He leído
Príncipe Valiente 1970.
En este tomo tendremos a Val en un papel más secundario del habitual, aunque conforme se acerca el final lo irá retomando.
Comenzamos con una misión del rey Arturo, que llevará a Arn a vigilar las torres de vigilancia de la costa, aunque las cosas se complicaran de tal manera, que deberá poner en marcha toda su agudeza para sobrevivir, aunque acabará como esclavo de un señor con sueños de grandeza
Hay que destacar que Arn cada vez es más autónomo y mostrará su ingenio para salir de situaciones algo complicadazas, como hiciera su padre a su edad, pero aún así Val siempre andará cerca por si acaso.
De nuevo en Camelot comienza la época de caza y torneos, aunque la primera no empezará del todo bien, algo que pone en peligro la supervivencia del reino durante el invierno, pero para solventar la situación, tendremos a Val en una faceta nueva, aunque la ha ejercido anteriormente, pero no de forma oficial, la de abogado defensor.
Pero con la siguiente historia la colección da un giro de 180º para presentarnos a Dale Makinnie, un joven cuyo sueño es ser armado caballero.
Hay que reconocer que Foster repite un esquema visto en varias ocasiones, enamoramiento de Aleta y apoyo de Valiente en su meta, pero en esta ocasión se incorporan algunas variantes, en primer lugar tenemos una amistad con Arn, debido a su afición por la cetrería, además de un intento de Karen, las gemelas de la familia del emblema del semental, por conquistar el amor del joven, aunque hay que reconocer que la casamentera por excelencia de la colección es la reina de las Isla de las Brumas, Aleta.
Pero uno de los momentos álgidos del personaje, es sin duda la misión que le encargará Arturo, algo muy repetido a lo largo de la colección, pero que parece ser muy habitual en aquella época, el derecho de regencia de un reino tras la muerte de un rey, en este caso Lady Marvyn será la que presente ese problema.
Así tendremos a un joven con cierta inexperiencia tratando de conseguir pruebas y documentos para realizar su misión, aunque sin darse cuenta conocerá a Matilda con la que irá estableciendo una relación que tendrá sus momentos buenos y malos, pero no será hasta su regreso a Camelot con ella, donde Aleta intervendrá con su peculiar delicadeza.
No me gustaría dejar este momento sin comentar la interesante apología que hace Foster, sobre todo en esta historia en particular, sobre la caballería tal y como la conocemos a través de las leyendas o escritos, aunque el autor disiente sobre ella, sobre todo en el aspecto más romántico, a pesar de que el canadiense introducirá este género constantemente.
A continuación, Arn recupera su protagonismo en una historia que le llevará a ser encarcelado por Morgana Le Fay, para que reviva una experiencia que ya vivió su padre.
Aquí tenemos dos momentos interesantes, uno ver como Val utiliza los conocimientos que les diera Merlín, de hecho utilizará su laboratorio para prepararse ante un duelo “mágico” contra Morgana, aunque ya su hijo se habrá liberado por si mismo.
Por primera vez Foster utiliza un recurso narrativo, el flashback, ya que lo más habitual es vivir las aventuras en “directo”, aunque en esta ocasión las conoceremos de boca de Arn.
A punto de acabar el tomo tendremos de nuevo a Valiente como protagonista, aunque será una situación algo triste, ya que asistiremos a una pelea en el matrimonio propiciado por los celos de Aleta, de una joven que rescató Val esta situación propiciará que cada uno viva en un lugar diferente y que el príncipe de Thule se vaya en busca de aventuras, justo cuando la reconciliación estaba muy cerca.
La búsqueda de aventuras le llevará a involucrarse en una disputa entre feudos con una joven de por medio, y el recuerdo de cierto cuento infantil, aunque Valiente comenzará una alianza para liberar a la joven, con un plan que nada tiene que ver con las gestas heroicas que cuentan las leyendas, pero seguramente consiga su fin.
Por último destacar, que a pesar de que no viene reflejado en la portada Foster no dibuja todas las planchas del tomo, de hecho lo sustituirán diferentes dibujantes, entre los que se encuentran Wally Wood, Gray Morrow y el que será su sustituto en un par de tomos, John Cullen Murphy.
Estar a la altura de Foster es bastante complicado, sobre todo por su nivel de detalle, pero hay que reconocer que los sustitutos lo hacen bastante bien y la colección no se resiente, con lo cual todo apunta a que la marcha del dibujo de Foster, no será tan traumática como se podía pensar en un primer momento.
De todas formas se nota que todos intentan asemejar su estilo al de Foster, lo cual dice mucho de lo cuidada que fue una simple tira de prensa dominical.
Por cierto, que da igual el tiempo que haga que no leo un tomo de la colección, que es empezar y quedar absolutamente inmerso en su lectura y sobre todo disfrutándola.Una maravilla de serie.