Curiosamente luego la mayoría de estos personajes femeninos que en los 60 eran retratadas como meras damiselas en peligro, inútiles, que se desmayaban a la mínima, no sé si para compensar han terminado cayendo en el problema contrario: se han terminado haciendo demasiado poderosas, hasta hacer suplerfluos a sus compañeros de equipo.
No es el caso de la Avispa, porque sus poderes no dan para mucho, pero sí le pasó a Jean Grey, a la Mujer Invisible y a la Bruja Escarlata. Byrne debió darse cuenta de esto, por cierto, que a las tres les montó la misma historia de volverse al lado oscuro por exceso de poder.