Es que, a ver:
Birdman es la reinvención de "El crepúsculo de los dioses" en el siglo XXI.
A Wilder lo llamaron cabrón desde Hollywood. Lo agredieron. Había retratado justo eso. Con una actriz de verdad en es situación. Esa decadencia.
Esto, aunque seguramente más ligero, es una genialidad en su idea, porque es tal cual la situación de Keaton en la premisa, un actor que encumbró a un personaje de ficción, un superhéroe, en los años 90, lo que le dio fama y mucho dinero.
Dudo mucho de que Keaton lo haya pasado mal estos años (aunque se ha prodigado poco), pero olé sus cojones por exponerse de esa forma de una manera tan directa.
Es como si Roman Polanski protagoniza una película sobre un director pedófilo.
