Abro este hilo para que podamos comentar la primera obra de Morrison publicada en Image a lo largo de 2012 y que ahora llega a nuestro país de la mano de Panini Comics. Antes de abrir fuego con mis impresiones, os dejo un enlace de un artículo de Celes, que debió incluirse, pero que al final no lo hizo. También es el responsable de darme un pequeño empujón para comprar el tomo, por lo que os recomiendo leéroslo ante que mis pequeños desvaríos.
http://www.paninicomics.es/web/guest/news?id=88717Sin más dilación...
La Navidad es una de esas estaciones del año que no me llaman especialmente la atención. Donde algunos ven amistad y fraternidad, yo veo falsedad, hipocresía y más comida de la que podemos digerir en los días que dura la festividad. No obstante, Morrison se ha convertido en un valor seguro y aunque no siempre consigue convencerme, sí me parece interesante leer prácticamente todo lo que escribe. El escocés no solo es un buen escritor, sino que cualquiera de sus cómics lleva implícito un estilo muy concreto que implica que el lector ponga mucho de su parte para que la historia funcione. Algunos lo llaman cómics inteligentes, otros aluden a la edad adulta a la que van destinadas, incluso habrá quien acabe haciendo mención a cualquier sustancia psicotrópica, pero al fin y al cabo es que los planteamientos de Morrison parten de una premisa y un desarrollo interesantes. Después habrá que ver si el lector consigue conectar con la propuesta del guionista y acaba aceptando las reglas del juego para disfrutar de la lectura como una experiencia diferente a cualquier otro tipo de cómics.
Happy! Es, quizá, una miniserie que podríamos considerar light, dentro de la tendencia habitual del autor a mostrar conceptos complejos y retorcidos. Sin embargo, no pierde de vista en ningún momento las características principales que han hecho famoso a Morrison. Estamos ante un cuento de Navidad, revestido de noir, cuyo objetivo es generar esperanza, El prologuista, Iñigo de Prada, afirma que no hay ninguna moraleja o enseñanza, pero más lejos de la realidad. Entre tanta violencia, sangre y eccemas hay un mensaje de esperanza. Uno que encaja perfectamente con la estación del año en el que se narra la historia, dejando claro desde el principio que nada es casual en la trama de Morrison. Ni siquiera la escena en la que un vagabundo vomita mientras un perro le orina encima. Creo que no hay nada más escatológico para presentar un escenario depravado que poco a poco se va revelando como una ciudad del pecado donde la corrupción campa a sus anchas. Sin duda la típica ciudad donde el protagonista es un policía caído en desgracia que tendrá que demostrar que no solo hay esperanza para todos, incluso para él mismo, sino que en un mundo abocado a su propia destrucción puede engendrar un héroe. Da igual que dicho papel tenga que ejercerlo Nick Sax, un asesino malhablado que por momentos parece tan indestructible como hecho polvo. Un hombre capaz de enfrentarse solo a la mafia por una contraseña mientras un imaginario caballo azul le instiga para que salve a unas pobres niñas de un depredador sexual.
Es imposible negar que la historia hunde sus raíces en el género negro con todos los arquetipos habidos y por haber. Desde el propio protagonista, que me recuerda mucho a Bruce Willis en “El último Boy Scout”, hasta el mafioso villano en la sombra. Incluso el escenario planteado nos huele a Gotham y a Sin City, los paradigmas perfectos de lugares cuyos suburbios apestan a meados y vómitos mientras una horda de putas merodea por las calles en busca del mejor postor. Sin lugar a dudas, unos elementos óptimos para el lápiz de Darick Robertson, que está en la línea de sus asociaciones con Garth Ennis, manteniendo una estética muy similar a The Boys. Curiosamente, al igual que esta obra, ambas fueron desechadas por DC para Vértigo, cayendo en las manos de la libertad que ofrece el cómic independiente de Image. Casualidades de la vida.
A pesar de los tópicos que ante indicaba, Morrison los emplea con inteligencia para ofrecernos una historia tan interesante como divertida. Bajo un tono gamberro y en ocasiones soez nos desgrana una historia navideña cargada de suspense, que no está exenta de dramatismo y con unos personajes perfectamente definidos, cuyo desenlace presenta un giro tan inesperado como previsible; una curiosa simbiosis que realmente no se debería de dar, pero que en mi opinión es un valor añadido a la historia: la enésima vuelta de tuerca a la sencillez por obra y gracia del genio de Morrison. Como no podía ser de otra forma, el escocés también incluye referencias a la cultura popular, junto a un pequeño aporte alucinógeno que a priori nos debería producir cierto rechazo. No obstante, la genialidad de Morrison permite que lo que en otra ocasión nos pareciera una locura psicodélica propia de la ingestión de alguna droga alucinógena, sea un contrapunto interesante a tanta obscenidad y depravación. Creo que ningún autor sería capaz de conseguir que algo así funcione y que, además, tenga sentido. Y mucho menos que al terminar la lectura, el lector todavía se pregunte si era fruto de la imaginación del protagonista o no. Como otros aspectos de la trama, que quedan en el aire a la espera de que sea el lector quien deba rellenar, según sus criterios, los enigmas planteados por Morrison.
En definitiva, un cómic interesante, que posiblemente acabe considerado como una obra menor del escocés, pero que os puedo garantizar que os hará pasar un rato muy entretenido si aceptáis el reto de experimentar unas Navidades menos dulces de lo habitual. Bajo mi punto de vista, una pequeña joya. Una lectura muy recomendable y ya sabéis, si os surge alguna duda, prestad atención al caballo parlante.