He leído Spiderman: La línea de la vida.
Por fin he podido hincarle el diente a esta obra, metafóricamente hablando, claro. Se trata de una miniserie de tres números escrita por Fabian Nicieza y dibujada por Steve Rude. Estamos ante una de las tres colaboraciones que hizo este magnífico dibujante en la Casa de las Ideas a principio de siglo. Como en las otras dos, la condición que impone el autor es que se le permita realizar una versión de los personajes tal y como él la recuerda de su infancia. De ese modo, podremos ver una perfecta combinación entre clásico y moderno, que a mí particularmente me deja alucinado.
Steve Rude es uno de los grandes artistas de la industria y nos presenta su versión del Spiderman y su entorno más icónico, es decir, la de Romita. Aunque en todos sus trabajos para Marvel se le ha notado su pasión por Kirby, por lo que realiza una extraña combinación de estilos (Kirby-Ditko-Romita) que varía según las escenas y los enfoques, a pesar de la preponderancia del que fuera director artístico de la editorial. Las tres o cuatro primeras páginas son Romita puro pero, como digo, me ha parecido ver algún homenaje a los otros autores. En esencia, Rude presenta un escenario clásico, incluso recrea la ciudad de Nueva York mirando al pasado. Sinceramente, es una auténtica pasada y mi sensación mientras la leía es que estaba descubriendo una historia de los setenta que por algún extraño motivo no había leído aún. No obstante, pese al estilo añejo, la narrativa y otros aspectos recuerdan a la evolución del medio en el nuevo siglo, creando una extraña atmósfera atemporal que lo convierte en un clásico moderno en el acto.
Para este proyecto tan especial, Nicieza elige una historia clásica conocida como la saga de la tablilla, publicada en Amazing Spider-Man #69 -75, para crear una secuela que explique con mayor detalle que le sucedió a la tablilla o cual es su origen. Tengo que reconocer que yo nunca he sido una gran fan de este guionista, pero aquí lo borda. La trama recupera a los personajes de la historia original, añade algunos nuevos y nos sumerge en la prehistoria de Marvel para explicar algunos conceptos. Incluso utiliza a Stephen Extraño como invitado de excepción. La experiencia no solo es satisfactoria, sino que la idea desarrollada es muy buena. Una lástima que Rude no se prodigará más en Marvel y nos dejase proyectos tan interesantes como éste, que son especialmente recomendables para los amantes de los clásicos.