar de que sirvió de puerta de entrada al Universo Marvel para muchos niños, así como presentó una serie de tebeos que eran muy honrados, sin necesidad de vender humo, sino puro entretenimiento. Aquí tenemos un homenaje que supera con creces el producto original, pero que es un buen ejemplo de como marcaron aquellas Guerras Secretas a mucha gente.
Para terminar, me gustaría comentar un poco la edición española, la cual es, en pocas palabras, un horror. Las cubiertas plateadas son un auténtico coñazo. Primero porque no te dejan disfrutar de la ilustración con los brillos constantes que provoca su exposición a casi cualquier tipo de luz. Y es una pena, porque algunas son muy chulas. Después, trasmiten una sensación de fragilidad enorme. De hecho, las partes de plata es raro que no estén arañadas en su mayoría y el tacto rugoso da la sensación de que la impresión no aguanta bien el manoseo y el roce, además de tener un extraño tacto rugoso. Incluso el papel del interior me ha parecido de una calidad inferior a grapas de otras editoriales. Creo que hacía tiempo que no leía una grapa de Panini, pero se nota mucho la diferencia por ejemplo con las de Valiant o ECC. Incluso con las de Planeta de Dragon Ball o Paper Girls. Soy consciente que también son un poco más caras, pero lo de las horrorosas portadas no creo que haya contribuido a abaratar el producto final precisamente. Lo peor es que las ilustraciones no se aprecian bien y eso en una portada es esencial. No sé de quién fue la idea, pero ese día se lució, desgraciadamente. Pues nada, una saga que, por fin, he disfrutado, y que me ha hecho pasar un rato de lo más entretenido. Ni siquiera yo me esperaba esto...