Esta semana he visto que ya ha salido el tomo de Hulk. ¿Han cambiado la portada o yo tengo muy mala memoria? Pensé que era la del TP USA. La verdad es que ha quedado muy bonito, mucho más que mi tomo con esa portada horrorosa. Aunque tampoco me quejo por aquello del papel, textos originales y demás. En cualquier caso, enhorabuena porque ha quedado un tomo excelente.
Me encantaría saber qué os está pareciendo a los que os acercáis por primera vez a estos números, o incluso al verdadero Hulk de su cabecera. Ojalá que os enganchéis, que se venda bien y que salga el segundo. Pensad eso, que lo mejor está por llegar.
Ya expresé en su día mi sorpresa por esta decisión, cuando con otros personajes ha sido al revés; pero creo que tiene sus ventajas. En estos números vais a leer a un Mantlo muy deudor fundamentalmente de las historias que escribieron Lee y Thomas. Y eso ayudará mucho a poneros en contexto antes de apreciar la pericia de Bill al llevar a Hulk un poco más allá.
En el hipotético segundo tomo contemplaréis al personaje más desdichado y marginado que yo he leído en Marvel. Tengo que leer más sobre Spidey, mutantes, y ese Capi anacrónico; pero vamos, dudo mucho que superen el Calvario por el que tienen que atravesar Banner y Hulk. Ya lo dijo Roy Thomas "Hulk es el símbolo viviente de la inhumanidad de las personas hacia todo lo extraño o desconocido".
Creo que este es uno de los factores que hace de Hulk un icono pop que ha saltado de las páginas de los tebeos al acervo cultural occidental como solo tres o cuatro supers más lo han hecho. Si a eso le añadimos que es un personaje de corte infantil, la popularidad está casi asegurada generación tras generación. Inocencia y marginación. De hecho, a mí que me encanta la literatura infantil, creo que me gana por ahí.
Cuando no se le conoce mucho, el paralelismo con Frankenstein es tan verdadero como repetitivo. Es como decir que es verde, un obviedad. Sin embargo a veces se pasa por alto que quien subyace es el Frankenstein de la niña y el lago, tan obtuso como ingenuo. Los que han leído a Hulk saben que es esa suerte de personaje infantil del perfil de Ludo, tan torpe intelectualmente como lleno de humanidad, que tanta ternura y simpatía despierta en los más pequeños de la casa. Y eso es así, porque al final, Hulk se nos muestra como un niño; ninguneado por los que se creen más listos y sin embargo, cargado de verdades más sólidas que sus puños.
¿Quién no recuerda esas respuestas lapidarias cuando le ofrecen dinero y poder? Hulk contesta que para qué sirven esos papeles que la gente estúpida llama dinero, para qué sirve mandar sobre los demás si él es libre, para qué sirven las fronteras si cuando él salta por los cielos no ve líneas dibujadas en la tierra. Habrá a quien le evoque a Forrest Gump, aunque con más mala leche y menos paciencia. O si alguien lo prefiere, un acercamiento al mito del buen salvaje rosseauniano, de cuya violencia es responsable una sociedad llena de odios, prejuicios, hipocresía y aspiraciones banales.
Al final, Hulk es uno más de esos personajes que se ha usado durante siglos en la historia de la literatura universal como prisma para mostrarnos lo peor del ser humano. Número a número vamos viendo que los verdaderos idiotas son los que se mofan de él, los que lo juzgan sin ni siquiera preocuparse en conocerlo, los que creen saberlo todo. En definitiva, los que verdaderamente merecen esa compasión de etimología latina de la que habla Kundera.
Yo qué queréis que os diga, a mí, este tipo de personaje, se llame Hulk, Quasimodo, Frankenstein o Forrest Gump me toca la fibra mucho más que los que se colocan una máscara o una capa y salen a la calle por venganza o su particular sentido de la justicia. Empatizo con los primeros más desde la compasión germánica, ahora que se me vino a la cabeza la reflexión de Kundera.
Eso sí, cada uno tenemos nuestra fibra y a ella se llega de maneras muy diversas, pero todas igual de emocionantes y ahí hay mucho de la magia que contienen la historias, y en este caso los tebeos.