Creo que pocas veces me he sentido tan frustrado con el desarrollo de una historia como con
1985.
Un cómic que podría ser enorme, una idea magnífica. Se nota a la legua que Mark Millar dio en la tecla justa:
Tenía el tono, tenía la época, conocía el material, los personajes. Había dado con el mensaje. 1985 era, sin duda, en su concepción, el cómic del siglo XXII. Otro paso adelante. Uno de los mejores trabajos del guionista, y quizás, el más personal.
No puedo expresar en palabras cuanto me ha decepcionado la segunda mitad de la historia. No puedo. Porque de verdad que he sentido genialidad en los primeros compases, talento puro y un guionista especialmente concentrado, que daban junto al excelso dibujo de Edwards una promesa de arte eterno.
Quizás como creador, esté familiarizado con esa sensación, ese horrible vacío, de haber dado en la diana y luego perder el toque. Es una sensación horrible, y sobre todo; triste. Triste, porque la premisa que has creado, el punto de partida que parece haberte sido confiado desde un estado de inspiración superior, va a quedar malogrado. La musa se ha ido, y ya nunca sabrás como debería haber terminado esa historia.
Estoy diciendo que
1985 podía, perfectamente, haber sido el mejor trabajo de Mark Millar por varios cuerpos de distancia. Estoy diciendo que podía haber trascendido el género, dando una paso más en el camino de
Marvels, dejando atrás el auto homenaje, convirtiéndose en un cómic reflejo de una época desde el punto de vista emocional y social. Tenía los personajes, tenía la motivación, tenía la historia. Y en algún punto del camino la perdió.
De verdad que es una pérdida inmensa. El planteamiento de 1985 y la presentación de los personajes principales son simplemente magníficos.
Pocas veces he sentido tan acertada la frase;
"genera expectativas que no podrá cumplir".
Una auténtica lástima, pero en cualquier caso, un tebeo muy interesante, a pesar de su descafeinado, amanerado, forzado, complaciente, convencional , tramposo, traicionero, ñoño y decepcionante, tercer acto.
Menos mal que he cerrado el tomo con el magnífico artículo periodístico de
Celes, lo que ha devuelto el nivel a las altas cotas del principio del tomo.