Desde luego, el cómic de la muerte de Gwen es grandioso. Fijaos en el debate forense que genera el simple deseo de identificar el motivo de la muerte. Pero es que no es sólo eso. Este cómic tiene de todo un poco (o de todo, mucho). Supone un punto y aparte en la historia del cómic: antes, podían ocurrir cosas malas en los cómics, pero ninguna con tal nivel de dramatismo. Nunca antes un personaje tan importante como la pareja del protagonista había muerto en los brazos de éste. En ese aspecto, Spiderman fue pionero. Y fue el primer paso hacia la consolidación de un Universo Marvel adulto y oscuro.
Otro aspecto lo encontramos en la extraordinaria capacidad para hilar tramas que empezaban a estar "cogidas por los pelos" de una forma magistral. Me explico: con la muerte de Gwen y del Duende Verde se mataban varios pájaros de un tiro: por un lado, Gwen llevaba varios años siendo la novia de Peter, y no podía seguir siempre así: llegaría un momento que algo había que hacer, y quizá era todavía demasiado pronto para que Peter pasara por el altar, eso hubiera supuesto un lastre para una serie todavía relativamente joven. Por otro lado, Norman Osborn perdía la memoria y la volvía a recuperar con demasiada frecuencia, lo que hacía perder verosimilitud a la historia (puede ocurrir alguna vez, pero si ocurre muchas veces llega un momento que huele, no es verosímil). Y por supuesto, con la muerte de un personaje tan importante se daba un golpe de efecto impresionante. Gerry Conway y John Romita (principales responsables de la historia, junto con Gil Kane) lo bordaron.
Por no hablar de la calidad gráfica de la historia. Lo he dicho en otras ocasiones y no me canso de repetirlo. Mira que he tenido el placer de leer a dibujantes de primerísimo nivel: John Romita, John Buscema, Ross Andru, Gil Kane, Neal Adams... Pero pienso que el tándem Gil Kane-John Romita es insuperable. Esa increible narrativa gráfica de Gil Kane, con esas perspectivas desde cualquier ángulo posible, consiguiendo un dibujo dinámico y espectacular a más no poder, con ese acabado preciosista del único e incomparable maestro de los maestros John Romita, consiguen los que en mi humilde opinión son los mejores dibujos que he visto en mi vida.