Debo empezar admitiendo que con este tebeo no soy imparcial: mi temática favorita de lectura es el Imperio Romano y, entre los temas que me apasionan, están los Mundos Alternativos. Con lo cual, Pax Romana tenía todos los elementos para cautivarme. Aunque, por otro lado, las decepciones son mayores cuando las expectativas son altas. O sea, que el batacazo podía ser considerable.
Dicho esto, cuando hojeé el tebeo en la tienda experimenté una cierta aprensión: en primer lugar, había un predominio abrumador del color blanco en todas las páginas. Además, las viñetas no parecían distribuídas y separadas como suele ser habitual. Y, para terminar de generarme sudor frío, la mayoría de páginas mostraban poca o ninguna acción. Incluso había (horror!) alguna página sólo de texto.
Añadámosle a la mezcla el hecho de que sé que Hickman tiene buenas críticas, pero realmente nunca había leído nada suyo. Con lo cual, me fui con el tebeo y con un buen montón de dudas debajo del brazo.
Debo confesar que cuesta algo acostumbrarse al estilo del dibujo y a la disposición de las viñetas. Y, encima, el autor te mete dos páginas de texto con la transcripción de una reunión entre cinco personas a las pocas páginas de empezar la historia. Pero, como en ese momento ya estás irremediablemente sumergido en la trama, esto no importa en absoluto.
Y es que la historia, queridos compañeros lectores, es una auténtica maravilla:
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Aquí es donde la historia se pone realmente interesante: no en la expedición temporal en sí, sino en cómo se va a desarrollar la misma. En las diferentes visiones de los integrantes de la misión y en cómo van a intentar implementarlas. En las ambiciones personales, con las que nadie había contado.
Todo esto alejándose, en el proceso, del plan original y conformando una historia alternativa fascinante. Llena de sorpresas y de momentos emotivos. Y también de disquisiciones político-sociológicas de un cierto calado, que a mí personalmente me encantaron.
Y a todo esto ayuda el tipo de dibujo y de planteamiento de las viñetas, que tan chocante resulta al principio. Si hay que encontrarle un gran mérito a Hickman es que, en una obra en que la mayoría de las viñetas reflejan conversaciones, el ritmo narrativo no decae en ningún momento.
Si hay que hacere algún reproche a esta historia, este sería la escasa caracterización de algunos personajes que luego van a resultar importantes en la trama. De hecho, tuve que volver atrás en la lectura para resituar a un par de personajes. Pero esto es comprensible teniendo en cuenta el número de páginas y la magnitud de la historia que se quiere narrar. Y, para mí, no pasa de ser un mal menor.
Por tanto, y resumiendo mi opinión, Pax Romana es una excelente historia de ciencia-ficción. Partiendo de una premisa que podría haber generado una historia previsible, sumerge al lector en un camino apasionante a través de siglos de historia alternativa.
Y, además, es de romanos.
