He leído
Vengadores Mundiales Nº 11 - 13.
Retomo mi lectura de esta serie tras mi
anterior comentario.
En este bloque tenemos dos partes perfectamente diferenciadas. La primera de ellas transcurre durante los dos primeros números y hunde sus raíces en Axis, el inefable evento orquestado por Jason Aaron. El protagonista es el Dr. Muerte tras sufrir la inversión. Aunque en realidad, para mí, la gran protagonista es Valeria, la hija del matrimonio Richards, los componentes de la Primera Familia de Marvel. La trama narra como Víctor Von Muerte intenta conseguir la absolución de sus pecados como villano. Para ello, necesita la ayuda de Val, que reúne a un curioso equipo de Vengadores, ayudada por Maria Hill y Coulson, los cuales deben hacer frente al ataque de la Bruja Escarlata sobre Latveria. Aunque, finalmente, veremos que la idea inicial consistía en
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El dibujo de Marco Chechetto me gusta mucho. Los guiones de Nick Spencer también, incluso la aportación de Frank Barbiere parece seguir la senda de uno de los autores más interesante de los últimos años. De hecho, estaba disfrutando mucho de la historia, gracias a la inclusión de distintos personajes de los más diversos rincones del Universo Marvel, un aspecto que en esta serie se explota bastante bien y que le hace tener un sentido a las dimensiones actuales de la franquicia. No obstante, al llegar al desenlace, se me ha caído el alma al suelo.
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Cada vez me parece más terrible que la imaginación y la creatividad de los guionistas esté al servicio del marketing. Para mi gusto, se han cargado una buena historia introduciendo un giro final tan inesperado como forzado. Con la de cosas que podía haber hecho Muerte, y elige precisamente esta…
A pesar de todo esto, me ha gustado la forma en la que profundiza en Muerte y su inversión, al igual que en su relación con Valeria. Lo primero no dio tiempo en Axis y es un buen ejemplo de por qué estamos ante una de las mejores creaciones de Lee y Kirby y uno de los grandes personajes del Universo Marvel, que con el tiempo ha dejado claro que es un villano complejo y rico en matices. Es una auténtica lástima que nadie haya sabido sacar demasiado provecho de él en sus proyectos en solitario. Para lo segundo, me temo que tengo que leer la etapa de Robinson al frente del cuarteto para aportar algo más. Y podéis estar seguros de que lo haré.
En el tercer número, tenemos un especial perteneciente a la serie escrita por Hickman, que se incluye en esta cabecera por un buen motivo que explica
Julián en el Spot On. Creo que por una vez estoy totalmente de acuerdo con el editor Marvel, pero también es cierto que este tipo de situaciones son las esperadas cuando te acercas tanto a la edición USA. A veces habría que plantearse si realmente merece la pena esa cercanía. La historia narra como Máscara Nocturna detecta algo extraño en una pequeña población americana y se dirige allí en compañía de Marca Estelar. Ambos descubren que los habitantes de la localidad sufren unas extrañas posesiones que los convierten en pirómanos violentos. Finalmente,
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Ni el guión de Sam Humpries, ni el dibujo de Bengue, me parece gran cosa. Se trata de un relato que bebe de todos los tópicos posibles y dista mucho de ser original. Es un tebeo entretenido, pero bastante mediocre en muchos aspectos. Lectura de usar y tirar, del montón. Tiene un aspecto de interés, ya que al menos alguien se digna a utilizar a algunos de los personajes que Hickman ha incluido en su epopeya vengadora, pero más allá de una estrecha relación por sus poderes, se me antoja una relación vacía y sin demasiado fundamento. Es una pareja que tiene mucho potencial, eso es indudable, pero el guionista no ha sabido sacar provecho de ninguno de ellos. Y menos llevándolos a un terreno tan mundano como una barbacoa. Me parece una interactuación fallida, en esta ocasión. Otra vez será, supongo.