He leído 100% Marvel Elektra Nº 1: Linajes.
Esto es lo que yo denominaría una lectura rápida, pero intensa. Tenemos los primeros 5 números de la serie protagonizada por la asesina con apellido de comida mejicana, pero con origen griego, lo cual nos da una extraña combinación, a poco que lo pensemos un momento. Bajo el paraguas de All New Marvel Now! tenemos una obra, al menos en su primera mitad, muy interesante en líneas generales, aunque el dibujo de Mike Del Mundo destaca por encima de todo, algo que ya han resaltado los compañeros en anteriores comentarios. Y es que no les falta razón, este artista realiza verdaderos murales y obras pictóricas en si mismas en cada viñeta, aunque juraría que varias splash pages han sido cortadas, porque da la sensación de ser un desplegable de 4 páginas. Su arte es muy bueno. La comparativa del prólogo con Sienkiewicz no me parece descabellada, ya que aunque no sea tan experimental, si ofrece una composición narrativa muy arriesgada, la cual encaja a la perfección con la trama en la que nos vamos sumergiendo, en ocasiones algo psicodélica cuando nos introducimos en la mente del asesino que se posiciona en el papel de villano de la historia. Además, utilizada variadas herramientas narrativas, así como un trazo limpio y un coloreado estilo acuarela muy chulo. Gráficamente es una auténtica delicia, lo que hace que merezca la pena pararse a mirar bien cada viñeta para no perderse ningún detalle, ya sea realista o simbólico. Por cierto, mención especial merecen las portadas de Del Mundo, de una magnífica factura todas ellas. Sin duda, la elección de este artista ha sido todo un acierto.
En el plano argumental tenemos a W. Haden Blackman, un guionista que debuta en Marvel con esta serie y que, hasta el momento, no lo está haciendo nada mal. El argumento no se puede decir que sea precisamente original debido a que me parece complicado que no se haya contado algo mínimamente similar en este tipo de historias donde el leit motiv son las misiones de un asesino a sueldo, por muchos matices que se quiera emplear. Es decir, el contrato de eliminar a un asesino retirado, que se despidió convirtiéndose poco menos en el enemigo número uno del gremio al que perteneció está muy visto. No obstante, a pesar del tópico y de un argumento típico de una película de acción de los ochenta, Blackman consigue dotarlo todo de cierta frescura, ofreciendo una lectura interesante a la par que entretenida. Quizá cabría destacar los enclaves que se utilizan como escenarios para la búsqueda: la isla de los Monstruos, la ciudad sumergida de Shicheng o el Polo Norte. Lugares inhóspitos y peligrosos por sí mismos, a los que hay que añadir una carrera por alcanzar al asesino más buscado del mundo.
Otro aspecto destacable es el tratamiento y profundización al que es sometida Elektra. En el subconsciente colectivo es muy dificil no leer a la protagonista sin tener en mente a su creador. Nada más y nada menos que el gran Frank Miller, cuyo currículo incluye obras maestras en casi todas las editoriales por las que ha pasado, no solo creando grandes historias, sino convirtiéndose en el espejo en el que mirarse a la hora de afrontar la etapa de ciertos personajes como el propio Matt Murdock. Pese a esta pequeña losa, creo que Blackman recurre a lo más simple, pero también a lo más efectivo. Es decir, se centra en su faceta de mercenaria y asesina a sueldo, con los matices necesarios para que el lector empatice con ella, por aquello de los remordimientos y ese tipo de cosas. Aunque es cierto que volvemos a los tópicos, no de ja de ser en cierta forma una parte esencial de la ninja de origen griego, quien quedó profundamente marcada por su relación con Matt, siempre ligado a la ley y el orden, aunque sea a su estilo. Sin embargo tampoco se niega lo que es y a partir de ahí tenemos un back to basics en toda regla, regresando al negocio de siempre, pero sin olvidar en ningún momento su trayectoria sobre la delgada línea que divide el bien del mal. Además de ese perfil que hace de Elektra el personaje que todos conocemos, Blackman hurga un poco en su pasado, concretamente en ciertas huellas que marcaron su infancia, así como en ciertos aspectos de caracter familiar que aún la acosan. De ese modo, el nombre del tomo cobra cierto sentido, y todas las piezas acaban encajando muy bien, quedando como resultado una misión que no es otra cosa que una búsqueda de sí misma, mostrando cierta analogía con el comienzo de su nueva andadura editorial.
Y, finalmente, otro de los grandes aciertos es la elección de los villanos que pasan por este arco argumental, empezando por Lady Bullseye, la más obvia de todas, y quizás la más importante, además de otros viejos conocidos pertenecientes a este gremio de asesinos a sueldo como Supervisor, Dientes de Sable o el propio Cazador de Cabelleras, ofreciendo así un ancla hacia el Universo Marvel, algo muy importante en los tiempos que corren y que no todo escritor suele tener en cuenta. Quizá la única salida de tono realmente sea ese enigmático asesino que devora a sus víctimas, pero dentro de lo extraño tampoco encaja tan mal, y esa forma de meternos en su mente ha sido un punto a favor del guionista.
En definitiva, un tomo muy chulo, con un dibujo maravilloso una historia interesante con un importante añadido en cuanto a molonidad, todo hay que decirlo. Desde luego, no se puede negar que le regreso de Elektra no haya sido por todo lo alto y para demostrar, una vez más, porque el rojo es su color preferido.