Para que no digáis que soy demasiado vago o que nunca comparto críticas con vosotros.
Acabo de despegar el culo del sillón y he vuelto a escribir una pequeña crítica en Filmaffinitty después de...ni se sabe cuanto tiempo.
En fin, que la acabo de enviar, ni siquiera está validada, y seguramente la leeréis antes que nadie. La historia, aunque dura, es totalmente cierta:
Película: The Code
"Una tradición familiar"
Hace ya varios años que mi padre y yo venimos manteniendo una curiosa tradición por navidades, cumpleaños, santos, y demás celebraciones que puedan incluir algún regalo.
Él, como sabe que soy un gran amante del cine, tiene por costumbre regalarme un bodrio tras otro, una película horrenda tras otra, cada una peor que la anterior. Da igual el formato, el año o el género, la cuestión es que suponga un pequeño atentado cinematográfico y sea diametralmente opuesta a mis gustos.
Supongo que será justa venganza por todas aquellas corbatas de papel o ceniceros de barro que le hice de pequeño.
Estas navidades, el bodrio se llama "The Code".
El caso es, que por más que le hable de Lumet, Fellini o Ford, él hace oídos sordos e insiste en rebuscar en los cajones prohibidos de diversos centros comerciales para no faltar a la cita.
Pero he de reconocer que esta vez se ha superado.
Posiblemente estemos ante uno de los peores guiones de la historia del cine. Que la dirección sea bochornosa y esté mal realizada, queda incluso en un segundo plano (mal hecho, claro).
Algo tan, tan, tan (tambor) excesivamente dañino para la salud del espectador medio, que debería de recetarse con medicación.
¿Sacarla directamente en DVD? Hace falta ser cruel. Al menos en la sala de cine podrían auxiliarte en caso de apoplejía o muerte cerebral súbita. En casa, con la colcha hasta las orejas, corres el riesgo de morir durante el visionado y que los vecinos no encuentren tu cadáver hasta que este empiece a oler. O hasta que tu novia te dé un pescozón y te diga que dejes de hacer estertores de muerte durante la duración de la película.
Casi puedo ver a mi padre interrogando incansablemente al dependiente; "¿Qué es lo peor que tienen en Blue-Ray?".
Algunos pensarán que esto podría ser motivo de molestia o de desengaño; nada más lejos de la realidad. Lo cierto es, que he aprendido a disfrutar de esta pequeña tradición familiar, y que si el día de mañana mi padre me regalara una película siquiera potable, sí que me sentiría decepcionado.
Uno, que es así de sentimental.
Estoy deseando que llegue el siguiente cumpleaños. Ya os contaré.