Vista la primera temporada de Arrow
Cuando comencé a ver Arrow, no esperaba demasiado. Ya hay cierta experiencia en lo que puede dar de sí una serie de superhéroes en TV, y siendo el canal que era la que emite esta serie, mi impresión es que íbamos a tener mucho más culebrón que a un encapuchado repartiendo estopa por las calles de Starling City. El resultado, una vez vistos los 23 capítulos que componen esta primera entrega de las aventuras de Oliver Queen, es que no podría haber estado más equivocado.
Los guionistas de Arrow han cogido todo lo que hace buena a una serie regular de cómic y lo han llevado a la gran pantalla con un estilo deudor del Caballero Oscuro de Christopher Nolan. No voy a enumerar las tropecientas referencias que hay al universo que construyó ese director en el cine, porque prácticamente todas (excepto las dichosas transiciones entre escenas) funcionan a la perfección. Prefiero centrarme en lo bien que han tratado la doble vida de Oliver, en lo bien que han sabido manejar el final de la temporada cuando parecía que en cualquier momento se podía venir el castillo abajo. En lo bien que han sabido utilizar a todos los personajes, aunque muchos de ellos sean manifiestamente diferentes a lo que vemos en el cómic. A lo bien que han sabido reflejar los sentimientos de Oliver, ese gran poder que conlleva una gran responsabilidad, ese proteger a los seres queridos, esa obsesión por la identidad secreta. Y por supuesto, todo condimentado con unas pizcas de aventura pura y dura, en las que destacan por encima de todo las escenas de los flashbacks en la Isla. Me gustaría quedarme en especial con la interpretación de Stephen Amell, que aunque no es que sea De Niro o Al Pacino, si que demuestra con más que sutiles diferencias interpretativas las grandes diferencias y el tiempo que ha pasado desde que quedó atrapado en ese peñasco hasta que regresó a la civilización.
Personalmente, creo que han resuelto y desarrollado muy naturalmente todas las líneas argumentales. El plan del malvado, sin ser de una gran originalidad, se ve favorecido por sus circunstancias personales que le acercan a la visión de nuestro supuesto héroe. También la unión de sentimientos entre protagonista y secundario han hecho aún más dramático ese final. Nos queda un cliffhanger brutal que estoy seguro de que si la serie no hubiese sido el éxito que ha sido no habríamos tenido, porque hay que arriesgarse mucho para presentar algo de ese calibre (aunque reccuerde mucho a Batman Begins) en una serie tan "modesta" como esta.
Entre los secundarios hay que destacar el papelón que realiza Colin Donnell como Tommy Merlyn y Willa Holland como Thea Queen, personaje que consideré por un momento que no fuese a ser más que fuente de problemas y de situaciones estúpidas para la serie, pero en esto también estaba equivocado, y está claro que su relación con ese futuro arquero nos va a deparar muchos grandes momentos. También Manu Bennet, Cixus en Spartacus, como un increíble Slade Wilson que está enorme, con un cinismo y unos diálogos muy propios del personaje. Pero si hay un secundario que destaca por méritos propios es Emily Bett Rickards como Felicity Smoak, esa especie de Oráculo de Green Arrow, deliciosa en cada intervención (además de ser guapísima). En la parte negativa, creo que hay que destacar y con razón a prácticamente toda la familia Lance y a Susanna Thompson como Moira Queen, que no me ha transmitido nada en ningún capítulo. Siempre quise que fuese ella la muerte de la temporada.
Arrow no es una serie perfecta. Pero resulta que Warner-DC parece haber encontrado un filón en la TV, filón que ya aprovechó con Smallville y que esperemos que sepa aprovechar adecuadamente con la familia Queen y compañía. Y que ojalá esto se transmita al cine, por supuesto. Arrow es una serie sin pretensiones, aventura, drama en estado puro sacado de las páginas del cómic. Dadle una oportunidad, acabaréis enganchados.
PD: En CBR han hecho una encuesta para ver que personaje del UDC queremos ver en la segunda temporada. El casting aún no está cerrado e igual podemos influir. Yo he votado por Dick Grayson
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