Terror sobre Kansas
No sé por qué me dio por pensar que ya había concluido todo lo bueno de Blueberry. Nada más lejos de la realidad, ya que en esta segunda parte de la saga, tenemos una gran historia centrada en las miserias del ser humano durante la Guerra Civil de los Estados (no)Unidos, demostrando cuán bajo puede caer alguien durante una contienda de esta clase. Sinceramente, no sé si es o no de Charlier, pero desde luego tien un estilo similar al suyo, y se ha sabido captar la esencia que ha hecho grande a esta serie. Sin duda está siendo una gran sorpresa esta aventura enmarcada en la juventud de Blueberry, con una lectura tan trepidante y adictiva como sus predecesoras. Además, Colin Wilson hace un trabajo fenomenal., pese a que se detectan algunas carencias, las cuales quedan sepultadas por la magnífica historia que nos tiene totalmente cautivado.
Una de las características principales de esta serie es la inclusión de hechos y personajes históricos co mayor o menor rigurosidad. Por lo tanto, nadie se extrañará si descubrimos que Quantrill es un personaje histórico real, junto a muchos otros empleados en esta historia.
http://es.wikipedia.org/wiki/William_QuantrillAhí podéis conocer no solo su historia, sino como algunos acontecimientos destacables son la base para la trama desarrollada en este volumen. De nuevo debo descubrirme ante tamaño nivel de investigación. Se nota mucho el cuidado con el que los autores realizaron esta serie, dando como resultado una de las grandes obras del cómic con mayúsculas.
Comenzamos con una pequeña página resumen en la que nos ponemos en situación para iniciar la segunda parte de la saga. Uno de los recursos narrativos más habituales de esta serie y que nunca dejará de sorprenderme la capacidad de síntesis de los autores.
Si en la anterior entrega, teníamos a la figura del senador Lane como la representación de la bajeza humana, en el otro bando, tenemos a Quantrill. Este duelo de villanos es perfecto para plantearnos una reflexión importante: en la guerra nadie es realmente bueno. Ambos representan el arquetipo de un hombre capaz de justificar los medios para lograr un objetivo. Y ambos dejaran un reguero de cadáveres a su paso sin dudarlo ni un momento. Pero, sobre todo, ambos son el ejemplo de todo lo malo que hay en la guerra. Y sí, la caracterización de los personajes es otro de los puntos fuertes de esta serie. Si no el más importante. Lo que es obvio, es que ambos personajes consiguen transmitir un odio visceral al lector a lo largo de todo el tomo.
Lane se marcha de iron City, creyendo que Quantrill ha quedado sepultado en las minas con sus hombres. Sin embargo, el sudista ha conseguido mantenerse con vida de puro milagro, pero está atrapado en el subsuelo del pueblo fantasma. Junto a él se encuentra Chester Burnett, al que había mantenido prisionero, creyendo que era un espía. Su conocimiento de las minas le sirve para que salgan con vida de ellas, cuya recompensa es una bala de Quantrill. En pocas páginas nos dan un par de giros que me dejan impactado. Además, vamos conociendo como se las gasta el sudista y cuanto se parece a Lane.
Por otro lado, Lane y Blueberry llegan a Fort Scott, donde Totten, ascendido a general, es puesto al corriente de las atrocidades cometidas por Lane. La política y el abuso de poder siempre presente en este tipo de tramas. En eso momento, llega un telegrama que revela un saqueo en el noroeste de Kansas, perpetrado por Quantrill. Esto supone un jarro de agua fría para el senador, que comienza a planear su siguiente movimiento. Totten, incapaz de impedirlo, ordena a Blueberry que lo siga para intentar evitar alguna catástrofe. Mike, a regañadientes, obedece. Pobre Blueberry, siempre acaba metido en todos los líos…
En Kansas City, Blueberry se dirige al cuartel general con la intención de ver al general Swing antes que el senador. Desgraciadamente llega tarde y parece que los planes de Lane siguen su curso sin que nadie pueda evitarlo. Una vez más, la burocracia y la política son un lastre, aunque los medios de comunicación tan lentos también influyen, obviamente. Además, para evitar que Blueberry sea un estorbo, Lane lo convierte en oficial de enlace, quedando obligado a guardar secreto sobre los planes del senador.
La trampa para atrapar a Quantrill consiste en buscar y detener a todas las mujeres relacionadas con el sudista y sus hombres. Precisamente la compañera de Quantrill es Miss Nugett. ¡Sorpresa!
De ese modo, vemos como son arrancadas de su hogar e ingresadas en prisión sin una causa justificable. Al día siguiente, son sometidas a un juicio amañado en el que ni Blueberry haciendo el papel de abogado defensor consigue salvarlas. De hecho, acaba siendo encarcelado con ellas acusado de traición. Ver como un senador retuerce la ley a su antojo es realmente escalofriante. Desgraciadamente, la realidad supera la ficción…
Finalmente, Blueberry y las mujeres acaban encerrados en un edificio medio en ruinas, esperando su ejecución y sirviendo de cebo para Quantrill. Precisamente, de forma simultánea, el sudista y sus hombres comienzan a planear un asalto que dará sentido al nombre del álbum, que irá acompañado por una noche de tormenta. Por otro lado, Lane espera el ataque ala ciudad y prepara sus propias defensas. No obstante, las mujeres comienzan a excavar un túnel por el que salir del edificio. Nugett incluso le pide a Mike que las acompañe, pero se niega.
La mala fortuna quiere que todos estos acontecimientos se unan en el tiempo, por lo que cuando Quantrill dinamita el muro de la prisión, las mujeres están a punto de salir por el túnel excavado. Todo queda derruido y las mujeres acaban sepultada entre escombros y tierra. Solo se salva Blueberry, que se encontraba en un piso superior y alejado del muro. Nugett queda malherida, pero Blueberry se encarga de salvarla, mientras Quantrill lo apresa, llevándoselo como rehén. De ese modo, el sudista lo utiliza para inculparlo del desastre de fuga, que ha supuesto la muerte de todas las mujeres. Al reunirse con los hombres, casi cuelgan a Mike, pero Nugett consigue salvarlo contando la verdad.
A estas alturas, Quantrill queda retratado como un vil asesino sin escrúpulos, capaz de cualquier cosa por ganar su guerra. Así, junto a Lane, forman el paradigma perfecto de la vileza humana. En contrapunto, tenemos a Nugett y Blueberry que, pese a ser enemigos, mantienen el honor intacto, sin necesidad de derramar sangre inútilmente.
El siguiente paso de Quantrill es buscar venganza, por lo que sus pass se dirigen a Lawrence, un pueblo que pretende arrasar para eliminar a Lane. Por cierto, este hecho ocurrió realmente, demostrando una vez más lo cercana que está la serie a la realidad.
Lane ha sido despojado de sus hombres y enviado a su hogar para que descanse. Un hogar que cuenta con un esclavo, por cierto….
Quantrill pretende dejar vivo solo a las mujeres y los niños. Aun así, el desastre se cierne sobre la ciudad, por lo que Blueberry consigue escapar de sus captores y se dirige allí, con la intención de avisar a todo el mundo, incluso al insoportable senador.
La campana de la iglesia es el instrumento utilizado por Mike para avisar al pueblo. No obstante, la masacre comienza de inmediato. Llega a la casa de Lane, al que está a punto de entregar. Finalmente, consigue esconderlo para hacer creer a Quantrill que ha huído. Aunque el sudista no cree la historia del soldado, no dan con él y comienzan a quemar el pueblo. Esto es la gota que colma el vaso y Nugett decide marcharse, sin comprender ese acto desalmado pro parte de sus compañeros. A pesar del incendio, Lane consigue salir con vida.
Quantrill se marcha, pero antes de atravesar el río Missouri, ata a Blueberry a un árbol para quemarlo vivo, mientras lo observa desde su territorio a la otra orilla. Es desde allí, donde observa como Nugett libera al confederado. Intenta matarlo, pero falla el tiro que impacta en Nugett. El ejército enemigo se acerca y debe huir.
Blueberry se reúne con sus hombres y jura venganza, pero esa historia será otro día.