He leído Coleccionable Ultimate Nº 53: Ultimate Spiderman Nº 25: El mundo según Peter Parker.
Después de la tormenta viene la calma. O eso es lo que nos han dicho siempre. Pero, claro, eso solo sucede si tu vida no es una montaña rusa de emociones. Pero, sobre todo, si tu nombre no es Peter Parker, el protagonista de la mejor serie de la línea Ultimate, cuya vida está dirigida por el mejor Brian M. Bendis que se pueda concebir en el género de superhéroes.
Tras el caos que supuso Ultimatum, Bendis comienza a recomponer la vida de Peter Parker en todas sus facetas. Una vez más, da una vuelta de tuerca al personaje dotando su entorno privado de una frescura inusitada, acompañada de unos diálogos realmente ingeniosos. El de Cleveland siempre ha mostrado una gran habilidad para el arte secuencial desde la estática de una conversación. Aquí da un paso más en el concepto y el resultado final es todo un éxito.
Por otro lado, el nuevo enfoque de la vida de Peter vendrá acompañado de muchos cambios: nuevos villanos y nuevos secundarios; incluso un reciclaje de los habituales, que obtendrán un nuevo rol, como es el caso de MJ. Quizá el personaje más irreconocible de todos, aunque Kitty también ofrece una versión definitiva de lo más inesperada.
Como suele ser habitual, en el prólogo, Julián explica muy bien lo que significa esta nueva fase del Spiderman definitivo, pero no estoy de acuerdo con él en varios aspectos. No seré yo el que le quite mérito a la labor de Bendis en esta colección. La renovación del concepto creado hace décadas por Stan Lee y Steve Ditko se presenta con toda la frescura del siglo XX. Aquellas historias clásicas que nos emocionaron, y lo siguen haciendo hoy, han sido puestas bajo un nuevo prisma, sin perder un ápice de interés. No obstante, la frescura no es sinónimo de originalidad. En esta nueva andadura del Peter definitivo hay frescura, incluso una pequeña dosis de originalidad, como la evolución que ha sufrido MJ, pero también hay mucho homenaje y mucho concepto remodelado para encajarlo aquí. La casa de May Parker se convierte en un hogar de acogida superheroico pero, que casualidad, los nuevos inquilinos y Spiderman forman una nueva versión de los asombrosos amigos del Trepamuros. Ya se homenajeó en su día a la serie de TV, pero esto ya es totalmente descarado. Es cierto que el camino para llegar aquí ha sido diferente al original y todo se ha producido de una manera orgánica y coherente. Sin embargo, no deja de ser un concepto reciclado.
Otro ejemplo es el robot que persigue a Spiderman por su ADN, como un Mata-Arañas cualquiera. O la inclusión de Jessica como secundaria habitual, uno de los personajes fetiche del autor. Y si nos vamos a ese Marvel Boy (Rick Jones), veremos un montón de guiños al universo tradicional. Al igual que sucede en la escena del Proyecto Pegaso. Bueno, y si hablamos de potenciar la vida privada del personaje por encima de su álter ego, creo que es una de las bases que sentó Stan Lee en la década de los setenta, y nadie concibe una buena etapa de nuestro amistoso vecino sin que ese elemento forme parte de ella.
Todo esto no significa que el trabajo de Bendis sea malo. Ni mucho menos. Este arranque de la serie me ha gustado mucho y me hace ver que es una de las mejores obras de Bendis dentro del género, aunque no haya concluido aún su labor en ella. Pero tras leer el prólogo, me esperaba algo más innovador. Y yo, con el permiso de Julián, no lo acabo de ver. Tebeos frescos, divertidos, por encima de la media actual, sí, pero no exploran nada nuevo, al menos no del todo, siguen bebiendo de las mil y una versiones del personaje en los diferentes medios por los que ha pasado. Como cualquier icono de la cultura pop que se precie.
En el apartado gráfico tenemos a un David Lafuente que hace que llore aún más la ausencia de Mark Bagley. Al dibujante español le viene grande esta serie. No me gusta su forma de representar físicamente a Parker, ni a muchos otros personajes. Con los disfraces se defiende, pero en la vida civil mucho menos. Y en una serie donde se hace hincapié en esa faceta menos heroica, eso se nota mucho. Para colmo, en los dos últimos números del tomo, entra en escena Takeshi Myazawa. No lo hace mal, ni me parece un mal dibujante, pero el manga y el cómic americano son dos cosas que no me gustan cuando se combinan. Una lástima que el trabajo del guionista se vea ensombrecido por el de los dibujantes, pero parece ser un sino ligado a todo aquel que escriba al personaje en la última década.