He leído
Crisis en Tierras Infinitas, el que, según se dice, es en muchos sentidos el evento definitivo y un claro molde que marcó la pauta para sucesivos eventos del cómic de superhéroes, sobre todo cuando convenía hacer "limpia" de Universos alternativos. Ya sabía que Secret Wars 3 había copiado parte del argumento, pero no sabía hasta qué punto
Aunque el argumento central de estos doce números se entiende más o menos, no es fácil llegar a captarlo sin una lectura paciente , dispuesta a esperar a las importantes revelaciones que van apareciendo conforme se avanza, un poco a modo de capas de cebolla. Los juegos con el tiempo y el espacio producen paradojas, y a veces argumentos circulares que nos devuelven una y otra vez al mismo punto sin que podamos resolver todas las contradicciones.
Pero, en resumen, se podría decir que
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La verdad es que el evento está bastante bien llevado en cuanto a estructura narrativa. Como he dicho antes, hay no pocos cabos sueltos que ponen a prueba nuestra paciencia, pero al final la espera acaba mereciendo la pena. En el nivel artístico, George Perez está que se sale. No me quiero imaginar la de horas que tendría que echar para sacar adelante cada número. Es realmente impresionante lo apiñadas que llegan a estar las viñetas en cada página, haciendo que cada una de ellas valga casi por media grapa de las que actualmente publican Marvel o DC. Si a eso le añadimos la cantidad de diálogo del que tira Wolfman, a veces con un estilo recargado y un tanto afectado, podemos asegurarnos de que leer una sola página va a consumirnos algunos minutos. Qué densidad, por amor de Dios
No solo por esa razón, la lectura puede hacerse ardua. Tenemos como añadidura el brutalérrimo panteón pijamero que utiliza Marv Wolfman. Uno no deja de maravillarse nunca de la cantidad de superhéroes/superheroínas que hay en el Universo DC. Algunos ridículos, otros remedos de otros de Marvel, otros espectaculares... en fin, de todo hay un poco. No he contado cuántos personajes salen, pero la lectura resulta un tanto caótica por haber demasiados gallos en el gallinero. Solo un verdadero friki deceíta, a la altura del mismo Wolvman en conocimiento de DC, podría leer con deleite cómplice los constantes saltos de escena y los cambios de personaje. Por eso, para un no iniciado en DC, la lectura se resiente bastante. Y es que desde luego me he dado cuenta de que es un error pensar que al leer Crisis en Tierras Infinitas vas a saber todo lo que hay que saber para tirar para adelante, haciéndote una idea básica de ese universo. Al contrario, cada pijama nuevo que aparece es una interrogante añadida (¿Quién coño es este?). Multiverso de Morrison, por ejemplo, me pareció lioso por la misma razón, pero ahora me parece llevadero comparado con la plétora de disfraces de todo tipo que asoma por Crisis en Tierras Infinitas.
Así que desde este punto de vista, Crisis en Tierras Infinitas no vale para enterarse de mucho. Supongo que su función sería dar un nuevo punto de enganche a los lectores, aunando con ello las aspiraciones tanto de los veteranos, que veían a sus héroes tratados con respeto, como de los noveles, que tendrían, entonces, un nuevo punto de subida. A los que hemos venido después, Crisis en Tierras Infinitas nos deja un tanto descolocados. A no ser, claro, que nos pongamos a leer DC desde ahí, desde 1986. Ahora mismo estoy intentando acabar a los Jóvenes Titanes de Wolvman y Perez y todavía no he llegado a la altura de Crisis en Tierras Infinitas, así que supongo que cuando lo haga, veré cambios en el statu quo de ese universo.
Por otra parte, el Anti-Monitor padece un poco el síndrome Terminator, siempre vuelve una y otra vez. Francamente, y a riesgo de parecer sacrílego, se me ha hecho un tanto pesada la recurrente vuelta del Anti-Monitor, un poco como el Conejo de Duracell. La primera vez que ocurre viene bien, porque explica más cosas que quedaban por contar, pero hacia el final del cómic resulta para mí reiterativo en exceso.
Con todo y con eso, es una buena lectura, un clásico imprescindible que hay que valorar como se merece, que yo creo que más que nada es por dos cosas: el magnífico arte de Perez y la obra de arquitectura editorial que monta Wolvman. Creo que una lectura reposada y algo más de bagaje en DC pueden aumentar las cotas de disfrute de Crisis en Tierras Infinitas. Me ha gustado, sí, y bastante. Pero también se me ha hecho árido a ratos. Los cambios de escena constantes, de personajes, de tiempo y de Tierras, contribuyen a ello sin duda. No ha sido la revelación mariana que probablemente esperara. Sin embargo, tampoco me siento defraudado.
He leído esta maxiserie en un tpb americano con papel satinado, y la experiencia de lectura es bastante mala. Casi hay que ponerse gafas de sol para no sufrir el brillo de esos colorines, que realmente alcanzan cotas epilépticas teniendo en cuenta la de pijamas que desfilan a lo largo de las viñetas, cada uno de un color distinto. El papel poroso (como el que tienen los TPBs de los Titanes clásicos sin ir más lejos) apaga un poco los tonos más chillones y hace la lectura mucho más agradable. Lo he pillado de la biblio, así que cuando me lo compre tendré en cuenta lo del papel. Nada que no sepamos ya, pero creo que en este cómic en concreto se agrava el problema. No sufro leyendo los Nuevos Mutantes en papel satinado, o no mucho, pero esto...
Y en fin, hasta aquí un servidor deshaciendo herejías. Dentro de un año o así podré participar en conversaciones sabias sobre cómics y dar la impresión de que leí estos cómics hace mucho tiempo
Pero
Vaerun sabe perfectamente que el pasado siempre nos persigue. Wolvman también lo sabía.