Sinopsis:Los Vengadores hacen una parada para repostar el combustible de su helicóptero, en su viaje de regreso a Nueva York, tras la llamada de la Brigada Juvenil en el número anterior. Ese momento es aprovechado para que el Capitán América pruebe un nuevo sistema de control de su escudo, diseñado por Iron Man. Mientras, el Barón Zemo se encuentra en su base secreta, ubicada en la parte inexplorada de la selva de Sudamérica, donde descubre gracias a la prensa que el Capitán América, su mayor enemigo, sigue vivo. Poco después, la ciudad de Nueva York es atacada por el Caballero Negro, el Fundidor y el Hombre Radioactivo, utilizando el Adhesivo-X, la creación de Zemo, para hacer salir a los Vengadores y así derrotarlos, ya que conocen los puntos débiles de sus adversarios de anteriores enfrentamientos. A pesar de ello, los Héroes más Poderosos de la Tierra consiguen escapar, pero el Hombre Gigante y el Capitán América han quedado atrapados en un trozo de asfalto, del que solo pueden soltarse con la ayuda de Pete Pote de Pasta, que les facilita un potente disolvente de su propia creación, a cambio de una reducción de condena. Una vez liberados, el grupo se prepara para el próximo ataque de los villanos, repartiendo el disolvente entre los miembros de la Brigada Juvenil, que se dispersa por la ciudad. A su vez, el Capitán América propone intercambiar los adversarios para añadir el factor sorpresa. De ese modo, entre el plan de ataque y el trabajo en equipo, los Vengadores consiguen atrapar a los tres villanos en su siguiente encuentro. Por otro lado, el Capitán América se enfrenta al Barón Zemo, que solo consigue huir gracias a la ayuda de su piloto, que es detenido por la policía mientras el huye con lo que piensa que es un depósito del disolvente de Pete Pote de Pasta, pero había sido intercambiado por gas lacrimógeno, así que no llega demasiado lejos.
Edición española:
Biblioteca Marvel: Los Vengadores #1Datos importantes:
- Presentación del Barón Zemo, que ya había aparecido en las sombras en The Avengers #4, responsable de la fundación de los Señores de Mal en esta historia.
- Primera aparición del Adhesivo-X, un invento del Barón Zemo durante la Segunda Guerra Mundial.
- Primera aparición de la base de operaciones del Barón Zemo, ubicada en un lugar desconocido de la inexplorada selva de Sudamérica.
- En esta historia, el escudo del Capitán América presenta por primera vez un sistema inventado por Iron Man que le permite recoger el escudo después de lanzarlo.
- Primera aparición de Franz Gruber, piloto y aliado de Zemo, cuyo nombre no es mencionado.
Reseña:
Ha llegado el día en el que a un servidor le ha tocado la difícil tarea de hablar de un número de la mítica etapa inicial de los Héroes más Poderosos de la Tierra. Y digo esto, porque muchos pensarán que son números flojos, que no tienen nada especialmente destacable, que simplemente son una mera excusa para una reunión masiva de personajes y poco más. Sin embargo, les aseguro que es justamente lo contrario, ya que como iremos viendo, poco a poco, este tebeo está repleto de momentos históricos, curiosidades interesantes y, además, son el reflejo vivo de lo que significa la construcción de un universo cohesionado, el elemento más característico de este escenario de ficción durante la década de los sesenta y los setenta, donde cada elemento se intentaba cuidar hasta el más mínimo detalle; aunque la memoria de Stan Lee no era muy prodigiosa que digamos. Espero estar a la altura de las circunstancias y bienvenidos a un nuevo capítulo de la Era Marvel de los Cómics: ¡Vengadores reuníos!
Reconozco que no tenía muy claro por donde empezar esta reseña. Hay una cantidad importante de datos que exponer y no quiero que se me olvide nada. Afortunadamente, Stan Lee corre en mi auxilio y, cómo no podía ser de otra manera, no hay mejor forma que empezar por el principio; o lo que es lo mismo, por la primera página. Nuestro querido Stan pasará a la historia por ser uno de esos profesionales del medio con una mayor capacidad para mostrar el énfasis. Sus cuadros de texto en la época eran un perfecto ejemplo de ello. Una vez que la Era Marvel se fue asentando, llegaron los rimbombantes apodos de los artistas y la nada humilde propaganda de sus cómics, ya fueran en forma de eslogan en la portada o como figura en la imagen que podéis ver justo arriba, que prácticamente se asemeja a la presentación de un maestro de pista cirquense. “¡¡Cuidado!!¡No rompáis este tebeo!¡No arruguéis ni manchéis sus páginas!¡Presentimos que lo conservaréis como una auténtica pieza de coleccionista durante mucho, mucho tiempo!!”. No me negaréis que, con la perspectiva que ofrece el tiempo, no os llama la atención el carácter profético de estas palabras. Desde luego, el coleccionismo como tal en aquellos momentos estaba en pañales, pero es que nadie imaginaba que estos cómics sobrevivirían a más de cincuenta años de historia y cobrarían la importancia histórica que tendrían. Stan era un charlatán, eso es innegable, pero según se mire también fue un visionario. Por cierto, en la traducción se pierde el sentido a las manchas de comida, haciendo referencia a ese momento que todos hemos vivido con mayor o menor fortuna en nuestra juventud, comiéndonos un bocadillo a la vez que leíamos un tebeo. Estoy seguro que a más de uno esto hoy le parece una locura aberrante. ¡Bendita juventud!
Ahora nos desplazamos un poco a la derecha y nos fijamos atentamente en el título. Según la Biblioteca Marvel sería: “¡Enfrentados a los Amos del Mal!”. Estoy convencido que más de uno está esperando impaciente a que hable del origen de uno de los grupos de supervillanos más importantes del Universo Marvel, traducido posteriormente como Señores del Mal, quizá el primero que reciba como tal un nombre. Pero la gran sorpresa llega cuando analizamos la historia y resulta que, curiosamente, si no es por el acertado título de la misma, esta encarnación, cuya duración sería muy breve, ni siquiera hubiese tenido nombre. Esto es lo que sucede cuando uno después de cierto tiempo da por sabidas algunas cuestiones, pero la realidad es que en ningún momento se comportan como un grupo, salvo que son dirigidos por Zemo, aquejado de otras preocupaciones más acuciantes que poner un nombre a los miembros reunidos; además, para eso ya está contratado Stan. Aún así, esta es la primera aparición canónica de los Señores del Mal, con la particularidad de que la formación cambió totalmente en su siguiente aparición, ya que todos son capturados y Zemo reúne a otros villanos, como veremos en el próximo número. Así que la mítica aparición del grupo que se haría célebre por darle una paliza a cierto mayordomo tiene un origen algo pobre y desaliñado, esa es la realidad. Y a título personal, me gusta más el nombre traducido como los Amos del Mal, que como los Señores del Mal. Igual soy el único, pero me parece incluso más pegadizo.
Ahora debería aprovechar y hablar de Zemo, el paradigma perfecto de lo que más tarde conoceríamos como retrocontinuidad, pero es que en esta primera página se condensan tantas cuestiones importantes que tendréis que aguantarme un poco más. Intentaré ser rápido, lo prometo. Los lectores más avispados estoy seguro que lo primero que piensan tras leer el texto de apoyo posterior al título es: ¿dónde demonios está el quinjet, que nunca se queda sin combustible? Y es que, aunque puede que muchos no se lo crean, la primera aparición de este importante vehículo para el grupo no llegaría hasta nada más y nada menos que The Avengers #61, en plena etapa de Roy Thomas y John Buscema. Mientras, cada uno se las tendría que apañar como pueda, o utilizaran, como en esta ocasión, un helicóptero o lo que sea, casi siempre cedido por alguien. Y se ve que se olvidaron de echarle gasolina antes de salir. Le puede pasar a cualquiera, ¿no? Pero lo realmente curioso es que en Chicago debe de haber gasolineras para helicópteros, porque nadie del grupo está repostando, todos se unen al Capitán América que aprovecha la parada para probar un invento muy útil para recoger su escudo.
Si el tema de la gasolinera lo vamos a dejar pasar, con esto no va a ser posible. El Héroe de las Barras y Estrellas, cuya habilidad con el escudo no tiene igual, utiliza un imán para recoger cómodamente aquello que considera una extensión de su brazo. A más de uno se le ha caído un mito al suelo ahora mismo. Afortunadamente, esto sería algo temporal y con el tiempo acabaría cayendo en el más absoluto de los ostracismos. Sin embargo, lo realmente importante es que temporalmente parece complicado ubicar esta construcción por parte de Iron Man entre esta historia y la anterior. Por no mencionar que nadie se extrañe de que el guardaespaldas de Tony diseñe este tipo de artefactos tan sofisticados. Las incongruencias continúan si nos fijamos en el casco del Vengador Dorado, que es ligeramente diferente al que llevaba puesto antes de comenzar el viaje en el número anterior. El cambio tuvo lugar en Tales of Suspense #54, por lo que dicha aventura se sitúa cronológicamente entre ambos números de la colección, dando lugar a la posibilidad de que sí hubiese podido construir los “complementos” del escudo. Sin embargo, el lapso de tiempo transcurrido nos lleva a pensar que la memoria de Stan le jugó una mala pasada, porque es prácticamente imposible encajar el enfrentamiento con el Mandarín en medio del viaje de regreso a Nueva York, con escala en Chicago, no lo olvidemos. Pero lo peor del asunto, es que si nos fijamos bien en los fondos que dibuja Kirby en las siguientes viñetas, da la sensación de que están en la propia mansión, con lo que el error como tal lo constituiría el texto de apoyo, el resto podría ser totalmente válido. En fin, ya podéis pasar la página, corramos un tupido velo sobre el asunto…
Para reforzar aún más mi teoría, vemos como para paliar la depresión por la pérdida de Bucky, le entregan al Capi el correo que ha recibido de parte de todo los seguidores. La explicación más razonable es que en aquellos momentos, The Avengers era bimestral, mientras el resto de colecciones tenían cadencia mensual. Nadie se le ocurrió decir que esto sucedía antes de Tales of Suspense, sino que hicieron los cambios pertinentes y ya está. De todas formas, lo importante era incidir en el complejo drama que vivía la Leyenda Viviente, sobre ella iba a girar la figura de la próxima aparición: el Barón Zemo.
Sin lugar a dudas, este es nuestro gran protagonista de hoy. Aquí nace uno de los villanos que con el tiempo se convertirá en alguien recurrente tanto en esta colección como en la del Capitán América. Se presenta como el estereotipo clásico del racista dictador que todos tenemos en mente. De hecho, la escena en la que pisa a los esclavos indígenas bien podría ser algo tanto simbólico como físico, por aquello de la supremacía blanca y el resto de propaganda del Tercer Reich, la cual acabó con la vida de tantas personas. Por otro lado, cabe destacar la ubicación de su base de operaciones, en un lugar remoto de la inexplorada selva sudamericana. Muy atentos a este lugar, porque tras esta historia apenas se volvería a hacer mención a él, pero sería recuperado por Kurt Busiek durante su etapa en los Thunderbolts. Aunque si hay algo realmente destacable es que ni en la más recóndita selva de un remoto y desconocido lugar del planeta nos podemos librar de la prensa como detonante del comienzo de la historia. La importancia de los medios de comunicación en el Universo Marvel es digna de estudió, ¿no me digáis qué no?
Acto seguido pasamos a la historia que nos muestra el origen del villano, que hace responsable al Capitán América de tener que vivir el resto de su vida con una máscara. Es imposible no caer en la cuenta de cómo Stan reviste a los villanos del mismo dramatismo que a los héroes, de manera que busca esa forma de humanizarlos. También es cierto que durante una temporada, tanto Steve como el Barón estarán muy pesados con el tema de Bucky el primero y con la capucha el segundo, pero es la forma perfecta de explotar ese melodrama y alargar las tramas hasta el infinito en una época más simple, pero también más sólida en la construcción y desarrollo de los personajes. Por último, tenemos el debut del Adhesivo-X, un producto que ni su propio creador es capaz de despegar una vez se aplica sobre cualquier elemento. Aunque no quiero adelantar acontecimientos, es obvio que Stan se repite en el concepto del superpegamento, algo que en esta ocasión dría que hace aposta para tener la solución a la trama. Y es que en un universo donde se lanzan polvos pica pica como arma, se utiliza mobiliario doméstico de todo tipo para crear sofisticadas trampas, algo como la creación del Super Glue-3 debía de ser un juego de niños. De todas formas, no intentéis hacer la prueba en casa por si acaso...
El receptor del secreto de Zemo es un fiel sirviente que responde al nombre de Franz Gruber, aunque Stan debió de pensar que no era un dato lo suficientemente importante para mencionarlo. El tema de las presentaciones de ciertos personajes en el Universo Marvel es un auténtico enigma. Quizá se pensó en su momento que algunos secundarios no tendrían una repercusión posterior. La verdad es que no sabría explicar el motivo, pero la cuestión es que no es la primera vez que esto sucede y posiblemente tampoco sea la última.
Una vez puestos en situación, nos metemos de lleno en la acción, de manera que Stan conecta el aviso de la Brigada Juvenil con el ataque de tres villanos a la ciudad de Nueva York. Sinceramente, está todo un poco cogido con pinzas. Si el hueco temporal entre la aventura contra los Hombres de Lava es incongruente, el ataque de estos Amos del Mal primigenios está encajado por la fuerza. Sea como sea, es la manera en la que se opta por poner en marcha un concepto que se convertirá en algo recurrente a lo largo de la colección. La mayoría de los siguientes guionistas la explotaran en mayor o menor media. Y no me refiero a unir villanos para enfrentarse a los Vengadores, sino a emplear a enemigos de los integrantes del grupo como una amenaza. Ya en el primer número tuvimos a Loki, ahora le toca el turno al Caballero Negro, al Fundidor y al Hombre Radiactivo. Revisando posteriores encarnaciones de los Amos del Mal veremos que esta formación no se volvería a repetir y sería la menos duradera, aunque sí que volverían a formar parte del grupo. Aunque está claro que la experiencia no fue muy provechosa para ninguno, la verdad es que, como comentaba al principio, prácticamente no se pueden llamar a sí mismos un grupo. No funcionan como tal, y el plan de ir rociando la ciudad con pegamento tampoco es que fuese especialmente brillante. Desde luego, no es uno de los mejores momentos de los Amos del Mal, ni muchísimo menos.
No obstante, el primer enfrentamiento con los Vengadores casi podríamos considerar que terminó en tablas, porque los miembros de los Héroes más Poderosos de la Tierra no son capaces de hacer frente a sus debilidades. Esto me parece especialmente interesante, ya que todos consiguieron derrotar a los villanos en sus propias cabeceras, pero apoyados por otros héroes lo primero que hacen es sacar a flote aquello que les supera. Si a eso le sumamos lo absurdo que resulta ver a seres con superpoderes bañando las calles con pegamento, es inevitable pensar que se está abusando demasiado de la suspensión de la realidad. A pesar de todo, hay que reconocerle el mérito a Jack Kirby, que orienta su trabajo hacia un terreno en el que él es el Rey: la acción desbordante. Y la salida a remolque del camión no tiene desperdicio, para qué negarlo.
De esta forma tan pintoresca llegamos al ecuador de la historia, en un tebeo que de momento está siendo muy intenso. Nuestros protagonistas no han salido muy bien parados que digamos, pero se preparan para el segundo asalto. En este pequeño descanso entre actos, comienzan a surgir elementos muy interesantes. El primero de ellos es mostrar la faceta de estratega del Capitán América, la cual es crucial para conseguir la victoria con un planteamiento lógico y natural. Estamos presenciando el nacimiento del líder natural del grupo. Después tenemos la única aportación destacable de la Avispa, que se está perfilando como la chica de las ideas, ya que no debemos olvidar que es la responsable del nombre del grupo. Eso sí, no prestéis demasiada atención a su diálogos, donde hace mención a detergentes y otras cuestiones un poco denigrantes. En la primera página tenéis un ejemplo de ello. Ya decía que esa página es oro puro y merece un análisis por sí sola.
Si hay algo que tenemos claro desde el primer número de la colección es que The Avengers ejemplifica lo que supone crear un universo de ficción cohesionado. La introducción de los Amos del Mal es otra forma de ver como se continúa el concepto a través de una evolución natural y coherente. Llegados a este punto, y teniendo en cuenta que se introduce un elemento tan peculiar como un adhesivo indisoluble, estaba claro que tenía que entrar en escena el primer villano que utilizó el pegamento como arma. Me refiero, obviamente, a nuestro querido Pete Pote de Pasta, un tipo capaz de pasearse arrastrando un cubo de cola, en lugar de un cómodo depósito a la espalda, pero lo suficientemente listo como para crear un buen disolvente por si su invento se le va de las manos. Por el contrario, Zemo, un gran científico, no es capaz de encontrar una solución a su problema. Lo sé, lo sé, mejor no decir nada sobre el asunto… Por lo menos aquí se ha respetado la continuidad, que ya es algo.
El tiempo apremia, por lo que el contraataque de los villanos no se hace esperar. El intercambio de parejas da su resultado, aunque Iron Man no parece haberse enterado de nada y se enfrenta con el Fundidor. De todas formas, a pesar de la incongruencia de la escena, se ve una versión del grupo más cohesionado, todo hay que decirlo. Y el apoyo de la Brigada Especial con un Rick Jones que ya ha recibido las primeras lecciones del Capitán América también marca la diferencia. Aunque no haré especial hincapié en lo absurdo que resulta ver a unos echar pegamento y a otros detrás echar disolvente por todas las calles, lo que no se puede negar es que estamos ante una amenaza verdaderamente pegajosa… Pero el combate estrella es, sin lugar a dudas, el del Cabeza Alada contra el Barón Zemo, que intentan cerrar sus cuentas pendientes, en una apología a la libertades humanitarias. Un buen discurso, qué duda cabe, pero una vez más se nota la ausencia de algo verdaderamente importante, y no me refiero precisamente a los conocimientos de kárate o cualquier arte marcial de moda que exhiben los contrincantes.
La historia nos muestra al principio a Steve afligido por la pérdida de su amigo y compañero. Esto es el desencadenante para que busque al responsable de su muerte, que no se vio en The Avengers #4, porque permanecía en las sombras. Es el propio Barón Zemo el que narra aquella escena, revelando al lector que él estaba detrás de la muerte de Bucky, y que aún tiene un trabajo pendiente con el Capitán América. Sin embargo, es una escena con su fiel e innombrable piloto y confidente, realmente no se ve que el vengador abanderado sepa que fue él. Con el paso del tiempo, todo se sobreentiende, pero no está demasiado bien narrado y puede llevar a confusión. A lo largo de la historia, Steve pasa de desconocer este dato a ser consciente de él, pero no hay una transmisión de la información. Está claro que Stan no estaba muy fino ese día. Y es que hasta le cambia el apellido a Rick Jones en un texto de apoyo, renombrándolo como Rick Brown.
El desenlace es todo lo previsible que se puede esperar. Sin embargo, me ha hecho gracia ver como Zemo ha estado my cerca de poder solucionar lo de su máscara, pero se la juega al final. Aunque sigue pareciéndome una incongruencia que un tipo capaz de crear un Hipnorayo no consiga elaborar un potente disolvente. En el próximo número veremos como prosigue su trágica búsqueda, mientras sus aliados acaban en la sombra. La historia de los Amos del Mal solo acaba de empezar…
Valoración:
Por mucho que me guste resaltar las bizarradas de Stan y sus incongruencias argumentales, también debo dejar claro que este es un tebeo que consigue hacerte pasar un rato tremendamente divertido. Es pura acción, con un Kirby que conoce su oficio y lo demuestra en cada viñeta. Además, entintado por Chic Stone, el trabajo del Rey luce bastante bien. También cabe destacar que estamos ante el nacimiento de ciertos conceptos que aún deberán ser desarrollados. Me gusta especialmente esa forma de afianzar el universo cohesionado con pequeñas apariciones o con la propia creación de los Amos del Mal. Por si fuera poco, se siguen añadiendo elementos sobre la figura del Capitán América que, a pesar de no ser un miembro fundador, pronto se perfila como alguien que los puede liderar. Es el primer fichaje del grupo y posiblemente sea uno de los mejores en mucho tiempo, al menos de carácter inmediato. Esto nos lleva a fijarnos en un patrón que marca Stan Lee en la serie, pero que muchos otros continuaran por esa senda, que no es otro que trabajar sobre aquellos personajes que no tienen serie regular en esos momentos. Ha pasado un poco con Hulk, ahora es con Steve y en un futuro más o menos cercano será con Mercurio y la Bruja Escarlata. No se puede negar que hay mucha inocencia a la hora de tratar los conceptos. Los argumentos no presentan la solidez de otras series, pero se apuesta por el divertimento puro y duro, además de sentar las bases de cómo debe de afrontarse una serie como The Avengers. Si bien es cierto que todos los autores posteriores mejorarían el planteamiento de Stan, él fue el que marcó el camino y en este número tenemos un claro ejemplo de ello. A pesar de su calidad mediocre, al final, ese es el aspecto que hay que valorar, poniendo este número en la perspectiva que ofrece el paso del tiempo. Pero sobre todo, no debemos olvidar que ofrece algo básico en un cómic: la diversión; esto es un valor que nunca se debe perder de vista y mucho menos se debe infravalorar.