¿Qué más se puede decir?
Esta portada es
una obra de arte.
La unión de dos seres que comparten un mismo cuerpo, queda rota por primera vez en esta portada.
Antes teníamos a Clark Kent. Y todos sabíamos que era Superman. Incluso Bruce Wayne se dejaba ver en esa mandíbula cuadriculada que lucía Batman entre el disfraz.
Pero no así Spiderman.
Spiderman fue el primer personaje que
realmente era otra persona distinta a la persona que portaba la máscara. Peter Parker no era solo su identidad civil.
Y eso que el personaje ni se transforma ni cambia; no pone la voz más grave, no se peina con el rizo de la Piquer, ni le cambia el color del pelo. Simplemente; Spiderman es un personaje con tantísima fuerza, con tantísima carisma, que conseguía personalidad propia, por encima de cualquier otro superhéroe.
No sé si os habéis dado cuenta, pero esta portada no podía haberse hecho con nadie más. Ni con Batman, ni con Superman, ni con el Capitán América.
Ninguna de sus representaciones icónicas puede mirar de esta manera a su
alter ego civil. Pensad por un momento en cualquier composición con algunos de estos personajes. Veríamos a Bruce mirando a Buce, a Kal-el mirando a Kal-el, a Steve mirando a Steve.
Esos ojos, esas máscaras, no tienen vida propia más allá del portador que guardan bajo la tela, bajo las gafas.
Spiderman es un ente completo más allá de Peter Parker.
Y de nuevo, resulta curioso que sean las dos caras de la moneda que más se parecen, mientras que los demás intentan desesperadamente no parecerse a su homónimo. Y aún así, es el único personaje que realmente "vive". Spiderman no es solo un traje.
De hecho, es curioso pensar como inevitablemente el traje acabaría cobrando vida propia, pero esta vez de forma literal, con la llegada del simbionte. No sorprende de hecho, que Peter fuera el primero en enfrentarse de esta forma a su
alter ego, que ha cobrado vida y mayor importancia que él.
Es algo recurrente en la mitología Parker esa sensación de "Spiderman me está haciendo la puñeta, está dentro de mi cabeza", que da una lectura mucho más profunda y psicológica de lo que podría parecer en un principio.
Es más; Stan Lee es el único que hace que su criatura se disocie de su yo en pijama. Bruce carga la pesada losa de su promesa, Kal-el se disfraza definiendo a la humanidad. Todos se lamentan en algún momento de su rol. Pero Peter Parker no se queda ahí;
él mantiene de hecho una relación de amor-odio con su otro yo , mucho antes de que apareciera el traje negro.
Cuando Peter falla, cuando no llega, cuando hieren a algún ser querido, Peter culpa a Spiderman. Y lo hace como el que habla de una persona real.
Lo sé, esto no hace más que complicarse, pero no deja de ser aún más curioso, cuando nos damos cuenta del porqué de esta intensidad en el personaje:
Y es que Spiderman es el único tótem que provoca su propia tragedia.Es decir; la creación de Spiderman no atiende a una tragedia en sí misma. Su objetivo no es vengar, ni proteger a su portador. No se crea para combatir el crimen, ni como último superviviente de un mundo muerto. Surge por mero azar, y es cuando surge, cuando se presenta el personaje, cuando se produce la perdida, no al revés.
Quizás por esta maldición, inherente al poder y la responsabilidad (por muy jovial que sea el personaje, hay que entender que el epitafio de Tío Ben maldice y bautiza al personaje para siempre), decimos que Spiderman adquiere vida, poder, identidad.
Creo que en toda la historia del cómic, no ha habido una sola relación humano-dios (lo salvaje, el poder crudo) que mejore esta fantástica mitología arácnida.
De ahí la genialidad de esta portada, que resume a la perfección esta dualidad vinculante, absorbente en cuanto a la relación entre Spiderman y Peter.
No hay fondo; no hay ciudad, ni otros personajes, ni una trama. El mundo ha desaparecido. Porque estamos en el mundo de 2 personas.
Lo que viene a ser una relación.
Esta es la imagen de una ruptura. El idilio entre Peter y Spiderman ha acabado. Han acabado cansándose uno del otro.
Uno camina cabizabajo, apesumbrado, harto.
El otro, el rechazado, al que han dejado, mira aún hacia atrás con la esperanza de una nueva oportunidad. Hay un
"¿Estás seguro?" escrito a fuego en esos ojos.
Pero hay más: la composición indica como Peter avanza hacia el lector, hacia nosotros. Es decir; Peter pasa a convertirse en uno de nosotros, uno más del montón, sin nada que lo distinga, porque ha renunciado a lo que lo hace especial.
De hecho, alguien que hilara más fino y mejor que yo, podría decir que toda relación es al principio así, y que entre sus principales virtudes se haya la de hacerte sentir distinto, "especial", y que al perder una relación de este tipo, toda persona baja de la nube en la que estaba.
No sé si me dejo algo, pero es más que probable que sí. No tenía nada apuntado para comentar la portada, pero poco a poco me he dado cuenta de que tenía mucho que decir sobre ella.
Todo un hito del cómic, que resume a la perfección, porque este es posiblemente el mejor personaje de ficción que jamás se haya creado.
Nota: Un 10 (¿Hacía falta decirlo?)