La mayoría de los críticos no tienen ni puta idea de cine: saber de historia del cine no es saber de cine. Yo no sé de cine, ciertamente. Pero, para empezar, esos críticos no serían capaces de hacer una película medianamente buena. Y además llenan sus críticas de opiniones totalmente subjetivas. Como mucho pueden hablar del ritmo de una película, algo que sí es medible aunque la sensación que provoca en el espectador es totalmente subjetiva, puesto que lo que a alguien le puede parecer lento a otro le puede parecer rápido; es más, a la misma persona el ritmo de una película le puede ser diferente en función del momento en que le pille verla. Pero pocas críticas de cine atienden a la fotografía, la luz, el movimiento de la cámara, cómo la película está construida (como en muchos casos ocurre en torno a la idea del viaje del héroe), etc. Sin ir más lejos, en blogdecine se hacen todo tipo de críticas y son todas totalmente subjetivas.
La mayoría de críticos no recibían suficiente atención de niños, por eso se dan esos aires de superioridad y usan palabras que tienen que buscar en el diccionario.
Estoy de acuerdo con, aproximadamente, un 20% de la crítica especializada, aún coincidiendo en la nota o si sí o si no, rara vez coincido en un analisis de estos "lumbreras".
Hay críticas que son para echarse a reir, o a llorar, depende de como te pille, y con 2 o 3 tópicos a lo "es un Allen menor" o "el maniqueismo del autor", ya puedes poner la mano y cobrar.
Carlos Boyero (por dar un ejemplo de alguno conocidillo) es un payaso pedante, que no es ya que sea más insoportable o menos, sino que creo que no ha dado una opinión objetiva en su vida. Y como él miles, que se preocupan más de buscar una frasecita ingeniosa o algún juego de palabras con la complejidad mental de un crío de 2 años, para que su crítica llame la atención, antes que construir una crítica argumentada y ecuanime.
No digo que no los haya también buenos, pero hay una morralla importante en este sector, asi que no los considero determinantes a la hora de evaluar nada, y como mucho, es un pequeño condicionante o indicador.