En su momento, el origen y espíritu de la ley fue proteger a las pequeñas librerías y editoriales en las campañas de libros de texto y a los compradores de abusos, porque la ley en teoría también fija el precio por arriba, para que no se vendieran los libros escolares de compra obligatoria a sobreprecio. Los centros comerciales utilizaban descuentos brutales en los libros del colegio, combinado con ofertas de material escolar, para atraer compradores. Las editoriales hacían regalos a colegios, consejos escolares y profesores para que prescribiesen los libros. Los gremios de libreros, algunas editoriales y finalmente los centros comerciales y grandes editoriales pactaron con el ministerio como sería la ley, para proteger sus respectivos intereses, pero limitando la posibilidad de oferta libre. Pero lo que está claro es que la ley no contaba con los gigantes de internet y la oferta internacional, está anticuada.