Essex dice (a lo Simon

) que duda un tanto de que comprendas la dimensión que le das al debate metiendo tan alegremente el nombre de Dashiel Hammet en él, colaboraciones en las tiras de prensa aparte, teniendo en cuenta que introduces a un escritor que ya había alcanzado cierto prestigio y que no pertenecía al mundo del cómic.
Como te supongo familiarizado con las revistas pulp de los años 20 y 30, y me imagino que habrás ahondado en la producción literaria del célebre detective Sam Spade, al igual que su homólogo Philip Marlowe, en este caso de la mano del escritor Raymond Chandler, además de leído su recopilación de cuentos cortos, y sus primeras incursiones en revistas como Black Mask (reconocida revista de la época, con cierto prestigio en los círculos más selectos, pero que no alcanzó verdadera notoriedad literaria hasta una reivindicación nostálgica que tuvo lugar a posterior).
Sabrás a su vez, que como muchos otros escritores, su principal virtud provenía de su trabajo de campo como detective, y que aunque su escritura era algo deficiente y considerada como literatura de "serie B" -algo que guarda una relación directa con el encanto del auténtico género negro de principio de siglo y que Frank Miller reverencia en su Sin City con una narrativa pretendidamente casposa de novela barata de listín telefónico que le sienta como un guante-, precisamente en ese estilo directo versaba su principal encanto.
Pero, sí quieres aludir a un escritor que se hizo famoso por sus novelas publicadas a finales de los años veinte de forma serializada, especialmente con "Cosecha roja", tendrás que explicarme qué importancia crees que tuvo en el mundo del cómic -que en relevancia prácticamente no tocó y por el que no se hizo célebre- y sobre todo, porque insistes en introducir modelos narrativos de literatura menor que no están contemplados dentro de la literatura con prestigio desde nunca y sobre los que no tiene sentido hablar en un marco de narrativa moderna, del mismo modo que no lo está hablar del cantar dentro de la creación de la novela moderna postromanticista.
Tú me dirás, porque coincido contigo en varios aspectos, pero empiezo a pensar que no hablamos de lo mismo.
Las formas de baja narrativa son magníficas, pero no tuvieron peso alguno en el público universal, que siguió riendo o satirizando con ella los domingos, sin dedicar más atención a ella que lo que el periódico les duraba entre las manos.
Yo sigo hablando de alta narrativa, y me niego a equiparar From Hell, que es el tipo de obra de la que hablo, con las viñetas de Peanuts, que no tienen NADA que ver con el punto de vista que se expuso desde el principio.
Sigues queriendo creer -porque no, no era así- que el vínculo sagrado de notoriedad y prestigio que se otorgó a la viñeta conforma a la literatura ha existido siempre, y no, naranjas y limones

El camino desde las primeras viñetas en dominicales, a obras del calado y complejidad como la citada From Hell, ha sido largo y complejo. Y no, no abundaban este tipo de obras en los 50. No era lo usual, ni en los supers, ni en nada.
Todo esto dicho de memoria, así que disculpa si incurro en algún error (que creo que no lo hay).
Sin acritud alguna
