No voy a decir lo de la granja de hormigas y George porque Essex me pega, pero yo veo una historia sin rumbo, ni un sentido claro de la historia.
¿De qué iba eso? No me acuerdo.
Y sí, esta temporada empiezo a tener también esa sensación un poco
Lo vuelvo a decir pero no me someto a represalias.
Tengo la teoría de que Martin escribe sus libros soltando a sus personajes como en una granja de hormigas, observando lo que hacen y limitándose a transcribirlo sin ningún sentido narrativo o dramático de la historia. De ahí que se produzcan tanto momento anticlimáticos y tantos personajes que te parece que van a llegar a algún lado y no llegan a nada.
Está claro que todo escritor que se precie tiene que escuchar a sus personajes y deben ser los personajes los que le digan qué es lo que hacen ante una situación determinada si quieren ser coherentes con ellos, pero eso se hace en el marco de una historia con una estructura dramática y algo que se quiere contar. Yo creo que Martin lo lleva a tal extremo que al final el libro se aleja de ser una novela para ser casi un libro de texto de Historia de Poniente un poco adornado, en el que te cuentan lo que hicieron los personajes de esa época y ya está.
Así tienes como resultado miles de páginas de desarrollo de un personaje que muere sin hacer nada de lo que tenía que hacer o situaciones que se anulan a sí mismas. Recuerdo que ya en el primer libro hay un par de Capítulos en los que Jon está pensando en abandonar la Guardia de la Noche para ayudar a los Stark. Son decenas de páginas de dudas, de pensamientos y justificaciones hasta que Jon huye del Castillo y se va e incluso tiene planeado lo que va a hacer. En el siguiente capítulo en que aparecen sus amigos van a buscarle, le dicen que vuelva al Castillo y Jon vuelve. ¿Era necesario entonces profundizar tanto en los motivos que le llevan a irse para eso?
También es un signo bastante significativo el que no hay ni una sola elipsis narrativa, con lo bien que le vendría a esta serie que pasaran meses fuera de las páginas para ganar agilidad.
Evidentemente Martin tiene mucho mérito al ser de capaz de escuchar a esos personajes de esa manera y esa forma de despojar a la historia de un sentido de ficción narrativa le da una sensación de crudeza que es muy atractiva. También hay veces que Martin se pasa la caracterización de los personajes por el forro, como con Jaime, que de ser malo malísimo, pasó a ser medio medio, luego un santo, luego malo otra vez y ahora no se sabe. Y también pienso que cuando Martin no es capaz de saber qué hacer con un personaje lo devuelve a su situación original donde está más cómodo con su caracterización.
Creo que ese es su mayo defecto junto con la estructura de narrar los capítulos desde la óptica de un personajes en concreto que da título al mismo. En el primer libro esto funcionaba muy bien porque la historia tenía apenas cuatro focos de interés, pero a medida que la historia ha dejado de ser tan contenida ese truco se ha vuelto en contra del autor, porque para poder contarte cosas que pasaban lejos de donde estaban los protagonistas ha tenido que crear a otros personajes y darles cierta profundidad. En "Choque de Reyes", el segundo libro, tiene que sacarse de la manga a Sir Davos al que sólo dedica tres capítulos en todo el libro frente a la media de siete que tenían los demás. Luego ya el despiporre fue con Festín de Cuervos, que no solo iba en paralelo a Tormenta de Espadas contando lo que en el anterior habían hecho los personajes que no salían, sino que ya se inventaba personajes directamente sin nombre.
Evidentemente la serie de televisión, que a mí me parece mucho más ágil que los libros, ha arrastrado estos problemas, sobretodo el primero porque el segundo por el propio medio audiovisual le influye menos. Pero vamos, que en la serie directamente han obviado varios personajes de estos que parece que van a ser la clave y luego se quedan en nada.