He leído
MD Patrulla-X: La hermandad.
Definitivamente, contra todo pronostico, estoy disfrutando mucho de la etapa de Fraction en la Patrulla-X.
Creo que hay dos aspectos que el autor sabe explotar bastante bien: la persecución social que sufren los mutantes, pese a que su traslado a San Francisco está apoyado por la propia alcaldesa de la ciudad; y el protagonismo constante de las féminas de la colección. Quizá está lejos del estilo que imprimía Claremont con los personajes femeninos, pero está bastante conseguido.
Por otro lado, emplea muy bien el desarrollo de personajes en una serie tan coral como ésta, a pesar de elige a un pequeño número de personajes sobre los que giran todas las tramas. Sin embargo, mantiene cierta coherencia en la aparición y desaparición de ciertos personajes, dando momentos de protagonismo a casi todos los que pululan por la nueva ubicación de la familia mutante, incluso tiene tiempo de hacer alguna que otra incorporación como estrella del Norte. Es increíble como Fraction hace un trabajo más que interesante en una serie más compleja que Thor o Iron Man, por la cantidad de personajes, mientras que ne las otras no supo sacar demasiado partido. Además, consigue transmitir cierta tensión con una narrativa de diferentes hechos en paralelo que me han mantenido absorto en la lectura. Y es que otra característica importante es la cantidad de tramas que avanzan en cada número, dejándome la sensación de que pasan muchas cosas. Consigue hacer desaparecer ese sentimiento de vacío argumental tan habitual en los cómics actuales.
No obstante, tenemos dos sagas perfectamente estructuradas que cobran mayor protagonismo, frente a varias subtramas que corren en paralelo. La primera saga se centra en Coloso y su forma de afrontar la marcha de Kitty. Un corazón herido que realiza un viaje a su pasado. Curiosamente, para superar una pérdida del pasado, necesitará resolver un cabo suelto de su pasado en Rusia, remontándonos a una época en la que era el único mutante de su familia. Llama la atención que para ello reciba la ayuda de Emma Frost.
Pero la Reina Blanca obtiene una gran protagonismo a lo largo de la primera mitad del tomo, sobre todo por el desarrollo de su relación con Scott. Además, tendremos un viaje a su pasado en el Club Fuego Infernal, donde se conecta con una antigua relación que tuvo con Namor. Todo ello, está relacionado con su alianza con Osborn y si Cónclave, dando mayor sentido a algunas cuestiones que podemos ver en otras series relacionadas con el Reinado Oscuro. Quizá lo que menos me gusta de todo esto es que , por primera vez, le veo algún sentido a la inclusión de Namor en la franquicia mutante. No me convence, pero al menos está medianamente desarrollado, al igual que la evolución de cíclope que lo llevará a Cisma y el resto de eventos relacionados con los mutantes y su desenlace en su enfrentamiento con los Vengadores. Un ejemplo claro es la diferencia de opiniones con Lobezno. También está el pequeño secreto que alberga en su interior, el cual provoca que haya una pequeña separación entre Scott y Emma, aunque ambos guardan secretos inconfesables a su pareja. Y es que tanto Frost como el Club Fuego Infernal están de manera constante en el fondo de todo, incluso en el origen de los Centinelas. para ello, tendremos una historia centrada en el pasado de esta organización al que pertenecen gente como los Stark, o el propio Osborn. Incluso Namor recibió su invitación. De ahí nace una enemistad con Shaw, una que Emma zanja a su manera en el presente.
Sinceramente, el uso de la retrocontinuidad no me suele gustar demasiado en los últimos años, pero debo conceder que Fraction no lo hace demasiado mal aquí. De hecho, diría que me convence bastante bien.
En el siguiente arco tenemos el regreso de Madelyne Pryor al frente de una nueva Hermandad de Mutantes Diabólicos. Una formación exclusiva para mujeres, donde Land puede explotar su fotorrealismo a placer. Tanto el matrimonio Dodson como Greg Land me parecen una elección acertada para una etapa en la que la sensualidad femenina salpica todas las páginas. Quizá no sean grandes dibujantes, pero su estilo encaja muy bien en el ambiente que quiere transmitir el autor con tantas mujeres como protagonistas.
La historia en sí, está un peldaño por debajo de la anterior, aunque me ha gustado ver a Domino como personaje invitado, o tener de vuelta a
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Imagino que no todo podía ser perfecto...
De forma paralela, desde el inicio el tomo, tenemos una trama protagonizada por Hank McCoy, en la que forma un pequeño grupo de científicos para intentar solucionar la extinción mutante tras los hechos de Dinastía M. Esto es algo que viene persiguiendo la bestia desde hace varios tomos, aunque aquí reúne al Club X para hacer algo al respecto. Cabe destacar los guiños que introduce Fraction en el transcurso de este ciclo, no solo por los miembros elegido, sino por el propio nombre del grupo. De todas formas, me ha parecido ver al autor muy suelto en el pasado de Marvel a lo largo de todo el tomo. Me ha sorprendido mucho, la verdad.
Con la formación del Club X, tenemos la incorporación del Dr. Némesis, un personaje vital en la investigación, ya que sus padres podrían tener pistas genéticas en su ADN para solucionar el problema reproductivo de los mutantes. Esto implica un viaje al pasado, obviamente. me da en la nariz, que Bendis toma esta idea prestada para sus Nueva Patrulla-X.
En definitiva, una lectura muy amena, con un ritmo desenfrenado que me ha permitido pasar un rato muy entretenido, algo que verdaderamente no me esperaba estando Fraction a los mandos. Espero que le ritmo no pare y tendré que releerme Utopía, el cruce con Vengadores Oscuros. Me da la sensación que lo veré con otros ojos.