He leído
Príncipe Valiente 2018.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
La editorial Domen acude a su cita anual con las aventuras del Príncipe Valiente, cuya tira de prensa continúa inmersa en la etapa de Mark Schultz y Tom Yates. A mí este tomo me ha parecido bastante entretenido y dinámico, recuperando algunos aspectos clásicos de la serie, combinado con un estilo moderno y actual. Como ya he comentado en otras ocasiones, destaca la estructura narrativa de las planchas, que cada vez se asemeja más a un cómic convencional, a pesar de su periodicidad semanal y sus carácter episódico. De las épocas más clásicas prevalecen el tratamiento de los personajes, así como la coralidad de las tramas, que tiene la presencia de un importante sector de la familia de Val, con especial protagonismo en las mujeres, que toman durante meses el control de la serie. De la actualidad cuesta no ver la influencia de Juego de Tronos, principalmente en esos argumentos donde el foco central son las conspiraciones y lo que acaba definiéndose como una lucha entre dos familias. Además, esa forma de Aleta de comunicarse con su hija a través de cuervos no deja lugar a dudas. Asimismo, tenemos una pequeña incursión en la actualidad política, con un villano que aboga en contra de los extranjeros y que habla de invasiones y de extradición, así como de tratados comerciales en un tono muy similar al de cierto presidente de los Estados Unidos. Una combinación que resulta ser muy acertada en su ejecución, dotando a este volumen de una lectura sumamente entretenida, que si bien nos aleja de las historias de caballería más clásicas, nos envuelve en un producto a caballo entre el cómic de aventuras y las intrigas palaciegas de George R. Martin.
Uno de los aspectos realmente destacables es la manera de abordar la trama, haciendo desaparecer durante meses al protagonista de la serie. Es decir, Val, que regresa con su hija, su marido y Bukota a las Islas de la Bruma navegando por el río Yinchu, verá como su vuelta a casa se ve retrasada por el naufragio de la balsa. Schultz deja esta trama en suspenso, para llevarnos al hogar de Aleta, donde la reina tendrá que afrontar junto a su hija Valeta, la cual acaparará gran parte del protagonismo. Uno de los senadores, Krios, intenta aprovechar la muerte en un callejón de uno de los vikingos y varios habitantes de la isla para plantear una ley que deje fuera a los extranjeros, salvo en un espacio muy particular con un nuevo tratado de comercio exterior. A partir de ahí, se desarrolla una historia que comienza con trazos propios de la teleserie C.S.I. y que nos lleva a un nuevo intento de destronar a Aleta con una conspiración que enfrenta a la familia de Val con la de Krios. Como venía siendo habitual en el trabajo de Schultz, con Valiente fuera del escenario, sus argumentos sirven para dar en mayor protagonismo a las mujeres de la tira, creando un interesante dúo formado por madre e hija, que tiene muchas similitudes con el que ya hemos visto entre Karen y su padre. Asimismo, tenemos la presencia de Zulfa y la hija de Krios, dos personajes más que se suman a una historia que lejos de ofrecer ningún tipo de apología el feminismo,demuestra con creces como los personajes femeninos pueden protagonizar buenas historias sin que tenga que ir dirigido a un público concreto. me ha parecido una trama muy bien urdida, con traiciones, un trasfondo innegable con algunos aspectos del actualidad, pero sobre todo con ese marcado estilo propio de la adaptación de la HBO de la obra de Martin. Es decir, mujeres que luchan en un mundo de hombres, pero que no solo utilizan su cuerpo, sino también su inteligencia y que muestran sus propios valores. A pesar de lo raro que resulta ver a Val fuera de plano, creo que la intensidad y el interés no decae en ningún momento, regresando al tono realista que siempre ha predominado en la tira, y centrado principalmente en intrigas y conspiraciones más que en aventuras y peleas, aunque las hay igualmente.
Para rematar este paréntesis, Schultz ofrece un interesante desenlace, ya que cuando Val llega a las islas de la Bruma, narra sus peripecias tras su naufragio,
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Si bien es cierto que me parecía algo bastante predecible, más que nada para que el protagonista de la serie jugase algún papel en una historia que se ha desarrollado a lo largo de casi todo el 2018, no deja de ser interesante como tenemos una estructura argumental que casi nos incita a la lectura continuada propio de recopilatorios como este, donde tenemos un pequeño prólogo, el nudo, y una parte final con un desenlace que ofrece cierta justicia poética. Todo perfectamente orquestado, jugando con diferentes focos de atención en distintos puntos, pero sin perder la linealidad de una historia que beneficie a la experiencia lectora. En mi opinión, uno de los mejores trabajos del guionista en esta tira, en la que se nota que se va asentando cada vez mejor, siendo capaz de actualizar su concepto, sin que pierda por ello el tono clásico tan propio de esta publicación semanal.
Finalmente, tenemos el reencuentro familiar de Val, y lo que parece el tímido intento de iniciar una nueva historia con Bukota de protagonista, ya que llega a las Islas de la Bruma una visita muy especial: la reina de Ab'saba, Makeda; de la cual está enamorado Bukota. No obstante, parece que el reencuentro deberá esperar a la recopilación del año que viene.
Después de ochenta años del inicio de su publicación, creo que la serie sigue a un buen nivel. Las largas tramas que se prolongaban durante años han dejado su sitio a historias de un recorrido más corto, casi pensadas para ser recopiladas en tomos anuales, ofreciendo una trama más autocontenida y fácil de seguir en esta edición de Dolmen. Yo he disfrutado mucho con la lectura, y admito que ese tono tan moderno como clásico está funcionando muy bien. A nivel gráfico, creo que Yates sigue mejorando bastante, a pesar de que sí que observo algunas irregularidades, posíblemente fruto del ritmo semanal ininterrumpido, el cual debe de hacer mella en algún momento. Sin embargo, nada especialmente grave, sin llegar a cotas que podríamos considerar poco aceptables en una serie de este renombre. Nadie va a poder superar nunca a Foster, eso es algo que creo que ya tenemos todos asumidos, pero si comparamos al Yates de hace unos años con este, creo que ha ganado mucho, consiguiendo sobre todo una buena conexión con los argumentos y el tono que propone Schultz. Desde luego, no se puede negar que la leyenda de Valiente sigue muy viva hoy día, gracias especialmente al trabajo de estos dos autores.