Cruce de Caminos me gustó, pero me pareció un tanto irregular: el primer tercio de la película es notable, lo mejor de todo, y el último supone un buen desenlace. Sin embargo, el tramo central, el más largo y en el que Bradley Cooper adquiere todo el protagonismo, me dio la impresión de que pierde sensiblemente el ritmo, así que en ese sentido coincido con Harley.
El otro aspecto que no me gustó demasiado es que Ryan Gosling se esté encasillando en el mismo papel desde Drive: tío duro, de pocas palabras, con un pasado ciertamente problemático y escabroso, y una vena violenta importante. Tanto en sus dos colaboraciones con Winding Refn como en ésta sus papeles podrían haberse intercambiado sin demasiado problema. Y oye, que Gosling me encantó haciendo ese papel en Drive, pero tres seguidas empieza a ser ya demasiado. O cambia de registro urgentemente, o corre el riesgo de cargarse una carrera que pinta interesante, sobre todo por el tipo de películas por las que está optando últimamente (porque personalmente me parece que como actor y en cuanto a talento no está al nivel de compañeros de generación como Michael Fassbender o Tom Hardy, que son dos monstruos, y puede que ni siquiera al de Joseph Gordon Levitt).
Eso sí, he de decir que la banda sonora de mi querido y admirado Mike Patton me encantó. Si no recuerdo mal, llegó a estar nominada a alguno de los premios importantes (¿Globos de Oro?), aunque en los Oscars se olvidaron totalmente en detrimento de otras de calidad cuanto menos discutibles pero mucho más comerciales.
En cualquier caso, ya comenté hace un tiempo que no entendí que 12 Años de Esclavitud se llevara el Oscar o que estuvieran nominadas películas como Dallas Buyers Club, La Gran Estafa Americana o Gravity y, sin embargo, se ignorara completamente a películas como Mud o la propia Cruce de Caminos.