He leído El Multiverso: Ultra Comics.
Por fin tenemos la oportunidad de leer el cómic maldito. El tebeo del que se lleva hablando desde el principio de la obra y quizá el que tenga la pieza clave para comprender a donde nos quiere llevar el guionista escocés. Estamos en Tierra 33, también conocida como Tierra Primer, en la cual conoceremos el origen de Ultra, un superhéroe creado para un mundo en el que no existen superseres. Alguien destinado a salvar el mundo y la existencia, pero con una gran diferencia de cualquier superhéroes conocido, necesita la colaboración del lector.
este número, como viene siendo habitual en toda la obra, sigue teniendo como eje central el continuo espaciotiempo, un concepto complejo que ayuda a que Morrison pueda construir ideas realmente enrevesadas. Pero sin duda es mucho más. Este número es la declaración de intenciones de un autor hacia el género y hacia el propio medio. De ese modo, desde su primera página se establece un diálogo con el lector de manera que prácticamente forme parte de la historia. Vivimos muy de cerca el origen del personaje, nos introducimos en su mente él en la nuestra, comienza una comunión de lo más interesante entre creación/autor y lector, poniendo de manifiesto una vez más que la imaginación, derrochadora en el caso de Morrison, es el pegamento que lo une todo. Casi podríamos decir que es la esencia pura capaz de obrar el milagro de que un cómic y su lector establezcan una importante conexión.
Viajes temporales, peleas con enemigos pandimensionales ridículos o grupos de caníbales en un mundo postapocalíptico no son más que simples herramientas para que el autor muestre su visión sobre el medio incluso su crítica y su falta de imaginación en muchos casos, de ahí ese estigma de cómic maldito. Y es que estamos en un cómic que te hará pensar, que te intenta mostrar desde otra perspectiva el mundo que tanto apasiona a los aficionados, y que en cierta forma ha sido corrompido en la actualidad, siendo culpables en la misma medida tanto autores como lectores. Es muy interesante ver como en una escena, la crítica del lector, superficial o no, resta poder a la potencia del enemigo, en una clara alegoría a la importancia de una historia según la idea de un determinado sector de lectores, capaces de impulsarla a lo más alto o de hundirla.
Pero no es la única alegoría que podemos ver en este tebeo, plagado de detalles interesantes que merecen una reflexión sobre el lector medio y sus tendencias. Ese canibalismo que en cierta forma representa el lector voraz capaz de tragarse cualquier cosa por pura inercia o por simple completismo. Esa eterna juventud que se le otorga a los superhéroes por la simple imaginación y como el pasar de las páginas los mantiene un presente continuo. Sin duda, una crítica en toda regla a lo estático del género en muchas ocasiones y de lo que realmente tenemos tanta culpa los lectores como las propias editoriales. De hecho, yo estoy convencido de que el autor con esa rotura constante de la cuarta pared no solo quiere involucrar al lector en la trama, sino hacerlo partícipe de su importancia dentro del medio. Otra vuelta de tuerca más a ese metalenguaje, a veces con carácter referencial y otras con otro más reflexivo. La cuestión parece que es trasladar una serie de ideas e inquietudes del autor a los lectores. Y es que esta obra es sin duda lo que podríamos denominar una obra de autor, pero pensada en todo momento para el lector. unas veces abogando por la nostalgia hacia el Universo DC, hacia la crítica y reflexión de hacia donde se dirige el medio o el propio género y tantas y tantas cosas de las que hemos ido hablando en los anteriores comentarios. Quizá pensábamos que esto no era posible, pero Morrison se ha superado a sí mismo con esta obra. Ahora solo queda veer como la remata.
Destacar el dibujo de Doug Mahnke, que está realmente soberbio. Creo que su estilo a caballo entre lo clásico y lo moderno encaja muy bien con el tono de la historia. Y, por último, mencionar algo que es más una suposición mía que otra cosa, pero supongo que como todo lo que he ido exponiendo a lo largo de mis comentarios sobre la serie. Ultra presenta muchas similitudes con Miracleman. El diseño, los colores elegidos para el traje, en fin, creo que es algo que salta a la vista desde el principio de forma instantánea que no podía ser más evidente. Y, sinceramente, creo que no es para nada casual. En primer lugar es un homenaje a Alan Moore, eso está claro. Ya sabemos que Morrison siempre ha sentido inspiración y admiración pro el barbudo. Pero yo iría un poco más allá. Este es el tebeo maldito, lo cual podría tener dos significados. Uno, es la maldición en el aspecto legal que ha sufrido el personaje a lo largo de las décadas, quedando postergada su recuperación una y otra vez. Además, esa maldición dentro de la historia se habla de que en su lectura acabarás infectado. Por lo tanto, aunque realmente no puede verse como una maldición, solo para los aficionados más inmovilistas, que supongo que los habrá, Morrison hace referencia a lo que supuso dentro del género la publicación de su etapa en Miracleman. Ese era el siguiente paso evolutivo coherente para el superhéroe. Miracleman suponía toda una revolución, quizá demasiado adelantad a su época, de la cual beberían multitud de autores a lo largo de las siguientes dos décadas, algunos con más aciertos que otros. Sin embargo, el personaje está maldito incluso en su publicación más reciente. Soy consciente que quizá es mucho suponer, pero dentro de todos los homenajes que ha mostrado Morrison en esta obra, además de demostrar un verdadero amor por los superhéroes, creo que encaja perfectamente esta pequeña joya de 40 páginas. Y es que, al fin y al cabo, nadie mejor para salvarnos de nosotros mismos que esta versión del héroe que cambió el género y mostró que se podía evolucionar si había talento para ello, sin necesidad de ridiculizar el pasado. Morrison sigue los mismos pasos que Moore en esta obra y cada vez estoy más convencido de que aquí cuela su particular guiño/homenaje a uno de los grandes, para demostrar una vez más que el género puede evolucionar, sobre todo si cuenta con autores del talento de Grant Morrison; El resto hacen lo que pueden o lo que les dejan.