He leído
El Invencible Iron Man: De brillante armadura.
Este tomo es la continuación de un volumen que comenté
aquí hace un tiempo.
Al igual que el anterior, me ha parecido un conjunto de números muy entretenidos, de lectura muy amena. De ese modo, concluyo con la lectura de la recopilación por parte de Panini de los números inéditos del Cabeza de lata previos a Vengadores Desunidos, que en líneas generales no ha estado nada mal. Una vez más, felicitar a Bruno Orive por su prólogo tan divertido e interesante como nos tiene acostumbrados.
Este tomo sirve para concluir el periplo del artista Mike Grell en este título, que no solo ha sabido contar historias muy entretenidas, sino que ha sabido interpretar muy bien el triángulo que forman Tony, Pepper y Happy, del que se siente algo excluida Rumiko. Sin duda, el interés romántico de esta época poco puede hacer por la sólida amistad de estos, así como por el innegable amor platónico de Tony por su antigua secretaria y una de las personas en las que más confía en el mundo. Para mí, uno de los puntos fuertes de esta etapa. Por otra parte, Grell también potencia aquellos temas u géneros que más se amoldan a sus inquietudes, de ahí que el arco argumental que da título al recopilatorio nos lleve hasta la Inglaterra del rey Arturo, combinando folclore y realidad histórica con un añadido punto de fantasía heroica, como bien señala Bruno, con ciertas reminiscencias de su Warlord. A su vez, rememora ciertos elementos clásicos, ya que los viajes a esta época han sido una constante en momentos concretos de la trayectoria del personaje, aunque sustituye a la habitual Morgana LeFay por otra hechicera. También cabría destacar que Grell se ocupa del apartado gráfico, con un estilo que me recuerda un poco a Alan Davis, pero debo decir que lo he visto demasiado irregular. Me gusta mucho Grell, pero no se le ve al nivel de épocas anteriores. Con todo, creo que es una buena historia, que combina tecnología y ciencia con magia y fantasía, construyendo un argumento con bastante tono clásico. Posíblemente el mejor contenido de este tomo.
El segundo arco argumental será el último de Grell en solitario, antes de contar con la ayuda del guionista Robin Laws, su sucesor en la máquina de escribir en el último tramo del recopilatorio. También hace acto de presencia el dibujante Michael Ryan que nos devuelve a una estética a caballo entre finales de los noventa, con cierto aire manga, y el principio del nuevo siglo, utilizando una narrativa muy moderna pero también muy efectiva. Aunque reconozco que me gusta más Grell, Ryan lo hace bastante bien y entra dentro de lo habitual de la época en la que nos encontramos. La historia gira en torno a ciertos elementos propios de la navidad, sacando a flote los aspectos más positivos de Tony como héroe y lo que a mi modo de ver es el comienzo del declive ne la relación con Rumiko, que se va cociendo a fuego lento en una subtrama hasta su inevitable desenlace final. Curiosamente, tenemos también elementos relativamente similares con la siguiente historia, el rescate de un submarino tras recibir un ataque de una célula terrorista, y lo que podríamos decir que es la presencia de un ángel. Todo muy propio de las fechas en las que transcurre la historia, donde no pueden faltar las compras y los regalos.
A continuación, nos sumergimos en una corriente argumental que utiliza conceptos demasiado vistos en la serie del Hombre de Hierro, pero que no por ello dejan de funcionar. La caída de Stark, las acusaciones infundadas, el robo de tecnología que él creo y la investigación posterior mientras huye de las autoridades son todo un clásico en la vida de este playboy, por lo que realmente no creo que estén contando nada nuevo Grell y Laws, aunque ofrecen una lectura sumamente entretenida y dinámica. Quizá el mayor aliciente recaiga en que es un relato que intenta reflejar un poco los hechos ocurridos en el 11-S, dejando un mensaje claro y contundente hacia el terrorismo y sus consecuencias. Además, sirve para rematar la trama del hijo del Mandarín,
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Como digo, una historia sumamente entretenida, que siendo un calco de muchas otras consigue aportar cierto suspense y pierde justo al final el punto de previsibilidad esperado, que no es pocas cosa.
Finalmente, cerramos con una historia que nos lleva hasta Las vegas, ya con Robin Laws en solitario, junto al dibujante Robert Teranishi, cuyo nombre nos da ciertas pistas sobre su estilo de dibujo. No me llama particularmente, pero tampoco se puede despreciar del todo. Quizá la palabra que mejor encaja en todo esto es efectivo, ya que no te distrae de la historia y tampoco te saca de la lectura, pero yo prefiero otro tipo de dibujantes. La trama es un poco camaleónica, porque comienza como la investigación de un posible asesinato o secuestro de un ricachón en la ciudad del pecado estadounidense, con un Tony como cebo y colaborando con una guapa detective privado, para ir transformándose en algo muy diferente y más cercano a la ciencia ficción, planteando incluso una
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Leyendo esta historia en ocasiones me recuerda elementos de Witchblade, que de pronto estamos ante un marcado tono noir y todo el entramado criminal de Las Vegas. Una curiosa simbiosis que se produce a través de la figura de Howard Hughes, un empresario multimillonario con el que el guionista traza algunas similitudes. La verdad es que no lo había pensado antes, pero Tony encaja muy bien ello, y puede que no sea algo totalmente arbitrario, sino más bien fruto de que los guionistas se han fijado en esa personalidad para construir al personaje de Marvel a lo largo de las décadas. Solo por eso y algunos momentos más, ya me parece que ha merecido la pena la lectura, aunque también reconozco que tanto giro argumental no sé si termina de encajar del todo bien. De todas formas, el resultado final no es en absoluto malo, y, como el resto del tomo, ofrece una lectura sumamente entretenida. Quizá los caballeros de brillante armadura ya no estén de moda, pero hay que agradecer a panini el esfuerzo por recuperar esta etapa, que ha merecido la pena leer.