He leído
Mundo Putrefacto Nº 2: El secreto de los muertos.
En esta nueva entrega tenemos un tomo íntegramente dedicado a la colección
Frankenstein Agente de SHADE. Por un lado me parece bien porque no queda inédito el final de la serie. Pero por otro lado, tenemos un tomo más voluminoso de la cuenta que quizá no interese demasiado a aquellos que no hayan seguido la colección de Frank.
Comenzamos con una historia que trata sobre un posible topo en la organización de SHADE, el cual comienza a provocar ataques sobre los agentes, entre ellos Frank.
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Yo sigo pensando que a esta serie le falta algo y no me termina de convencer. De hecho, a medida que avanzo en la lectura del tomo, noto un agotamiento progresivo. La combinación de elementos típicos de la ciencia ficción, el espionaje y el terror están muy bien, pero el ritmo de acción constante, sin apenas detenerse a analizar los conceptos, o el prácticamente nulo desarrollo de los personajes, me deja una sensación de vacío inexplicable. No está mal, pero no consigo conectar ni con la historia, ni con los personajes. El único desarrollo destacable es la relación que nace entre Frank y Nina, aunque, en mi opinión, falla la narrativa. Y es que la marcha de Lemire ha supuesto un bajón importante a la hora enlazar las tramas. Todo está demasiado confuso y ocurren las situaciones casi sin explicación. Como los flashback que tiene Frank sobre el pasado de las personas a las que pertenecieron sus miembros. No queda muy claro porque las tiene y tampoco me parece bien explicado como le desaparecen. Además, se desaprovecha la ocasión para profundizar en el personaje y sus sentimientos, ya que su cuerpo está formado por personas de la peor calaña. El tema se trata, pero muy superficialmente. Y es que quizá sea una de las características principales de esta serie, la superficialidad, unida a la acción desbordante, a veces sin demasiado sentido, a pesar de que el concepto en sí, no solo es interesante, sino que se le podía haber sacado mucho más partido.
Esta historia nos enlaza con el evento Mundo Putrefacto, ya que regresa Víctor Frankenstein como líder de la putrefacción y enemigo de la humanidad. Si hasta este momento había cierta confusión, con la llegada del creador de Frank todo se desmadra.

No sé si es porque se enlaza con algo narrado en los Siete soldados de la Victoria, serie que no he leído, o es simple ineptitud narrativa de los autores, pero no me queda demasiado claro como enlazan ambas historias. la cuestión, es que tras salir de Leviatán, Frank se encuentra el mundo sumido por el caos de la putrefacción. Curiosamente, su estatus de monstruo y su carne incorrupta lo hacen inmune, pero sobre todo lo sitúan en tierra de nadie en lo que al conflicto se refiere. Sin embargo, el Rojo es quien opta por reclutarlo y ayudarlo.
Con SHADE fuera de juego, Frank y Nina deben buscar el artilugio que dio vida al propio Frank para utilizarlo contra la putrefacción.
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Peleas y más peleas. Monstruos grandes y, como no, más peleas. Una amalgama de conceptos e ideas que no me han conseguido transmitir nada y que me han parecido muy mal narradas. La sensación es de que pasa algo, pero está todo tan confuso que parece que algunas cosas ocurran porque sí. Me he encontrado bastante perdido y al borde del aburrimiento.
Lo peor llega al final, con el número que cierra la colección. Y es que ese me ha parecido malísimo. Además, hay un salto con el final del evento y
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O sea, que la historia tiene cero repercusión.

La trama se centra en la misión de Frank contra unos terroristas biológicos, los cuales lanzan un misil con un peligroso virus.
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En definitiva, un tomo de más a menos, donde se echa de meno la mano de Lemire. Además contamos con el final de una serie que a mí no ha conseguido convencerme y que ha tenido demasiados altibajos para su corta duración. Tanto a nivel de guión como de dibujo. Una serie muy floja, quizá siendo benévolos con ella.