Pues siguiendo con el tema, yo diría que si hubiera que destacar algo que caracterizase a Judge Dredd durante el inicio de la segunda mitad de la década de los 80, ese algo destacable sería la acentuación del carácter episódico de la serie: historias cortas, en su mayoría de uno o dos episodios de duración, a veces tres episodios, fueron lo predominante en aquel periodo previo a la separación de John Wagner y Alan Grant.
Una de las pocas excepciones a esta tónica general fue precisamente la saga con la que comenzó el año 1986,
The Warlord (Progs. 451-455), una saga de cinco episodios dibujada por Cam Kennedy y que constaba además de un epílogo titulado
A Chief Judge Resigns a cargo de Cliff Robinson (Prog. 457). Incluyendo ese epílogo, la historia alcanzaba las 41 págs. e iba a suponer la pérdida de los dos personajes que habían llevado las riendas del Consejo y del Departamento de Justicia desde la conclusión de
la Guerra del Apocalipsis, la Juez Supremo McGruder y el líder de la Psi División, el Juez Omar.
La historia comenzaba con el derrumbamiento del nuevo Euthanasium de MC-1 sobre la multitud que asistía a su apertura. El responsable se identificaba como Shojan, Señor de la Guerra de las Tierras Radioactivas de Ji (el equivalente oriental de la Tierra Maldita), un mutante procedente de Hondo-City (Nip-Cit en el argot de MC-1) dotado de un poder psiónico que lo convertía en una amenaza de primer nivel. McGruder asignaba el caso a Dredd, quien localizaba a Shojan y comprobaba personalmente el peligro que representaba. Aunque Dredd era partidario de eliminarlo de la manera más rápida y expeditiva posible, McGruder optaba por averiguar antes qué se proponía y decidía someterlo a vigilancia.
Tras averiguar que Shojan proyectaba practicar en MC-1 un ritual de magia negra y convocar a siete gigantescos samurais místicos de los que hablaba una antigua leyenda oriental que Omar confirmaba como cierta, McGruder daba por fin la orden de acabar con su vida. Pero ya era demasiado tarde. Antes de que Dredd pudiera efectuar el disparo previsto, Shojan se desvanecía y reaparecía en las ruinas del bloque Cyril Lord, donde sacrificaba a su ayudante y utilizaba las habilidades de los psíquicos que había reunido para convocar a los siete avatares del caos, desatando a continuación un ataque en toda regla sobre la ciudad que los Jueces se veían incapaces de detener a pesar de los Tanques Manta y el armamento de guerra que llegaban a utilizar.
En medio de la batalla, Dredd lograba coger desprevenido al exultante Señor de la Guerra y acababa con su vida. Sin embargo, el problema no disminuía con la eliminación de Shojan, puesto que las siete entidades mágicas corrían ahora fuera de control. Sin alternativas para detenerlos antes de que arrasasen media ciudad, Dredd sugería que un psíquico de la Psi Division utilizase el Amplificador Psíquico confiscado a Leroy Tamerlain (Prog. 363) con el fin de aumentar su propia capacidad psíquica y tratar de devolver a los siete guerreros del caos a su propio plano de existencia.
El plan de Dredd tenía éxito, pero le costaba la vida al Juez Omar, que era quien se había presentado voluntario para usar la tecnología suicida a sabiendas de que su cuerpo quedaría reducido a cenizas. Aparte de la pérdida del mejor psíquico de la Psi Division y uno de sus hombres de confianza, más de cien Jueces y un número tres veces mayor de ciudadanos habían perdido la vida a causa de la equivocada decisión de McGruder de no acabar con Shojan en un primer momento. Consciente de la gravedad de su error, McGruder tomaba la decisión de dimitir como Juez Supremo. Salvo el Juez Shenker, nuevo líder de la Psi Division, el resto de miembros del Consejo trataban de disuadir a McGruder de que presentase la dimisión, lo que provocaba que la rígida e inflexible Juez Supremo les pusiese firmes y les obligase también a dimitir a todos ellos excepto a Shenker.
El resultado de la dimisión de McGruder y de la disolución del Consejo era la formación de un nuevo Consejo de los Cinco en el que iban a destacar dos importantes novedades. La primera era la inclusión de la Juez Hershey entre sus miembros, lo que iniciaba una carrera política que culminaría 14 años después en lo más alto del Departamento de Justicia. La segunda novedad era que el Juez Thomas Silver, hasta entonces director de la Academia, resultaba nombrado como nuevo Juez Supremo de MC-1. Aunque Silver era el primer Juez de raza negra en jurar el cargo, cualquier impresión de liberalidad que pudiera desprenderse de semejante circunstancia iba a resultar pura coincidencia; de hecho, el futuro se encargaría de revelar a Silver como el Juez Supremo más facha de la historia de MC-1.
Como colofón a la historia, el primer mandato de McGruder concluía con una marcial y solemne ceremonia en la que la propia McGruder era despedida con honores a las puertas de la ciudad tras haber tomado la decisión de emprender la Larga Marcha a la Tierra Maldita (Prog. 147), un último destino al servicio de la ciudad consistente en patrullar la Tierra Maldita durante el resto de sus días llevando la ley a aquellos que no tenían ley. A pesar de lo que entonces pudiera parecer, no iba a ser ésta la última aparición de la Juez Hilda M. McGruder. Su regreso tendría lugar en el año 2112 y resultaría tan sonado como el del personaje que la acompañaría en el mismo.
Coincidiendo en el tiempo con la última obra de Alan Moore para el 2000AD, la que seguramente ha sido una de las historias más relevantes para el posterior desarrollo de Judge Dredd, apareció en un único y solitario episodio de siete páginas, perfecto tanto en su ritmo como en su desarrollo, titulado
Carta de un Demócrata (Prog 460) que iba a suponer el pistoletazo de salida para introducir a la Democracia en Mega-City 1.
Según Alan Grant, la manera de contar la historia (mediante la lectura de una carta que daba contenido a lo que estaba sucediendo y a su posterior desenlace) procedía de un guión originalmente titulado
Carta de un nudista de la Isla Baffin; sin embargo, los necesarios dibujos de desnudos que exigía llevar a la práctica tal guión, hacían poco viable que obtuviese la necesaria aprobación editorial. En este punto, es John Wagner quien cuenta como en ocasiones recibían cartas de chavales que parecían estar bastante de acuerdo con la postura de mano dura (en castellano lo diríamos de otra forma) que exhibían los Jueces, así que decidieron darle a la historia un matiz político que al mismo tiempo les sirviese para dejar claro no eran partidarios de las ideas que sostenían el universo de ficción que ellos contaban. Con esa idea en mente, decidieron introducir en MC-1 un movimiento democrático enfrentado a los Jueces y mostrar al sistema judicial desde el punto de vista de aquellos ciudadanos que lo rechazaban. El encargado de dibujarla fue John Higgins, un estupendo dibujante al que inevitablemente siempre se le acaba asociando más con su trabajo de colorista en
la Broma Asesina y
Watchmen.
Ambientada a principios del 2108, la historia giraba en torno a una carta dirigida a su marido y a sus hijos por Hester Hyman, una ciudadana incapaz de despertar cualquier tipo de sospecha y que había muerto como participante activa en un atentado terrorista. En ella, Hester le contaba a su marido Gort cómo había llegado a esa situación, al tiempo que la acción se situaba en el momento en que Hester y otros tres ciudadanos irrumpían armados en unos estudios de televisión, interrumpiendo la emisión y leyendo en directo un manifiesto que proclamaba la necesidad de devolver el poder al pueblo y restaurar la democracia en MC-1.
Como en cualquier otra situación con rehenes, los Jueces decidían intervenir de manera expeditiva y directa, que era precisamente lo que buscaban los demócratas. Conscientes de que unos mártires servirían mejor a su causa que unos asesinos, los cuatro demócratas se suicidaban al atacar a los Jueces cuando éstos irrumpían en escena. Tras encontrar la carta en el cadáver de Hester Hyman, Dredd se la entregaba a su familia.
La historia finalizaba con Dredd advirtiéndole a Gort Hyman para que se mantuviese alejado de problemas. Su diálogo final no dejaba dudas sobre cómo funcionaban las cosas en MC-1: “
Que esto sea una lección para ti, ciudadano. La democracia no es para el pueblo”. Semejante final, con todos los miembros de la familia Hyman a continuación, vistos en planos diferentes, resultaba demoledor.
Argumentalmente, aquellas siete páginas suponían además un fuerte contraste con todas las historias que se habían contado hasta entonces. Y es que si el universo de los Jueces funcionaba a ojos de los lectores, era porque estaba contado desde la perspectiva de los Jueces, describiéndote una sociedad en la que todo se había ido a la mierda y había terminado fuera de control. Y sin embargo, en esta ocasión lo que acababan de mostrar Wagner y Grant era la otra cara de la moneda, una cara cruda y poco agradable.
Como podéis suponer, aunque sus consecuencias no fueran inmediatas,
Carta de un Demócrata iba a ser el principio de muchos acontecimientos para Dredd y para la serie. Bajo el gobierno del nuevo Juez Supremo Thomas Silver, la primera de esas consecuencias llegaría apenas un año más tarde en
Revolución (Progs. 533-535), otra saga corta, esta vez de tres episodios, que iba a resultar aún más polémica para los Jueces. A partir de ese momento, los acontecimientos se irían produciendo regularmente hasta afectar a Joe Dredd de un modo definitivo para su evolución como personaje.
Antes, claro está, sucederían otras cosas. Por ejemplo, siguiendo la idea de seguir dando forma al mundo en el que se desenvolvían los Jueces,
The Falucci Tape (Progs. 461 a 463), volvía a una cuestión que ya había aparecido años atrás en la serie (Prog. 137) y que incluso unos cuantos años más tarde, hacia mediados de los noventa, habría de ser el epicentro sobre el que girarían importantes tramas argumentales: los Jueces no podían mantener relaciones sentimentales, hallándose castigada la infracción de esta norma de manera expeditiva y radical con la expulsión del Departamento de Justicia.
Igualmente, la decisión editorial de que la Juez Anderson tuviese al menos una saga anual y la buena acogida que el emplazamiento veraniego de
Cuatro Jueces Oscuros había recibido el año anterior, fue el motivo de que la telépata de la Psi División volviese a recibir la saga veraniega de aquel año, algo que también volvería a repetirse al año siguiente. Dibujada en su totalidad por Brett Ewins,
El Poseído (Progs. 468-478) apareció a lo largo de once episodios que se publicaron durante los meses de Mayo a Julio de 1986, comprendiendo un total de 57 págs.
En cuanto a la historia, con una evidente influencia de género procedente de la famosa peli de William Friedkin,
el Poseído comenzaba con Anderson recogiendo un aviso para el Juez Walters sobre una posesión demoníaca que estaba teniendo lugar en el bloque Ed Poe. Anderson acudía en lugar de su compañero de la Psi Division y se encontraba con un fenómeno demoníaco en toda regla: un crío llamado Hammy Blish había sido poseído por una entidad infernal que provocaba toda clase de fenómenos poltergeist ante los ojos de sus aterrorizados padres. El registro de un apartamento vecino revelaba la implicación de una secta satánica cuyo propósito era traer a la Tierra a los seres infernales a los que rendían culto.
Tras alertar a la Psi Division de la gravedad del asunto, Anderson seguía al demonio hasta las ruinas de una antigua Iglesia en Sub-City, donde se encontraba con toda la orden satánica en pleno ritual abriendo un portal mágico hasta la dimensión infernal. Anderson no conseguía impedir que el demonio huyera con su presa hasta su dimensión, pero sí lograba cruzar el portal y seguirle a su mundo. Siguiendo el rastro de Anderson, el Juez Walters y un escuadrón de Jueces llegaban también hasta la abandonada iglesia de Sub-City, pero Anderson ya no estaba allí y el portal se había cerrado tras ella. Mientras Walters arrestaba a todos los miembros de la secta y procedía a interrogarles, la acción se trasladaba entonces a la dimensión infernal, donde Anderson perseguía sola y sin refuerzos al pequeño Blish y al demonio que lo había poseído. Sin embargo, los seres infernales conseguían retrasarla lo suficiente como para que el demonio entregase al pequeño a los encargados de realizar el sacrificio que abriría las puertas entre ambas dimensiones.
Anderson se veía obligada a matar al chaval para evitar que los demonios completasen el ritual, provocando que toda la horda infernal saliese en su persecución. La Juez Psíquica conseguía a duras penas regresar al portal interdimensional, haciéndolo justo en el momento en que Walters y los demás Jueces persuadían a los miembros de la secta para que lo volviesen a abrir, consiguiendo rescatar a Anderson en el último minuto y llevándosela con ellos de vuelta a MC-1. Al final de la historia, Anderson se culpaba de no haber podido salvar al chaval, mientras los cultistas eran trasladados a los cubos.
Coincidiendo con los episodios finales de la saga de Anderson apareció
The Art of Kenny Who? (Progs. 477 a 479), una parodia cargada de mala leche sobre el mundillo en el que se movían los dibujantes británicos de la época y en la que Cam Kennedy aportaba bastante más que sus dibujos a la historia. Su protagonista, Kenny Who? era un dibujante de cómics procedente de Cal-Hab (es decir, Escocia, lugar de nacimiento de Cam Kennedy, aunque con lo de “Kennedy” y “Kenny” tampoco me parece que hicieran falta muchas más aclaraciones) que al final resultaba arrestado por Dredd por atentar contra unos editores que programaban robots para que le imitasen, evitándose así pagarle por su trabajo. El sobrenombre del desafortunado y justamente vengativo artista, venía por aquello de que nadie se acordaba nunca de cómo se llamaba, y al referirse a él para cualquier tema siempre acababan preguntándose unos a otros lo de Kenny... Who?
Finalmente, marcada por un irónico sentido del humor que rozaba la genialidad, una de mis historias favoritas de esta época es
Tomb of the Judges (Progs. 496 a 498) un thriller en el que Dredd y Anderson volvían a compartir el protagonismo de la historia.
Con un Ian Gibson sembrado y de manera similar a
Carta de un Demócrata pero utilizando esta vez como hilo conductor el Diario del propio villano, las 21 págs. de
Tomb of the Judges contaban la historia de Theodore Wen, un anciano creyente en un dios insecto llamado José (aunque tampoco está muy seguro de que su nombre no sea Steve) que creó los mares, los cielos, las plantas, los animales y por último al hombre, al que no creo a su imagen y semejanza porque entonces tendríamos antenas y seis patas. Planeando reunirse con su hacedor, Wen se montaba en su casa una faraónica tumba para la que precisaba enterrarse con tres Jueces vivos como guardianes de su sueño eterno, así que decidía secuestrarlos utilizando sus robots. Dredd y Anderson coincidían en la investigación y llegaban hasta Wen. Lo dicho, una de mis historias favoritas.
Y con esto, creo que se podría dar por concluida esta tercera etapa que me ha dado por situar hasta aquí. Tenía dudas sobre si extenderla un año más o incluso llegar al final del dúo Wagner/Grant, pero me parece mejor cerrarla aquí porque fue a partir de 1987 cuando empezarían a producirse importantes cambios, empezando por el final de IPC Magazines y el comienzo de la andadura de Fleetway Editions, lo que conllevaría cambios en el formato de la revista, y sobre todo, la llegada del color a Judge Dredd. Además, aunque unos años después regresaría con el inicio del Megazine, Steve McManus dejaría también el 2000AD tras diez años como editor de la revista.
En el ámbito de las historias, el regreso de las grandes macrosagas estaba a la vuelta de la esquina. Igualmente, como ya he comentado antes, Wagner y Grant darían por terminada su andadura compartida tras siete años de trabajo en la serie, no sin antes traer de vuelta a Orlok el Asesino y a varios Jueces Soviets infiltrados como agentes durmientes en MC-1, desvelar el origen clónico de Joe Dredd y presentar a los Judda, el regreso de Chopper en el SuperSurf 10, o aumentar la tensión en las historias de la democracia mediante una serie de tramas cuyos afluentes convergerían, ya de la mano de John Wagner en solitario, en una saga que pondría a Dredd fuera del Departamento de Justicia y dejaría a la megaciudad a merced de unos espectros interdimensionales que regresaban para impartir su oscura justicia a todos los seres vivos que habitaban en ella.
Twenty Years, Creeps!