He leído
100% Marvel Daredevil: El Hombre sin Miedo Nº 7: Pecado Original.
Continúo con la denominada "segunda temporada" de Mark Waid al frente de la colección, la cual me sigue pareciendo bastante disfrutable. El tomo consta de dos partes bien diferenciadas. En la primera de ellas encontramos una historia narrada en dos números, que conecta con la saga Pecad Original. Quizá una de las principales características del contenido de este volumen es su sencillez a la hora de abordar las tramas. El guionista, acompañado del dibujante Javier Rodríguez, parte de los hechos ocurridos en la miniserie para revelarnos uno de los secretos mejor guardados del Universo Marvel durante los últimos treinta años: el origen de la monja Maggie, la cual presentó Miller durante su clásica etapa, desvelándose que se trataba de
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En un principio tengo que reconocer que la premisa me puso en guardia, a tenor de como se ha intentado zarandear de forma innecesaria los cimientos de este universo de ficción, con la que posiblemente sea uno de los peores eventos de los últimos años, junto a Miedo Encarnado. No obstante, Waid realiza un trabajo con mucho oficio y lo que en un principio parecía una revelación que nos haría ver con otros ojos a los progenitores de Matt, da un giro en la dirección contraria, sirviendo la historia más para mostrar un esperado reencuentro que otra cosa. Por no mencionar la conspiración que se saca de la manga, con un escenario tan peculiar como la nación africana Wakanda. No está mal, su corta duración también ayuda aunque algunos aspectos de la trama a mí me chirrían un poco, la verdad. El apartado gráfico no se resiente demasiado tampoco, por lo que podemos decir que el paréntesis obligado que sufre la cabecera no desentona demasiado con lo que hemos visto hasta el momento.
En la segunda parte tenemos el regreso de uno de los villanos clásicos de la colección: el Hombre Púrpura. Waid sorprende un poco con la idea de que
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De nuevo me viene a la mente una palabra que define muy bien las tramas de Waid: sencillez. Aunque no se puede negar que hay un importante trasfondo par a explorar algunos aspectos de ambos antagonistas como la falta de amor en uno o la posibilidad de como afecta a un Daredevil menos oscuro los ataques psíquicos de su viejo enemigo, mostrando cierta lucha entre la luz y la oscuridad, todo se muestra con cierta superficialidad. Es decir, Waid no ahonda demasiado en los concepto, ni tampoco parece ser esa su intención, ofreciendo una lectura amena, con enfoques interesantes y esa combinación ya tan habitual entre el cómic clásico y el tebeo moderno. La presencia de Chris Samnee aumento mucho el interés de la saga, gracias a sus aptitudes narrativas.
De manera simultánea, el equipo creativo traza un argumento que nos lleva ante la posibilidad de que Matt escriba una millonaria autobiografía, siguiendo los pasos de otros personajes Marvel que triunfaron en el mundo editorial. Además, tenemos un paso adelante en la relación con Kristen, que incluso le presenta a sus padres, lo cual nos hace ver en que dirección va la pareja, que cada vez parece más compenetrada. Para mí, uno de los grandes aciertos de esta etapa.
Mi sensación personal es que este tomo baja un punto la calidad que venía mostrando la colección. Sigue estando a buen nivel, eso sí, además de ver a un Mark Waid con oficio, bebiendo del pasado para construir en el presente, siendo muy respetuoso con la trayectoria del personaje. No obstante, se denota cierta simplicidad en los argumentos, al menos en algunos elementos en concreto, perdiendo la oportunidad de profundizar en ciertos conceptos. Esto no es malo per se, y tampoco quiere decir que las tramas no tengan cierta elaboración, pero es como si el autor hubiese marcado una línea de la que no se va desviar ni un milímetro, a pesar de que pueda parecer que es atrevido rescatando a ciertos personajes, no deja de ser un tebeo de superhéroes más; uno muy bien hecho y muy entretenido, incluso bien dibujado, pero llegados a cierto punto, el lector espera un poco más. Espero que la conclusión de la etapa esté a la altura, tengo fe en Waid, ojalá que no me defraude.