He leído
La Nueva Patrulla-X Nº 19 - 24.
Retomo la lectura de la colección tras mi
anterior comentario.
He tenido que releerme a mí mismo para ser consciente de porqué sigo leyendo esta serie. Bendis continúa en la misma tesitura, prolongando aún más si cabe el verdadero motivo por el que esta joven Patrulla-X vino al presente. Una vez más, se desvía del plan inicial y se dedica a otras cosas, dejando para el final una reveladora frase que ofrezca un pequeño rayo de esperanza. A estas alturas, con el anuncio de su marcha, ya soy incapaz de creerme nada. Lo peor es que este concepto lo veía como algo con fecha de caducidad y cuanto más avanza la colección más parece que la idea sea todo lo contrario. La Casa de las Ideas continúa permitiendo que los líos espacio temprales se vayan acumulando, transmitiendo la sensación de que el multiverso Marvel se está convirtiendo en una madeja que nadie será capaz de desenredar. Todo guionista que se precie parece necesitar esta temática para contar una historia, que prácticamente es acogida con buenos ojos en la mayoría de los títulos de la actualidad. Unas veces mejor, otras peor, pero la sensación que yo tengo es la de que la originalidad y la imaginación no están muy presentes en algunos sectores de la editorial en estos momentos.
A pesar de todo ello, esta saga ha estado cuanto menos entretenida. El nivel de molonidad ha alcanzado niveles óptimos, pero me dejaron mejor sabor de boca los números anteriores. Quizá uno de los aspectos que más me ha gustado ha sido el tono coral que ha sabido administrar el guionista a toda la línea argumental, demostrando que cuando quiere es capaz de desarrollar a los personajes bastante bien. Jean Grey sigue teniendo la voz cantante, por supuesto. Sin lugar a dudas, es el personaje que mejor está construyendo el de Cleveland; con mayor acierto y profundidad. Además, es el que pone encima de la mesa los conceptos más interesantes. No obstante, aunque no comulgo con el retrato de Bobby, su papel de capullo integral está perfectamente conseguido. Es cansino como el solo. Bestia y Ángel siguen en su tónica, al igual que X-23, alguien que, bajo mi punto de vista, no debería estar en este grupo, por aquello de la fecha de caducidad que comentaba antes. De todas formas, el guionista ha conseguido hacerla encajar bien, dando como resultado un pequeño simulacro, que muestra que pasaría si el equipo contara con Lobezno en sus filas. Al fin y al cabo es su clon.
La historia es sencilla, poco original, pero efectiva. Mi sensación ha medida que la leía era la de haber leído algo muy similar en muchas ocasiones anteriores. El grupo sale en una misión, se topa con un portal a otro mundo, acaban en el Universo Ultimate, conocen a sus versiones definitivas (al menos las que aún viven), hacen amigos, viven una alucinante aventura y regresan al punto de partida en un final feliz. Se trata de un esquema aplicable a un sinfín de historias de cualquier medio, con la salvedad de que Bendis juega con sus propios juguetes y se permite el lujo de interaccionar a personajes que él mismo ha creado. Se podría decir que es algo como: “Desde el principio quise unir lo destinos de ambos mundos y ahora por fin lo he conseguido”. Desde luego, el resultado es divertido, los personajes están bien caracterizados, pero algunos aspectos no me terminan de convencer.
El primero de ellos es que nuestros protagonistas dan con el nacimiento de un nuevo mutante. Uno de los temas más peliagudos para el Homo Superior y ni siquiera se hace una mínima mención de ello. El resurgimiento de este hecho debería ser motivo de una máxima atención, pero Bendis se dedica a otras cosas. La interrelación de Morales y Jean tampoco me convence. De hecho, el guionista en los pequeños detalles no me convence nada. Esa ducha de la pelirroja en plena huida no pinta nada. Y algunas conversaciones de besugos me sacan de la lectura. Se supone que ese es uno de los puntos fuertes del autor y es precisamente en ellos donde flojea un poco. O será que le estoy perdiendo el gusto a este humor tan torpe.
Pero si hay algo que no me ha gustado nada en absoluto es el dibujo de Mahmud Asrar que, además, pretende copiar descaradamente el estilo de Immonem. Hasta el momento, esta cabecera ha contado con muy buenos dibujantes, llegando a ser el aspecto más positivo de la misma. Sin embargo, la elección para sustituir a alguien del nivel de Immonem no podía ser peor. Espero que no dure demasiado, porque sin ser un horror, es bastante malo. Y encima no tiene estilo propio.
Mi conclusión final es que la saga ha sido entretenida, pero ha descendido un poco de nivel con respecto a los anteriores números. El
crossover entre universos me parece algo irrelevante, se podía haber contado en menos números y se podría haber innovado un poco en la estructura del argumento. Lo que verdad importa sigue quedando en el limbo y en el horizonte se espera un nuevo
crossover, en esta ocasión, con diferentes series relacionadas con los Guardianes, por lo que la sensación de alargamiento del concepto continúa por tiempo indeterminado. ¿Quién se irá antes de la colección, Bendis o yo? Espero tener pronto una respuesta a esa pregunta.