He leído
En pocas palabras.
Se trata de un tomo que recopila tres historias de Jason que tienen cierto nexo de unión con la temática: una historia de amor al más puro estilo del autor noruego. Como suele ser habitual, un tomo de más de 150 páginas que se lee en un momento, ya que como el propio nombre indica, Jason no utiliza muchas palabras, sino que se basta y se sobra con su eficaz narrativa para contarnos tres relatos que utilizan como herramienta el terror, la comedia o el drama. Siempre bajo el prisma de este particular autor tan inclinado hacia las cuestiones más existenciales, así como a pequeñas referencias al cine como ahora podremos comprobar. La calidad de los relatos es bastante alta, destacando especialmente ese final donde se cierra el círculo o donde nos deja su habitual reflexión sobre algo. Esta era la última de sus obras más antiguas que me faltaba, estaba un poco reticente porque las antologías del autor no suelen estar al nivel de sus historias, pero a mí me ha gustado bastante, sobre todo la primera y la última, en la que utiliza iconos muy reconocibles para contar dos historias muy diferentes tanto en temática como en trasfondo. Pero hay que dejar claro que todas son muy buenas. En una de las solapas viene un titular del
Publishers Weekly, y cito textualmente: "Jason sigue siendo uno de los mejores autores de cómics". ¿Y qué gran verdad! Soy consciente de que este tipo de alusiones en otros medios se pone a modo de propaganda, pero es que esta es una de las pocas veces que es un verdad como un templo. Pocos autores son capaces de transmitir tanto con tan poco, por no decir ninguno. Uno de los grandes que para mí no es publicitado nunca lo suficiente.
Comenzamos el tomo con una historia de zombies, que homenajea claramente a uno de los grandes clásicos del género: La noche de los muertos vivientes (The Living Dead), el film dirigido por George A. Romero y que se estrenó en los cines a finales de los sesenta, en glorioso blanco y negro. En
Los vivos y los muertos, Jason juega en todo momento con el homenaje, aprovechando su estilo de trabajo en blanco y negro, lo que nos confiere una estética ideal. Pero, además, vemos varias escenas calcadas de la película, como cuando se encierran en la casa, tablonan las ventanas o se van hacia el sótano cuando ya no pueden aguantar más. Pero más allá de homenaje, Jason nos quiere contar algo con más con este escenario postapocalíptico, que por cierto es debido a la irrupción de un meteorito, lo que provoca que los muertos se levanten. Los zombis, el terror, la tensión del momento, sirven para enmascarar otra historia más humana y que nos permite reflexionar sobre cuestiones cotidianas. En medio de todo este caos de supervivencia al límite, tenemos a un humilde friegaplatos que se encuentra solo y acosado por las deudas. En su regreso al trabajo se cruza con una prostituta de la que se acaba enamorando. Cuando reúne el valor suficiente para pagar por sus servicios se da cuenta que no puede pagarlos, por lo que ahora todo lo que puede, calculando incluso la fecha en la que dispondrá de la cantidad deseada. No obstante, cuando está cerca de conseguirlo, comienza la invasión zombi, por lo que decide ir a buscarla y juntos intentan sobrevivir al horror.
Ya lo he comentado otras veces, espero no sonar repetitivo, pero es la pura realidad. Jason juega con los elementos, pero en el fondo parece tener una obsesión: el miedo a estar solo. Sus personajes en la inmensa mayoría de las veces son desgraciados y solitarios, marcados por un momento trágico o anhelando aquello que no pueden conseguir. Ese amor imposible ronda a lo largo y ancho de todo el tomo, siendo una pieza recurrente, envolviendo a la obra en un conjunto más cercano ala tragicomedia, que al propio drama, ya que el noruego siempre insufla una pequeña pátina de humor a su obra, algo negro eso sí, siempre bajo su particular apatía aparente y ofreciendo un contrapunto referencial o un tono de significativa amargura.
El final, sin revelar absolutamente nada, nos deja con la reflexión habitual, con la pregunta que el lector debe hacerse tras la lectura de un trabajo de Jason. ¿Qué harías tú por amor? El protagonista del relato lo tiene muy claro, casi no duda ni un momento. Y la consecuencia de ello es si realmente hay un amor para siempre en la vida y la muerte. De ese modo, volvemos al punto de partida y comprendemos el significado del título. Chapó por Jason, que es capaz de encontrar la cuadratura del círculo en lo que a narrativa se refiere, tanto secuencial como argumentalmente hablando.
A continuación, se incluye
"Dime algo", una historia cuya aspecto más destacado es la narrativa del autor, ya que tenemos dos historias diferentes, en dos marcos temporales distintos, pero el lector no llegará a identificarla hasta momentos antes del final. Jason también es muy rebuscado en algunas ocasiones y ya he visto utilizar este recurso antes, el cual suele provocar bastante sorpresa, aumentando el suspense sobre las diferentes tramas. Retomamos el tema romántico, también con narrativa secuencial y ningún diálogo salvo unos cuantos cuadros de texto en momentos muy concretos. Volvemos a tener un homenaje cinematográfico, concretamente al cine mudo. Esto se ve reflejado en la utilización de los cuadros de texto de forma esporádica, emulando a los que aparecían en aquellas películas antiguas, además vemos varias escenas muy típicas de peleas de ladrones y policías, con indumentarias muy familiares, que son calcadas a las que muchos recordaran de películas de Charles Chaplín y similares. Un tópico evidente que pocos lectores no reconocerán.
La historia es, una vez más, una historia de amor imposible. Muy típica, pero con un final cargado de tragedia. es curioso, porque aquí Jason juega mucho con los tópicos, pero acabamos tan inmersos en sus laberintos narrativos que lo acabamos olvidando todo para mantener el hilo conductor de la trama. Como decía, todo un tópico, la chica que se enamora del chico, pero como este es un poeta que no termina de despegar, no obtiene el consentimiento del padre, por lo que deciden fugarse juntos, a pesar de las amenazas que sufre. Pero toda la historia da un terrible vuelco cuando
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Años más tarde, tras robarle la cartera a un desconocido, descubre en ella una foto de su antiguo amor y decide hacerle una visita. Siendo este el verdadero punto de partida de una un auténtico
thriller romántico como solo podía inventar Jason.
Es muy importante no perder de vista la narración desordenada, vital para ir entendiendo por donde nos quiere conducir el autor. De hecho, el final es trágico, pero después tiene varias escenas más antes del verdadero final, donde el noruego vuelve a cerrar el círculo con una escena que nos retrotrae al principio. Sinceramente, estamos ante un auténtico maestro en lo que a escenas finales se refiere, donde con una simple viñeta en apariencia estática y sin demasiada expresividad, como los propios personajes sin pupilas, te llega directo al alma y entonces llegas al fondo de la cuestión. A continuación solo te falta aplaudir.
Para terminar, tenemos
"Por el mal camino", donde volvemos a regresar al icono del terror y la literatura. Ahora le toca el turno al monstruo de Frankenstein. Jason realiza un auténtico homenaje a la obra de Mary Shelly, pero principalmente a la película clásica
La novia de Frankenstein, ya que uno de los protagonistas es calcado al personaje interpretado por la actriz Elsa Lanchester. Además, el autor no es muy sutil, cuando vemos la conversación de los dos jorobados con idénticas profesiones, ser siervos de científicos locos, y sale a colación el nombre de Boris, en referencia al gran protagonista del film: Boris Karloff. Para rematar, se autoreferencia a él mismo, hablando de una máquina del futuro para matar a Hitler de niño. Y es que esta conversación, la única de toda la historia en realidad, no tiene desperdicio, porque supone un contrapunto humorístico sobre la trágica vida del monstruo redivido, que necesita una compañera,
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Ya la historia principal tiene suficientes componentes dramáticos y románticos de por sí, además del odio de lo incomprendido, cuando el monstruo es perseguido, así como ese final cargado de dramatismo,
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Es decir, que Jason saca a relucir todo aquello que caracterizó a la novela gótica, pasándola por el tamiz actual en algunas ocasiones, pero manteniendo la esencia básica a niveles profundos. Miedo a la soledad, el amor como un objeto lejos de su alcance y esa obsesión por encontrar a una persona con la que compartir su vida. Prácticamente todos los arquetipos se reúnen en la figura del siervo jorobado, que
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Y así, una vez más, Jason acaba donde empezó para remarcar que ese quizá no es el camino correcto. De ese modo, vuelve a ponerse de manifiesto que para contar una buena historia solo hacen falta unas pocas palabras, todo lo demás sobra.