Yo es que siempre lo he tenido más por el Reed Richards amoral de los villanos, en lo que a su trabajo se refiere (no por supuesto a su personalidad), que con el sueño de reinar o de erigirse en líder de Magnus u otros. No va con él.
Por eso lo veo tan ocupado empujando la evolución, tan obsesionado con sus experimentos genéticos, que no le doy tiempo ni espacio para que se pare a pensar en otras cosas, dioses incluidos. Creo que es un aspecto que murió en el personaje, en aquellos tiempos en los que aún era medio humano. Y hay que reconocer que habla muchísimo de esta cuestión en esas 2 páginas.
No me cuadra, ni que él pueda considerarse una divinidad.
De hecho es una contradicción: nunca se ha mejorado a sí mismo como fin, sino como medio.
Siempre ha trasteado con sus genes para ganar tiempo y poder, pero para dedicarlo a seguir investigando. No es de los que busca aumentar su poder como objetivo.
Además no estoy de acuerdo en que sea un ególatra. No quiere gente que lo adore, no se ve a sí mismo en un trono -a diferencia de la visión de Kieron-. Nunca ha tenido ese tipo de ego. Si el de
"sé algo que tú no sabes" o
"soy el más listo o preparado para lo que se avecina".
Lo súbditos solo le entorpecerían. No quiere adoración, ni que lo encumbren. Solo quiere experimentar, dar a luz a una nueva raza cada vez más poderosa.
En ese sentido tampoco me gusta el de Kieron Guillen.
Es demasiado consciente de sí mismo fuera de su faceta científica. Siente y expresa demasiado. Le falta más solemnidad y menos palabrarería, y decir más con menos.