He leído Wraith (Espectro).
Se trata de una miniserie escrita por Joe Hill y dibujada por Charles Paul Wilson III, publicada en 2014 por IDW Publishing. Como se puede vislumbrar tanto por el título como por la portada, estamos ante una precuela en cómic de la novela del escritor NOS4A2. Es decir, aunque es una historia autónoma, que no necesita la lectura de la novela de Hill, es bastante complementaria y ayuda a comprender aún más al personaje Charlie Manx, este villano que parece haber calado lo suficiente como para seguir teniendo apariciones posteriores en otros medios. Incluso tengo entendido que hay un interés en hacer una serie de televisión de la novela, si es que no se ha hecho ya.
Lo primero realmente destacable es que para ser un cómic hay mucho texto. Y esto no lo digo como algo malo, sino para recalcar el hecho de que al autor a pesar del amor que ha demostrado por el medio, con esta criatura en concreto prácticamente realiza un pequeño relato ilustrado. De hecho, el epílogo es precisamente eso, eliminando la narrativa gráfica de las viñetas, siendo acompañado por algunas ilustraciones simplemente. Además, presenta la estructura de un libro, incluso en algunos momentos, con saltos temporales en la cronología de la historia, tenemos un estilo muy similar al de un libro, entrando e la mente de alguno de los personajes para que el lector se familiarice con ello. Me parece un contraste interesante, ya que lo que funciona en un medio no tiene porque funcionar ne otro, pero hay que reconoce que tanto el guionista como el dibujante han conseguido una buena compenetración y el resultado final es bastante bueno. Charles Paul Wilson III emplea un estilo feista y tétrico que encaja muy bien con el tono de la trama, notándose cierta influencia de Ben Templesmith, bebiendo mucho de la estética de "30 Días de Noche". Aunque ya comenté que la relación con el vampirismo es mínima, sin que se pueda negar el homenaje al Nosferatu de Murnau, para la estética de los habitantes de Christmaland se ajusta como anillo al dedo, encajando con las descripciones del libro. Yo creo que, en líneas generales, gráficamente está muy conseguido este mundo de fantasía, y los lectores de la novela pueden estar satisfechos de esta interpretación.
La historia cuenta con un interesante epílogo que profundiza en la historia y orígenes de Charlie Manx, y como su trágica vida lo llevó a convertirse en el conductor del Rolls Royce Espectro. Me ha gustado mucho, porque Hill es capaz de hilar muchos aspectos de la novela que no se habían aclarado del todo, presentando lo que podríamos considerar el origen oficial y ampliado de un gran villano en ciernes. Es curioso, porque tenemos un interesante artículo al final del tomo, escrito por Javier Agrafojo, en el que explica muy bien las influencias en las que se basa Hill para crear este personaje, que bien parece una extraña combinación entre el Joker y el silencioso hombre alto de Phantasma, el film clásico de terror de los setenta. Y es que yo había pensado lo mismo cuando leí la novela. Aunque debo reconocer que no estoy de acuerdo en que la novela esté inspirada en Christine, ni tenga tantas reminiscencias de It. Entiendo que hay elementos similares, como la autonomía del coche y la desaparición de los niños, pero por mucho que esta novela beba de los grandes clásicos y sea deudora en parte del estilo narrativo de Stephen King, todo eso me parece circunstancial y creo que prima mucho más la originalidad del concepto. Yo mismo pensé en la película de Narciso Ibáñez Serrador ¿Quién puede matar a un niño? o el propio relato que se convertiría en película Los chicos del maíz, ambos mencionados también en el artículo, pero no dejan de ser elementos empleados en otras historias y en los que coinciden.
Como iba diciendo, se trata de una precuela, por lo que todo sucede antes de la novela, donde uno de los tres presos que se dirigen a la cárcel orquesta una fuga durante el traslado, consiguiendo escapar, pero llevándose como rehén a una guardia de más de sesenta años. Esto suena a chiste, pero la verdad es que funciona tan bien en el relato que ni siquiera te paras a pensar en ello. Entre los delincuentes se encuentran un asesino despiadado que trabajó en un circo, el cual ha orquestado la fuga con un compañero del exterior que sufre un trágico final, un profesor que cometió un delito por motivos familiares, y un abusador de menores. será este último el que proponga pedir ayuda a un viejo amigo experto en hacer desaparecer la gente, momento en el que entra en escena Charlie Manx, que los lleva directos a Christmaland. Sinceramente, a los que les gustó la novela les va a encantar este cómic, porque mantiene toda la esencia y es un complemento perfecto a la misma, poniéndose de manifiesto que Joe Hill comienza a trabajar en un universo de ficción propio. Además, el dibujo es prácticamente perfecto y hay momentos espectacularmente narrados que nos transportan a ese mundo de fantasía surgido de la mente del escritor. Cabe destacar el papel del coche, algo que ya quedó meridianamente claro en la novela, pero sobre lo que se vuelve a incidir bastante en este relato, sobre todo en ese nexo de unión que tiene con Manx.
Finalmente, y como decía al principio, tenemos un epílogo de texto de unas 20 páginas que no tiene desperdicio. Narra la historia de Flynn, un personaje que será de una capital importancia tanto para el propio origen de Manx como en diferentes momentos que ocurren en la tramoya del relato. Es decir, es el responsable directo o indirecto de ciertos momentos en la vida de otros personajes que ya conocemos, además de estar presente entre bambalinas en otros. Me ha encantado este ejercicio de continuidad, donde Joe Hill cierra el círculo totalmente, añadiendo pequeñas subhistorias que nacen a raíz de la trama principal y de la propia novela. es increíble como teje un auténtico mundo alrededor de ciertos personajes, entrelazando sus vidas. casi diría que este epílogo es aún mejor que la propia miniserie. Por cierto, en el mencionado artículo, se hace mención a muchas de las influencias de Hill, algunas quizá muy obvias, pero otras no tanto. Y es que ya me quedó claro que esta obra era bastante referencial en cuanto a guiños y pequeños detalles para el ojo avizor. De hecho, ese cartel de Desolación que aparece en varias ocasiones, me pregunto si no estará mal traducido, y en el original pone Desesperación, porque la ubicación es exactamente la misma que el pueblo donde se desarrolla la novela homónima de Stephen King y que fue llevada al cine en una espantosa adaptación. De todas formas, todo esto no quita que el trabajo del autor no sea original y buen aporte la género del terror, que en los últimos tiempos necesitaba este tipo de frescura para salir del maniqueísmo habitual. Desde luego, Joe Hill apunta maneras, y si sigue en esta línea y esa creatividad no se estropea, es un escritor muy a tener en cuenta en los próximos años dentro del género.
Por último, destacar la edición de Planeta de un tomo en tapa dura con buena encuadernación y que además del mencionado artículo, bastante interesante, se incluyen un montón de ilustraciones, además de las portadas originales, algunas de Gabriel Rodríguez, el dibujante de Locke & Key. A mí me parece una historia muy interesante, que puede ser bastante disfrutable tanto para el lector de la novela como para el que no la haya leído, además de que son perfectamente autónomas, a pesar de ser complementarias. Posiblemente una oportunidad única de ir de visita a Christmaland montado en un Rolls Royce. Si tienes el alma de un niño no dejarías escapar la oportunidad.