He leído El hombre que mató a Lucky Luke.
Se trata de un álbum que publicó en nuestro país la editorial Kraken en 2016, aproximadamente, y que constituye una de las pocas aventuras del personajes creadas en la actualidad. Además, tiene la particularidad de ser obra de un solo autor, Matthieu Bonhomme, que no solo escribe la historia, si no que también la dibuja y colorea. El resultado es bastante bueno en líneas generales, o al menos a mí me ha gustado bastante, aunque no entra dentro de la estética habitual, o podríamos decir que se aleja un poco del tono de humor paródico propio de la serie. Sin embargo, sí que emplea un humor más irónico en sus diálogos, y hay un mensaje recurrente antitabaco a lo largo de toda la historia, en un ejemplo de como se puede eliminar el tabaco sin suprimirlo realmente. Llama mucho la atención este hábil recurso narrativo en el que el personaje no ha dejado de fumar, pero tampoco será capaz de fumarse un solo cigarrillo. Muy ingenioso y muy bien hilado. Yo, realmente, no estoy muy de acuerdo con este tipo de recursos, porque no me parece realista eliminar un elemento propio de una época histórica, pero al menos en esta ocasión admito que se ha hecho de forma muy inteligente y muy bien llevada.
Es curioso, porque estamos ante una historia que poco o nada tiene que ver con las más clásicas e icónicas del personaje, pero a la vez es una lectura fantástica. Los animales no hablan, la sátira desaparece, pero sí que hay algún que otro guiño como se pueden observar en los nombres de las tumbas del cementerio, o la presencia de Doc Wednesdey, un personaje que no deja de ser un pequeño homenaje a Doc Holliday, famoso por su participación en el histórico OK Corral, llevado al cine y al cómic en multitud de ocasiones. Jolly tampoco habla, pero estará muy presente esa relación íntima con Luke, así como su inteligencia, sin necesidad de salirse del papel propio de un animal. Por otra parte, la caracterización de nuestro protagonista es muy fiel a su esencia, mostrando por encima de todo su carácter humano y su eterno rol de héroe en un mundo tan salvaje como el Viejo Oeste. Este es posíblemente uno de los aspectos que más me ha gustado, con un Luke apoyado en la rectitud y su férrea creencia en la justicia, que a veces no van de la mano de la ley, como se ve en este mismo álbum.
Hay que decir, que el título de este volumen es algo engañoso, incluso las primeras páginas inducen a ello, porque parece que estamos ante todo un western crepuscular, y la última gran aventura de Luke, que desde el principio se verá acosado por su fama y su leyenda. No obstante, esta historia es más bien un buen western a secas, que narra las peripecias de nuestro héroe en un pequeño pueblo en el el tras una tormenta las esperadas reservas de la diligencia son robadas por un indio. Ante la pasividad de la autoridad competente, los hermanos Bone, Luke es contratado por los ciudadanos para que investigue el caso. Su investigación le llevará a un desenlace que si bien es cierto que en cierta forma es más o menos predecible en una historia de este tipo, no deja de ser un trabajo muy sólido y muy bien elaborado que deja al lector con un buen sabor de boca.
Yo he disfrutado mucho de esta lectura, de la que ya había oído muy buenas valoraciones, y la verdad es que son bastante merecidas. Si bien es cierto que se sale totalmente de la línea habitual del personaje, introduciéndonos en lo que algunos consideran un tono más adulto y realista, lo cierto y verdad es que tampoco se aleja tanto de la esencia de la obra original. Supongo que después del tiempo que ha pasado no se esperan más historias de este autor, pero no estaría nada mal que le ofreciesen a Bonhomme hacer otra aventura, porque ésta está francamente bien, muy en la línea del europeo actual. En mi opinión, una lectura muy recomendable para todos los públicos, tanto para los amantes del pistolero más rápido que su sombra como para los aficionados a los buenos cómics europeos. Y es que, sin duda, hay una verdad indiscutible: las grandes leyendas son inmortales y nunca mueren. En este magnífico álbum tenemos un ejemplo perfecto de ello. I’m a poor lonesome cowboy, far away from home…