Vamos con unos de los mejores momentos de los miles de cómics que se han escrito sobre nuestro amistoso vecino.
Siempre que pienso en Spidey vienen a mi memoria dos momentos imprescindibles. El primero el nº 33 de Amazing y luego este nº 248.
Que hay otros momentazos, pues sí, y yo tengo una larga lista de momentos que puede que no me importen más que a mí (el Señor del Fuego, Morlun, La Tableta, Juggernaut, Morbius) y otros que son ampliamente reconocidos (Kraven y su última cacería, Gwen, el ciego guiando al ciego, No more, etc)
Pero esta historia demuestra que no necesitas 50 cómics para escribir una genialidad, vamos, no necesitas ni las 22 páginas de un cómic de aquella época. Con 10 páginas tienes suficiente.
Y eso que la historia te activa tu "sentido arácnido" a la segunda página. Ya sabes que algo no encaja.
Aunque claro, si hay un personaje al que le encaje el tipo de historia es a este esclavo de la responsabilidad.
Cuando llega la última página, te tomas un buen rato no queriendo soltar una lagrimita y sin ninguna prisa por pasar la página.
Una verdadera genialidad