He leído
El Invencible Iron Man: La teoría del Big Bang.
Este tomo es la continuación de un volumen que comenté
aquí hace un tiempo.
Si en mi anterior comentario hacía mención a que algunas historias no son los suficientemente malas para quedar en el limbo editorial, el contenido de este tomo creo que no entra dentro de esa categoría. No solo porque Frank Tieri continúa en su línea de reciclaje de conceptos, con una repetida utilización de esquemas vistos una y mil veces, como el empleo de la tecnología de Stark para volverla en su contra, sino porque además las historias son bastante insulsas y aburridas. Me ha costado mucho concentrarme y terminar el recopilatorio, el cual se me ha hecho cuesta arriba de manera constante. Para rematar, tenemos en el apartado gráfico principalmente a Keron Grant, cuyo estilo noventero y desproporcionado se hace francamente insufrible. Vamos, que lo único realmente salvable del tomo es el prólogo, que me ha hecho pasar un rato muy divertido. Lo demás, bastante anodino y tedioso. Una lástima, porque hay que celebrar que se recuperen etapas inéditas del personaje, pero es que estemos posiblemente ante los peores tebeos de Iron Man de toda su historia, o entre los tres peores sin duda. No esperaba algo así de Frank Tieri, la verdad.
El primer arco argumental viene a explorar primero las consecuencias del enfrentamiento de Tony con Tiberius Stone, que establece el inicio de una nueva vida para Stark desde cero, llegando incluso a cambiar de identidad debido al acoso mediático que sufre. Además, será un nuevo comienzo también para Iron Man, que tendrá que actuar contra enemigos como el Shocker con una armadura en fase experimental, con todo lo que ello conlleva. En este escenario, surgirá un nuevo enemigo autodenominado el Bombardero, que utiliza emails para activar bombas que destruyen empresas de electrónica con cierta proyección. El vengador Dorado hará frente a este nuevo problema tras verse implicado directamente, para descubrir que detrás de todo están viejos conocidos:
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
El tema de las bombas, así como la utilización de las nuevas tecnología propias de principios de los dos mil me parece interesante, porque crea una trama con cierto suspense. el principal problema es que volvemos un poco a ver a Tieri reciclando conceptos y temas desde prácticamente toda su estancia en la cabecera. Cada saga es un remedo de la anterior, cambiando varios elementos. Esto provoca la sensación de estar leyendo siempre lo mismo y el resulta es bastante aburrido en líneas generales. Y, como ya he dicho, el horrible dibujo no ayuda demasiado. No es tanto la estética noventera en sí, sino esa desproporción de las figuras, esa estética horrenda y, sobre todo, la incapacidad de reconocer a personajes que el lector conoce de sobras. Si bien es cierto que Tony adquiere una nueva identidad, con un cambio que recuerda mucho a Clark Kent, gafas incluidas, lo cual podría tener un pase, es imposible ver a Rhodey, a Pepper o a Happy bajo los lápices de los dibujantes de este tomo. Esto, en muchas ocasiones, te saca literalmente de la lectura.
Entre medias tenemos un anual escrito por Chris Claremont, que parece imbuido por el tono de Tieri, siguiendo sus misma pautas, con un Tony perseguido en un país asiático, intentando evitar que se apoderen de su armadura. Si bien es cierto que el dibujo no llega a niveles esperpénticos de Grant y compañía, volvemos a tener una pequeña ración de más de lo mismo. Es como si todos los guionistas de la época no tuviesen otra cosa mejor que contar. Por otro lado, el Patriarca Mutante vuelve a demostrar que los suyo son los personajes del mal llamado sexo débil, creando a una joven que tiene que sacar a su hijo adelante, así como una pequeña empresa de electrónica, mientras es extorsionada por un mafioso. Después tenemos el final feliz típico de esta etapa, que parece ser otro de los nexos argumentales de todos los guionistas, donde el dinero y el nombre de Tony al final lo solucionan todo de la mejor manera posible. A estas altura ya está uno agotado de ver siempre lo mismo, pero aún queda una última vez...
A continuación tenemos la saga que devuelve a la primera línea a los hijos del Yinsen, que creen haber resucitado al profesor,
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
Por un lado me parece un poco absurdo ver como se retuerce el tema de esta asociación religiosa, por llamarla de alguna forma, pero cuando la trama toma momentos delirantes es con el giro final. Y, además, volvemos sobre lo mismo: empleo de tecnología de Iron Man de forma indebida, Tony como el objetivo de las miradas y todo los elementos propios que Tieri viene repitiendo a lo largo de su etapa. En esta fase, el cansancio es total y los niveles de aburrimiento alcanzan cotas cada vez más altas. Y el dibujo sigue sin ayudar ni un ápice, todo hay que decirlo.
Finalmente, tenemos el número publicado en el mes mudo, donde descansamos de los textos de Tieri y nos podemos centrar en la narrativa gráfica de Chris batista que, sin ser un portento del dibujo, es de lo mejor que puede ofrecernos el tomo. Además, vemos los primeros logros de la nueva empresa de Tony, así como un enfrentamiento contra el Hombre de Titanio. No está mal, teniendo en cuenta todo lo que hemos tenido que aguantar hasta llegar aquí.
En definitiva, un voluminoso tomo, bastante aburrido y monótono, que nos deja uno de los peores trabajos de Tieri, acompañado de un dibujo horrible. No se lo recomiendo a nadie, ni a los más completistas. Creo que se puede vivir perfectamente sin leer estos tebeos.