He leído
MD Patrulla-X: Nación X.
Retomo mi lectura de la etapa de Matt Fraction al frente de
Uncanny X-Men tras
este comentario.
Al final he optado por no releerme el cruce con los Vengadores Oscuros, quizá me hubiese venido bien, pero la falta de tiempo es lo que tiene. Además de la ardua tarea de buscar las grapas…
Este tomo me ha parecido muy entretenido, pero quizá un poco por debajo que el anterior. Fraction sigue destacando en la faceta coral de la colección. Es capaz de marcar un ritmo narrativo intenso, que va alternando las diferentes tramas con solidez. Algunas son más interesantes que otras, obviamente, pero en todas hay un importante componente de entretenimiento. Además, sigue desarrollando a los personajes con una mirada firme en el futuro. Cíclope es el gran protagonista. En más de una ocasión he mostrado mi disconformidad con el camino que han elegido los guionistas de Marvel para dirigir los pasos de Scott, pero hay que reconocer que su estatus actual tiene sentido con la evolución de los últimos años. Aquí tenemos el ejemplo perfecto. Cíclope no solo es el líder de los mutantes, sino que regenta una nación soberana, que dirige con cierto porte militar y autoritario. Los mutantes son acogidos bajo su manto en el flotante Asteroide M, manteniendo una fina línea entre la paz y la guerra con la humanidad. En un momento tan delicado, debe buscar soluciones para la subsistencia de su especie, lo que se traduce en labores organizativas tan mundanas como el enganche de la luz y el agua, o como afrontar la invasión de varios Depredadores X. Ahí es nada.
Por otro lado, tenemos a Emma Frost, la mujer con la que comparte la cama y cuya relación es, en cierta forma, el eje de esta Patrulla-X. Esto cobra mayor fuerza cuando vemos como ambos deben mirar al vacío, o al menos a una pequeña parte de él, alojada en el interior de la mente de Emma, tras su enfrentamiento con el Vigía. Me gusta mucho como se va desarrollando esta relación, que cuanto más tiempo pasa, más acertado me parece que estuvo Morrison al plantearla. Incluso diría que todos los autores que le siguieron han ido aportando su pequeño grano de arena para que parezca que Scott realmente ha pasado página, sentimentalmente hablando. ¿O puede qué no?
Tampoco podemos olvidar la inclusión de Namor en las filas de este grupo. Fraction consigue que se integre satisfactoriamente un monarca poco dado a este tipo de integraciones sociales. Además, consigue que el pueblo atlante y el mutante se unan mediante la necesidad, formando un hábitat sostenible para ambas civilizaciones. Esto no solo sirve para cierta convivencia en armonía, sino que acerca a Namor con sus súbditos sin perder de vista su alianza con la Patrulla-X. El carácter regio del personaje presenta ciertas dificultades a la hora de acatar órdenes, por lo que no se pierde la esencia natural el mismo, algo que sorprende bastante estando Fraction en los guiones. Sea como sea, y a pesar de que nunca estaré de acuerdo con la inclusión de Namor en los Homo Superior, debo reconocer que no se ha hecho a la tremenda y su desarrollo está bien llevado. ¡Y gran parte es gracias a Fraction!
En este volumen se añade otro protagonista. Se trata nada más y nada menos que del amo del magnetismo. Magneto deja de lado sus diferencias con el grupo que fundara Charles Xavier para unirse a ellos. El futuro de su especie pende de un hilo tras los hechos narrados en Dinastía M y parece estar totalmente convencido de que los mutantes deben de estar más unidos que nunca. De ese modo, parece tener ideas que concuerdan con Cíclope. Una vez más debo felicitar a Fraction, porque realmente este tratamiento del personaje me parece adecuado. Atrás queda el villano megalomaníaco del pasado y que hace tiempo que había perdido la credibilidad, para dar cabida a un personaje más acorde con las líneas maestras trazadas por Claremont a lo largo de su magnífica etapa con la franquicia. Obviamente, su regreso no va ser un camino de rosas, pero desde el primer momento, Magneto está dispuesto a ayudar, ya que al fin y al cabo su única meta siempre ha sido el bienestar de los mutantes, aunque los medios no fueran del todo ortodoxos. En este tomo, vemos perfectamente reflejado como el personaje debe afrontar sus pecados del pasado. Para ello, será el impulsor de la solución a la flotabilidad del asteroide o ayudará al regreso de Kitty Pryde. Su integración no será sencilla, pero está dispuesto a lo que sea para que confíen en él y en sus intenciones.
A pesar de esta situación en la que parece que solo falta que entonen una letanía que proclame a los cuatro vientos que los mutantes unidos jamás serán vencidos, o la más conocida: “Del Asteroide M no nos moverán…”, tenemos una pequeña escisión en el seno de esta nación. La Bestia, continuando con la evolución lógica del personaje, no está de acuerdo con Scott y su visión del sueño de Xavier. Esto es algo que explorarán otros autores en el futuro, como el propio Bendis en su Nueva Patrulla-X, pero que lleva gestándose tiempo atrás. Esta situación nos lleva a un punto de ruptura en la que se separan sus caminos, creándose una escisión importante. Hank parece buscar una vuelta a los orígenes, mientras que Cíclope prefiere el aire militarizado. Estas dos posturas irreconciliables llegan a su punto de inflexión en este tomo, dando lugar a otro ejemplo de buen desarrollo de los personajes. Al menos uno coherente con lo hemos visto hasta el momento, lo cual no me parece nada desdeñable.
Aunque yo prefiero quedarme con la reflexión en el desarrollo de los personajes, los números incluidos en el este recopilatorio contienen más elementos. La evolución del entorno y su impacto social quedan un poco apartados, aunque no olvidado, mientras la Nación X sufre un severo ataque que pondrá a prueba las defensas militarizadas de Scott. De hecho, un grupo de mutantes mejorados será el responsable de atacar el asteroide, utilizando Depredadores X, lo que provocará la salida de cierto grupo en cubierto, que contará con la inesperada ayuda de Fantomex. Otra pequeña genialidad de Morrison, que me ha gustado ver recuperada aquí. Parece que un nuevo peligro biológico acecha a los mutantes, proveniente de un viejo conocido y el mercenario francés y su nave Eva se convierten en aliados molones que serán de gran ayuda.
En el apartado gráfico tenemos un poco de todo. Desde el magnífico Alan Davis en la historia relacionada con Reinado Oscuro, que sirve para comprender un poco más la alianza de Namor y Cíclope, hasta el insufrible Portaccio, que nos recuerda brevemente lo que menos nos gustaba de los noventa. También tendremos al matrimonio Dodson y a Greg Land, con dos estilos diferentes pero complementarios, en un intento de explorar la sensualidad de las féminas de la colección. Distan mucho de ser grandes dibujantes, pero con el paso del tiempo me he acostumbrado a su estilo y a sus sugerentes y fotocopiadas imágenes. A mí me convencen en este escenario y con estos protagonistas, aunque reconozco que tampoco es un trabajo tan sólido como debería. No obstante, el punto fuerte de esta etapa no está en sus ilustraciones, sino en el trabajo de Fraction a la hora de llevar a los mutantes hacia un nuevo nivel; uno en el que dirigen una Nación X.