He leído
One Piece Nº 81.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Un tomo interesante, me ha gustado mucho, aunque debo reconocer que la narrativa de Oda no me termina de convencer. Si bien es cierto que lo hace en pro del suspense, desgranando la historia de lo sucedido en Zou antes de la llegada de Luffy, en ocasiones me ha parecido algo liosos y he tenido que retroceder para verificar que realmente no había páginas desordenadas en mi tomo. Hay varios aspectos muy interesantes, que parecen apuntar a futuras tramas, con varios emperadores involucrados, el tema de Kaido y el cada vez mayor protagonismo de los samuráis del país de Wano, me mi sensación general es que estamos ante un gigantesco prólogo que no ha terminado de arrancar. Lo mejor de todo es que por fin tenemos a la banda reunida de una vez por todas, salvo Sanji, lo cual supongo que nos llevará a otra inevitable separación. Intentaré desgranar el resto de contenido, pero Oda no me lo ha puesto demasiado fácil en este volumen.
Bajo mi punto de vista, la mejor noticia de todas es que por fin tenemos reunida al a banda. En una primera instancia vemos que todos se han reunido en una gran comilona, de esas que tanto gustan a Luffy, momento en el que comienza la narración de los hechos ocurridos apenas 10 días antes. Como decía antes, la narrativa de oda, generalmente bastante buena, se ve un poco lastrada por este método narrativo en el que el flashback se introduce de manera simultánea al presente, de forma que prácticamente asistimos a la presentación de los habitantes de Zou por duplicado. Al final se acaba cogiendo el hilo conductor, pero en un principio me ha costado bastante. Casi hubiese preferido un flashback de varios capítulos contando la historia de corrido, la verdad. En los últimos tempos, la narrativa del japonés se ha visto lastrada en varias ocasiones, en la saga anterior por el uso excesivo de personajes, y ahora por un recurso narrativo que si bien busca mantener al lector en suspense se podría haber hecho de otra forma mucho sencilla y no tan confusa en ocasiones.
El flashback comienza con un hecho que hasta el momento había quedado en suspenso, la persecución de Big Mom sobre el Thousand Sunny. Además, conocemos la inclusión a su tripulación de Capone Gang Bege, que creo que a nadie se le ha pasado que es un guiño al famoso mafioso del hampa con el que se enfrentara Eliot Ness. Sanji y sus compañeros consiguen hacer frente al ataque, con bastante solvencia, y acaban en la actual ubicación, la tierra de los Mink. A su vez, los Mink reciben la visita de Jack de la sequía, el famoso Jack que había quedado oculto en el tomo anterior. Se trata de la banda pirata de las cien bestias, un nombre muy apropiado cuando su capitán puede transformarse en un gigantesco mamut, que está a las órdenes de Kaido. Llegan a Zou buscando a un samurái del país de Wano llamado Raizô, pero a pesar de que los Mink afirman por activa y por pasiva que no conocen a nadie con ese nombre, deberán librar una batalla contra esta banda de piratas durante varios días seguidos sin descanso alguno. Zou tiene la particularidad de tener dos monarcas, uno que gobierna de día y que es un Mink perro, y otro que gobierna de noche, que es un Mink gato, llevando al animadversión de estos animales hasta un nuevo extremo, algo que tengo que reconocer que es digno de alabar. De una idea tan sencilla como mundana, Oda extrae una interesante idea para incorporarla a la serie. De ese modo, los Mink pueden pelear noche y día. Sin embargo, Jack y los suyos utilizan una poderosa niebla, el Koro, que debilita a sus adversarios situándolos al borde de la muerte, pudiendo así seguir torturándolos y matándolos para ver si les dicen donde está Renzô. Tengo que reconocer que antes del giro final de los acontecimientos, todo esto me parecía algo absurdo. Es decir, está claro que Kaido tenía una información fiable sobre el paradero del samurái, pero ante la negativa respuesta de los Mink todo parece fruto de una maldad sin límites, situando a estos piratas en unos niveles de violencia gratuita pocas veces vistos en la serie. Ante esta situación, oda consigue transmitir auténtica lástima, a pesar de que los Mink son una raza guerrera como queda de sobras demostrado a lo largo de todo el tomo. eso sí, en el tramo final todo adquiere un mayor sentido y surge casi una admiración ante este pueblo que en un principio era acusado de odiar a los humanos. Quién sabe si realmente es algo fingido para alejar al resto del mundo de ellos.
Mientras la historia se cuenta, iremos conociendo de forma simultánea a personajes. Por ejemplo, Sicilian (Mink león) líder de los mosqueteros, al más puro estilo de las novelas de Alejandro Dumas. Desde luego, Oda no está muy sutil en esta saga que digamos. También conoceremos al Duque Inuarashi, el monarca de día, y al amo Nekomamushi, el monarca de noche, completando así el cuadro de lo sucedido durante la batalla que dejo la ciudad destruida. Cabe destacar el nivel de poder de todos estos personajes, que si no fuese por el arma creada por Caesar, la balanza no se habría desequilibrado tan fácilmente. Desde luego, se echa en falta haber podido ver el poder que puede alcanzar la banda del Sombrero de Paja para enfrentarse a este tipo de enemigos. Por no mencionar que los enfrentamientos de cierta espectacularidad parecen ser cosa del pasado, espero que ne esta saga se nos permita ver alguno, que ya va siendo hora.
Siguiendo con el flashback, podremos ver porque los Mink consideran a Luffy y sus amigos sus salvadores. En primer lugar, durante la batalla, Jack recibe la noticia de la derrota de Mingo, lo que le obliga a retirarse. A su vez, llegan a la "isla" Nami, Sanji, Brook y Chopper, que no solo se encargan de algunos piratas rezagados de la banda pirata de las cien bestias, sino que utilizan los poderes de Caesar para despejar la bruma tóxica y crear un antídoto para todos los supervivientes. Además, las habilidades médicas de Chopper salvan a los dos monarcas, aunque no se puede decir que sean unos buenos pacientes, que digamos.
Tras convertirse en héroes, algo de lo que se beneficia especialmente Sanji, que posiblemente no ha recibido tantos besos y lametones en todo lo que llevamos de serie, la cosa se complica, porque Capone les ha seguido, junto a Pekoms, otro pirata oriundo de Zou, que no puede seguir con las órdenes de Big Mom, ya que han salvado a su familia. Sin embargo, Capone no tiene tantos sentimientos y tras abatir a su compañero se enfrenta a los miembros de la banda que se encuentran presentes. Yo creía que ya lo había visto todo en esta serie, pero está claro que Oda es capaz de seguir sorprendiéndome ne cada saga. En esta ocasión, el pirata del traje de mil rallas tiene el poder de la fruta castillo, siendo su cuerpo entero una fortaleza de la que salen capos de la mafias fuertemente armados. Además, consigue atrapar a Caesar, lo que provoca la rendición del grupo, siendo invitado al castillo de capone. En su interior, surge una historia con la que de nuevo Oda nos sorprende, rescatando una escena que pasó hace muchos capítulos, donde se sembraba un misterio sobre los orígenes de Sanji. Capone los reúne a todos para presentar una invitación a tomar el té con Big Mom, dirigida a Sanji, en lo que se traduce como una obligación de casarse con una de sus hijas. De ese modo, surge el apellido del cocinero, Vinsmoke, cuyo enlace parece tener un objetivo político. Al parecer, Sanji proviene de una familia de de conocidos de asesinos. Además, este matrimonio no solo es la unión de dos importantes familias, una de ellas incluso con uno de los cuatro emperadores entre sus filas, sino que pondría en una situación complicad a Luffy, que quiere mantener su independencia. Aunque no parece que Big Mom tenga intención de anexionarlo, el primer daño colateral sería que Sanji debería dejar la tripulación, algo que como ya sabemos, Luffy no puede permitir, aunque en esta ocasión la situación está totalmente en su contra.
El cocinero decide expulsar a sus compañeros del "castillo" de Capone, para que esté lo lleve a él y a Caesar a la cita nupcial. No obstante, antes deja una nota en la que dice claramente que regresará. Ha decidido que no se involucre Luffy, como si eso fuera posible, y solucionar esto por su cuenta. De momento no sabemos como le irá. Por cierto, otra de las presentaciones es la de Vito, el pistolero misterioso, con lengua bífida incluida, que parece más que evidente que es un adversario propio para Usuff., que apenas se le ha notado en este volumen. Tras despejar todas las dudas sobre lo sucedido, o al menos eso parece, nuestros protagonistas siguen con su visita a los monarcas de este lugar, legándole el turno a Nekomamushi, el gato. Si lo perros tiene mosqueteros, dudo mucho que eso sea una casualidad y que Oda no se haya acordado de cierta serie francojaponesa que estoy convencido que más de uno vio cuando niño, los gatos tienen a Pedro el de los árboles y sus Guardians. Sinceramente, aquí me he perdido y no sé a qué pretende aludir Oda. Lo que no termino de entender es por qué no han traducido a este grupo como "Guardianes", dejando el término en inglés. Tampoco es que aclare gran cosa, pero mosqueteros y guardianes, creo que suena mejor que mosqueteros y guardians. Por otro lado, parece que esta es la saga de los besos y del amor, por la escena que vemos con Chopper.
Tras la divertida visita al gigantes gato juguetón, pasamos a la visita a Pekoms (Pekomushi para Luffy
), que será mucho más reveladora. La idea del Sombrero de Paja no es otra que ir a ver directamente a Big Mom, sin sopesar demasiado los riesgos y lo que ese acto supone. Sin embargo, se le ocurre una idea, suponemos que estaba enfermo ese día, regresar al barco de Big Mom con Pekoms, para intentar evitar la boda sobre la marcha. Desde luego no es muy elaborado, pero tiene sentido que vaya solo para que no parezca una declaración de guerra. No obstante, es tan ambigua como lo es todo lo que piensa Luffy.
La otra reunión que podemos ver en este tomo es la de Tra con 20 hombres de su tripulación, que también se unen con Luffy y los suyos. Desde luego, últimamente no falta gente por ningún lado. Law escucha su plan y expone el peligro al que está sometido Zou, con lo que presupone que es la inminente llegada de Kaido. Y más tras lo sucedido en días pasados. Así que mientras lo piensan mejor... ¡celebran una fiesta! A lo Astérix y Obélix.
Este tomo es de cierta clama, aunque se cuentan muchas cosas y la trama avanza un poco, tampoco mucho, pero también es cierto que son unos episodios con mucha carga humorística, descongestionando un poco el tono dramático de los últimos tiempos. Aunque el humor siempre está presente, creo que en este tomo llega incluso a sobresalir. De hecho, la parte final no solo tiene un importante componente cómico, sigo que revela algo que a mí me ha cogido totalmente por sorpresa. Entre tanta reunión, solo nos faltaba la llegada de los dos samuráis amigos de Luffy que seguían escalando la pata del elefante sin demasiado éxito, algo que consiguen al final del tomo. Teniendo en cuenta todo lo sucedido a los Mink, la banda se cuidaba mucho de decir que tenían a dos amigos samuráis del país de Wano, y mucho menos que estaban allí. Por lo tanto los únicos que no asisten a la fiesta, Robin, Brook y Franky, esperan a Kinnemon y Kanjurô, para evitar que entren en la ciudad y regresen al barco. Sin embargo se quedan dormidos durante la vigilia, y los samuráis entran en la ciudad tras reunirse con Momosuke, que por fin recupera su forma de niño. La incursión de los tres provoca que suenen las alarmas, encontrándose en medio de la plaza los dos monarcas que se odian a muerte, como el perro y el gato, nunca mejor dicho, llegando a iniciar una pelea. Mientras, Robin y sus compañeros hacen lo posible por evitar que sus amigos sean descubiertos, pero
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Con esto demuestran su fidelidad y se han ganado a Luffy para siempre.
Reconozco que el tomo tiene sus momentos en los que la trama pierde algo de fuerza, pero no deja de ser cierto que con este final, o con otras escenas divertidísimas, levanta rápidamente el vuelo. Después está la capacidad de oda de seguir sorprendiendo al lector, a pesar de llevar ya más de 800 capítulos, por no mencionar esa enorme trabajo de construcción de un mundo de fantasía donde todo está perfectamente cuidado al milímetro. Yo diría que no hay un cómic en todo el medio que tenga esta precisión y haya alcanzado esta longitud y es cantidad de páginas. Y lo que le queda. Desde mi punto de vista, uno de los principales atractivos de One Piece, que de momento no ha perdido ni un ápice de frescura en ese aspecto. Por cierto, una curiosidad para los que siguen la edición española. Por primera vez, Planeta repite el color de las sobrecubiertas de un tomo de la colección durante dos números seguidos. Supongo que se habrán confundido, porque se alternan 4 colores. Es una chorrada sin importancia, pero me ha llamado la atención. En fin, a esperar el próximo tomo...